James Rodríguez marcó, pero Everton empató con Leicester
El volante colombiano anotó el tanto para el 1-1 final en Goodison Park.
La naturaleza del fútbol suele ser la misma, o en ocasiones sigue los mismos patrones de desarrollo. El que mucho ataca, encuentra el camino. Y el que tanto se defiende puede terminar fallando lo que tan férreamente propuso. Entonces uno mira el partido entre Everton y Leicester y cree, en principio, que el local -el club de Liverpool- es el de la obligación de tener la pelota. Pero no es así, el visitante arma un monopolio y se la quita.
Y Everton, con James Rodríguez en cancha, no sabe aprovechar a un jugador que hacer daño, sí, pero con el balón en los pies. Y que sin este, es un hombre más que corre lentamente, que presiona hasta donde puede y que con una sombra procura estorbar al rival.
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Aún así, en un encuentro tan adverso para los dirigidos por Carlo Ancelotti (en términos de posesión), James Rodríguez se encuentra con la pelota, intenta unos de sus pases filtrados, de esos que rompen líneas, y para su fortuna el rebote de un rival hace que quede con el control del balón. No teniendo espacio para rematar con la izquierda, se perfila y lo hace con la derecha.
El disparo va al palo izquierdo de Kasper Schmeichel, el arquero danés que tiene uno de los porcentajes más altos de atajadas en la liga inglesa. Él, hijo del legendario Peter Schmeichel, ni siquiera se lanza, solo sigue todo con la mirada. Pocas veces hace esto, pero en esta ocasión el remate fue tan bien direccionado que se hizo innecesario arrojarse.
Cuarto gol del colombiano en esta temporada, premio para su talento, no para el trabajo de un equipo encerrado gran parte del tiempo.
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Ya en el segundo tiempo nada cambió. Leicester siguió con el dominio del juego y Everton, con James Rodríguez sacrificado por el planteamiento, le apostó al contragolpe y a que sucediera lo que pasó en el minuto 30′, a que un golpe de suerte de Dominic Calvert-Lewin aumentara la cuenta o de cualquier otro.
Pero eso no sucedió y Leicester, de tanto ir, de tanto intentar, igualó las acciones gracias a Youri Tielemans (67′). Inclusive tuvo un par de ocasiones para quedarse con los tres puntos en Goodison Park, pero tampoco contó con la buena definición de sus delanteros (le hizo falta Jamie Vardy).
Al final, Everton se resguardó más y se conformó con el empate tras una buena labor de su zaga, entre ellos Yerry Mina. James Rodríguez volvió al gol (no marcaba por Premier desde el 10 de octubre del año pasado) así tenga que sufrir en la cancha al no tener con quién asociarse.
La naturaleza del fútbol suele ser la misma, o en ocasiones sigue los mismos patrones de desarrollo. El que mucho ataca, encuentra el camino. Y el que tanto se defiende puede terminar fallando lo que tan férreamente propuso. Entonces uno mira el partido entre Everton y Leicester y cree, en principio, que el local -el club de Liverpool- es el de la obligación de tener la pelota. Pero no es así, el visitante arma un monopolio y se la quita.
Y Everton, con James Rodríguez en cancha, no sabe aprovechar a un jugador que hacer daño, sí, pero con el balón en los pies. Y que sin este, es un hombre más que corre lentamente, que presiona hasta donde puede y que con una sombra procura estorbar al rival.
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El disparo va al palo izquierdo de Kasper Schmeichel, el arquero danés que tiene uno de los porcentajes más altos de atajadas en la liga inglesa. Él, hijo del legendario Peter Schmeichel, ni siquiera se lanza, solo sigue todo con la mirada. Pocas veces hace esto, pero en esta ocasión el remate fue tan bien direccionado que se hizo innecesario arrojarse.
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Pero eso no sucedió y Leicester, de tanto ir, de tanto intentar, igualó las acciones gracias a Youri Tielemans (67′). Inclusive tuvo un par de ocasiones para quedarse con los tres puntos en Goodison Park, pero tampoco contó con la buena definición de sus delanteros (le hizo falta Jamie Vardy).
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