Juanfer Quintero, de hijo de la guerra a héroe de la final del siglo
El reguetón lo sedujo, lo invitó a mandar todo a la borda. Se esfumó tres años del fútbol, pero el talento haló más fuerte. Lo llevó a ser la figura del título de Copa Libertadores de River Plate ante Boca Juniors.
Thomas Blanco Lineros- @thomblalin
La vida, con sus vaivenes, tiene preguntas que nunca van a responderse. No sabe qué carajos pasó con su papá, solo sabe que ya no está, que se fue al otro lado. Pero que lo vio, que hoy lo miró desde arriba y celebró con locura el gol más destacado de su carrera, también el más importante en la historia de la banda cruzada. Juan Fernando Quintero fue la figura del triunfo 3-1 de River Plate sobre Boca Juniors, su rival histórico, en la final de la Copa Libertadores.
Jaime Enrique Quintero, su padre, desapareció el el 1 de marzo de 1993. Uno de esos días, vestido con su sudadera gris y tenis blancos, en los que estaba buscando trabajo para sacar a su familia adelante. No tenía libreta militar, la razón por la que fue reclutado por el Ejército para prestar servicio militar con la Brigada XVII en el batallón Voltigueros en Carepa, en Urabá. Nunca más se volvió a saber de él. En tiempos en los que la violencia y el narcotráfico eran el cáncer de Medellín.
Lea: Norman Capuozzo, el hombre detrás del resurgir de Quintero
En su casa en el barrio El Socorro de la Comuna 13, murió la figura paterna, pero nació una motivación para salir adelante. En un deporte en el que la mayoría son superatletas y muy, muy pocos, dotados. Juanfer es uno de ellos.
Más pequeño que el resto, pero siempre fiel a su estilo, poniendo a jugar a sus compañeros. Conoció a los 9 años a James Rodríguez, su parcero desde niños. Aún recuerdan esas tardes jugando Winning Eleven (fútbol) en el Playstation 1 del astro del Bayern Múnich imaginando gestas que hoy se han traducido en realidad.
Lea: James, Quinterito y Matheus: El sueño de los parceros se hizo realidad en Rusia
Comparados toda la vida, jugaron en la Pony Fútbol y luego en las divisiones menores del Envigado. Hoy lo hacen en la selección colombiana y son los jugadores diferentes del equipo: los que abren el juego, los que cogen los caminos menos transitados, los que tienen una zurda prodigiosa, en resumen, los que marcan la diferencia en un fútbol en el que la posición de '10' está en vía de extinción.
Sin embargo, todo ese talento de Quintero pareció irse a la borda luego de su buena presentación en el Mundial de Brasil 2014, certamen en el que con 21 años le anotó un gol a Costa de Marfíl. El reguetón lo sedujo, lo invitó a ser la piedra angular de su vida, a dejar el fútbol a un segundo plano y seguir los pasos de Maluma, otro de sus grandes amigos.
Dejó de ser tenido en cuenta por el técnico Julen Lopetegui en el FC Porto, fracasó en el Rennes de Francia y se quedó sin equipo. Estuvo seis meses sin jugar, volvió al Independiente Medellín a empezar de cero. Recuperó la confianza y tras tres años sumergido en el anonimato, volvió a ser portada de los diarios del lunes. "¿Correr? Eso lo hace cualquiera", dijo alguna vez Juan Román Riquelme. Pensar más rápido que el resto, muy pocos.
Llegó la llamada de Rodolfo D'Onofrio y fichó con River Plate a seis meses del Mundial de Rusia. Con ese timing preciso, fue el jugador más destacado de Colombia en la cita orbital y se consolidó como uno de los futbolistas más importantes del país.
Algo que ratificó este 9 de diciembre en la noche más especial de su carrera consagrándose campeón de la Copa Libertadores ante Boca Juniors siendo la figura del partido y anotando un golazo de media distancia en el Santiago Bernabéu, el estadio donde brilló su parcero con el Real Madrid.
