Hitos de los mundiales femeninos: Estados Unidos y la era de Lloyd, Morgan y Rapinoe

Estados Unidos, con mucha diferencia, es la gran potencia del fútbol femenino. En Norteamérica, el “soccer” en las mujeres es todo un fenómeno social y cultural. En el mundo, según la FIFA, más del 50% de las futbolistas profesionales que hay en el mundo vienen de tierra estadounidense, donde hay más de 600 clubes, más de 300.000 jugadoras en bases inferiores y el 20% de las menores de edad que hacen deporte, en la escuela o la universidad, practican fútbol.

Estados Unidos, con mucha diferencia, es la gran potencia del fútbol femenino. En Norteamérica, el “soccer” en las mujeres es todo un fenómeno social y cultural. En el mundo, según la FIFA, más del 50% de las futbolistas profesionales que hay en el mundo vienen de tierra estadounidense, donde hay más de 600 clubes, más de 300.000 jugadoras en bases inferiores y el 20% de las menores de edad que hacen deporte, en la escuela o la universidad, practican fútbol.

Viendo la historia de los mundiales femeninos es fácil entender la influencia de las norteamericanas en esta rama, pues nunca se han perdido unas semifinales de la Copa del Mundo, han jugado cinco finales y han ganado cuatro títulos de ocho posibles. Solo la sorprendente selección de Japón, en Alemania 2011, las ha derrotado en un partido definitivo por el título.

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Y aunque el poderío estadounidense se entiende desde la ley Title IX, promulgada en 1972 y en la que se obligó a toda institución educativa a equiparar la inversión en formación deportiva entre hombres y mujeres, el gran fenómeno del fútbol femenino en el gigante de Norteamérica empezó en la última década, con el advenimiento de una generación revolucionaria.

Fue precisamente en Alemania 2011, tras el bicampeonato de las germanas en las dos copas del mundo anteriores, que Estados Unidos volvió al panorama liderado, más que nada, por una jugadora, Carli Lloyd, que, tal vez al nivel de Marta desde Brasil, se convirtió en un ícono global.

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Lloyd, que para muchos es considerada la mejor futbolista de la historia, creció viendo la figura de jugadoras como Michelle Akers como una inspiración para jugar al fútbol.

Muchos años después, como capitana de la selección estadounidense, Carli Lloyd fue fruto de la primera generación de futbolistas que, durante la década de los 90, conquistó el mundo.

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2015 y 2019: los títulos que iniciaron el fenómeno

Carli Lloyd estuvo en la dolorosa final que Estados Unidos perdió contra Japón en Alemania. La sorpresa de la caída, la debacle del primer título que se llevó otro equipo, no permitió ver el alcance de la generación que lideraba la mítica 10 norteamericana.

Detrás de ella, había varios nombres, pero principalmente dos: el de Megan Rapinoe y el de Alex Morgan. Dos jugadoras que acompañarían a Lloyd un mundial más tarde, en Canadá 2015, y que, sobre todo en Francia 2019, liderarían una gesta histórica.

En 2015, en pleno apogeo y el mejor momento de su carrera, Carli Lloyd dio una de las mayores exhibiciones que se hayan visto en una final de Copa del Mundo, anotando tres de los cinco goles con los que Estados Unidos cobró revancha a Japón de la derrota en Alemania.

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Carli Lloyd, Alex Morgan y Megan Rapinoe, un ataque letal que rememoraba la mítica ofensiva de la “espada de triple filo” que inspiró el primer título del mundo estadounidense, se reencontraron en 2019, en Francia, para un último baile.

En ese Mundial, una vez más, Estados Unidos demostró un poderío muy por encima del nivel de las demás selecciones y se llevó el título, el último que se ha disputado hasta ahora, venciendo en la final 2-0 a Países Bajos.

Sin embargo, lo más importante de ese equipo, la última reunión de las tres mágicas, fue la brutal aparición de Rapinoe en el panorama. Si bien Lloyd, la capitana, era la jugadora extraordinaria del equipo, la 15, bestial por la banda derecha y, a la par, gran goleadora, futbolista inteligente y líder, se volvió el ícono estadounidense del fútbol femenino.

Tras ese Mundial, Estados Unidos abrió el debate sobre la irrupción definitiva del balompié jugado por mujeres y Rapinoe fue el principal estandarte de esa revolución.

La lucha por el fútbol femenino

La brecha de género, la desigualdad de oportunidades, el pago dispar entre hombres y mujeres, pero, sobre todo, el escaso reconocimiento profesional al deporte, son algunos de los retos a los que se enfrenta, no solo el futbol femenino, sino el deporte femenino en el mundo.

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El debate ha empezado a darse con fuerza en los últimos años y la selección femenina de fútbol de los Estados Unidos ha tenido mucho que ver en esa pelea.

Sobre todo Megan Rapinoe, activamente política, una figura pública con una voz de peso, que no ha temido a plantarse en las esferas más altas de poder para exigir por los derechos de las mujeres.

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En 2022, tras años de lucha, lideradas por Rapinoe, las jugadoras de la selección estadounidense lograron una victoria sin precedentes, al conseguir un acuerdo con la Federación de fútbol de su país el pago igualitario tanto a la selección masculina como a la femenina.

Un paso histórico que fue la gran antesala al Mundial de 2023, de Australia y Nueva Zelanda. La gran cita del fútbol femenino, la última salida de la camada estadounidense que revolucionó el balompié de mujeres y que, nuevamente, es la gran candidata a llevarse el título.

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