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En América Latina, el fútbol es mucho más que un deporte; es un fenómeno social y cultural que cada semana reúne a miles de personas frente a estadios y pantallas. Las camisetas, banderas y la ilusión se mezclan en una devoción casi religiosa.
Las calles se tiñen de colores, los estadios vibran y los gritos de gol resuenan en cada rincón de las ciudades. Es un lenguaje universal que conecta corazones, pero también es un ecosistema vulnerable que está siendo amenazado por un enemigo invisible: la piratería audiovisual.
Lejos del terreno de juego, se da una batalla menos visible pero igual de crucial. Este fenómeno, que crece a pasos agigantados, pone en jaque no solo al fútbol, sino a la estabilidad de todo el deporte profesional.
Según LALIGA, la piratería audiovisual genera pérdidas de entre 600 y 700 millones de euros anuales solo en España, afectando a una industria que emplea a más de 190.000 personas y aporta 8.400 millones de euros al Producto Interno Bruto (PIB) del país, el 1,44 % del total nacional.
América Latina, uno de los epicentros del problema
En países como México, Colombia o Argentina, la piratería audiovisual es aún más grave. Por ello, LALIGA organizó esta semana las Jornadas contra el Fraude Audiovisual en Latinoamérica en Buenos Aires, para abordar un problema que afecta especialmente a la región.
“Latinoamérica es uno de los lugares del mundo con más casos de fraude audiovisual. Actores como Google, Cloudflare o X son colaboradores en estas infracciones de propiedad intelectual y blanqueo de capital. Obtienen dinero ilícito mediante publicidad, suscripciones o servicios de anonimización de IP”, aseguró Javier Tebas, presidente de LALIGA, en declaraciones recogidas por medios de Iberoamérica como El Espectador.
Desde 2013, LALIGA ha liderado esta batalla, logrando avances significativos. El 16 de noviembre de 2024, en colaboración con la Guardia Civil española, desmantelaron Cristal Azul, el mayor canal pirata de streaming en España, que tenía 78.000 usuarios y había defraudado más de 42 millones de euros. LALIGA, además, ha impuesto multas económicas a usuarios en España que acceden a contenido pirata, como medida para desalentar esta práctica ilícita.
En Ecuador, la Policía desarticuló una red que operaba ilegalmente en la provincia de Guayas. Sin embargo, plataformas como MagisTV, con 55 millones de visitas en los últimos seis meses en América Latina, siguen siendo grandes retos por su capacidad para retransmitir contenidos robados a nivel continental. Según Tebas, esta problemática también se está trabajando en Colombia con Fiscalía, políticos y algunos operadores de internet.
Además de las pérdidas económicas, estas plataformas comprometen la seguridad digital de los usuarios, exponiéndolos a malware, virus y robos de información personal.
Las grandes plataformas, en el ojo del huracán
“La piratería es una lacra contra la que no se están tomando las medidas pertinentes. Pese al trabajo que realizamos desde ligas y broadcasters, grandes empresas como Google, X o Cloudflare siguen lucrándose de ella. No podemos maquillar esta realidad: nos afecta y perjudica a cientos de miles de personas”, afirmó Tebas.
El presidente de LALIGA destacó que estas empresas tienen herramientas para actuar, pero no lo hacen. Puso como ejemplo el caso de los países árabes, donde Google bloquea automáticamente el acceso a ciertos contenidos ilegales, y señaló que debería aplicarse un enfoque similar para combatir la piratería. “Si algún alto directivo de Google tiene que ser detenido, pues que sea detenido”, agregó.
El fraude audiovisual es una de las actividades ilegales más lucrativas del mundo. Según estimaciones de LALIGA, para 2025 el costo global de este delito alcanzará los 10,5 mil millones de euros, superando incluso el tráfico de drogas en algunas regiones. Para frenar esta actividad, Tebas mencionó la necesidad de legislaciones más estrictas, como en Italia, donde desde julio de 2023 se prohíbe legalmente la transmisión de contenido pirata.
La piratería no es solo un delito económico, sino un ataque directo al ecosistema del fútbol. Los clubes, jugadores, entrenadores y federaciones dependen en gran medida de los derechos televisivos para su sostenibilidad. “Si el mayor competidor es un pirata, nuestros derechos se ven afectados. En diez años hemos avanzado, pero todavía queda mucho por hacer”, reconoció Tebas.
Un llamado a la acción colectiva
Desde México hasta Argentina, LALIGA trabaja con autoridades, fiscales y compañías de telecomunicaciones para combatir esta problemática. Pero más allá de los avances legales y tecnológicos, el mayor reto sigue siendo cultural: cambiar la mentalidad de los consumidores.
“La gente piensa que al consumir contenido pirata se está aprovechando del sistema, pero en realidad está destruyendo la industria”, enfatizó Tebas. Las pérdidas económicas no solo afectan a los grandes clubes, sino también a las divisiones menores, a la mejora de los estadios y a los talentos jóvenes que ven limitadas sus oportunidades.
En las Jornadas contra el Fraude Audiovisual de Buenos Aires, se reflexionó sobre el papel de las grandes plataformas tecnológicas, los marcos legales para órdenes de bloqueo, y las redes sociales como motores de búsqueda de contenidos ilegales. Personalidades como Mariano Cúneo, ministro de Justicia de Argentina, también participaron en las discusiones, subrayando la importancia de una acción conjunta.
La lucha contra el fraude audiovisual no es solo legal o económica, sino un desafío cultural que exige compromiso colectivo. Por lo tanto, si la industria, los gobiernos y los consumidores no toman medidas ahora, el futuro del deporte, especialmente en regiones como América Latina, podría enfrentar un declive irreversible.
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