La estadounidense Michelle Akers (der.) disputa un balón con la china Liu Ying en la final del Mundial Femenino 1999.
Foto: FIFA
A la final del Mundial de 1999 llegaron dos países con intenciones de dominar el fútbol femenino: China y Estados Unidos. Eran dos proyectos opuestos, con una rivalidad que nació en el 95. Un duelo que excedía los límites de la cancha, pues se trataba de dos miradas del mundo en la antesala de una tensión entre las dos grandes potencias de nuestros tiempos.
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