"Quiero mandarle un saludo a Colombia y a mi Comuna 13, estamos haciendo historia", dijo el '10' con la bandera de Colombia colgada en sus hombros.
Cerca de cumplir 26 años y con muchas horas de vuelo vividas, queda por ver la mejor versión de Juan Fernando Quintero. "El fútbol me ha dado una segunda oportunidad", le apuntó Juanfer a este diario antes de la Copa del Mundo. Y no la ha desaprovechado: está, con todos los recovecos de esta vida, de vuelta en la élite.
Thomas Blanco Lineros- @thomblalin
La vida, con sus vaivenes, tiene preguntas que nunca van a responderse. No sabe qué carajos pasó con su papá, solo sabe que ya no está, que se fue al otro lado. Pero que lo vio, que hoy lo miró desde arriba y celebró con locura el gol más destacado de su carrera, también el más importante en la historia de la banda cruzada. Juan Fernando Quintero fue la figura del triunfo 3-1 de River Plate sobre Boca Juniors, su rival histórico, en la final de la Copa Libertadores.
Jaime Enrique Quintero, su padre, desapareció el el 1 de marzo de 1993. Uno de esos días, vestido con su sudadera gris y tenis blancos, en los que estaba buscando trabajo para sacar a su familia adelante. No tenía libreta militar, la razón por la que fue reclutado por el Ejército para prestar servicio militar con la Brigada XVII en el batallón Voltigueros en Carepa, en Urabá. Nunca más se volvió a saber de él. En tiempos en los que la violencia y el narcotráfico eran el cáncer de Medellín.
Lea: Norman Capuozzo, el hombre detrás del resurgir de Quintero
En su casa en el barrio El Socorro de la Comuna 13, murió la figura paterna, pero nació una motivación para salir adelante. En un deporte en el que la mayoría son superatletas y muy, muy pocos, dotados. Juanfer es uno de ellos.
Más pequeño que el resto, pero siempre fiel a su estilo, poniendo a jugar a sus compañeros. Conoció a los 9 años a James Rodríguez, su parcero desde niños. Aún recuerdan esas tardes jugando Winning Eleven (fútbol) en el Playstation 1 del astro del Bayern Múnich imaginando gestas que hoy se han traducido en realidad.
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Comparados toda la vida, jugaron en la Pony Fútbol y luego en las divisiones menores del Envigado. Hoy lo hacen en la selección colombiana y son los jugadores diferentes del equipo: los que abren el juego, los que cogen los caminos menos transitados, los que tienen una zurda prodigiosa, en resumen, los que marcan la diferencia en un fútbol en el que la posición de '10' está en vía de extinción.
Sin embargo, todo ese talento de Quintero pareció irse a la borda luego de su buena presentación en el Mundial de Brasil 2014, certamen en el que con 21 años le anotó un gol a Costa de Marfíl. El reguetón lo sedujo, lo invitó a ser la piedra angular de su vida, a dejar el fútbol a un segundo plano y seguir los pasos de Maluma, otro de sus grandes amigos.
Dejó de ser tenido en cuenta por el técnico Julen Lopetegui en el FC Porto, fracasó en el Rennes de Francia y se quedó sin equipo. Estuvo seis meses sin jugar, volvió al Independiente Medellín a empezar de cero. Recuperó la confianza y tras tres años sumergido en el anonimato, volvió a ser portada de los diarios del lunes. "¿Correr? Eso lo hace cualquiera", dijo alguna vez Juan Román Riquelme. Pensar más rápido que el resto, muy pocos.
Llegó la llamada de Rodolfo D'Onofrio y fichó con River Plate a seis meses del Mundial de Rusia. Con ese timing preciso, fue el jugador más destacado de Colombia en la cita orbital y se consolidó como uno de los futbolistas más importantes del país.
Algo que ratificó este 9 de diciembre en la noche más especial de su carrera consagrándose campeón de la Copa Libertadores ante Boca Juniors siendo la figura del partido y anotando un golazo de media distancia en el Santiago Bernabéu, el estadio donde brilló su parcero con el Real Madrid.
"Quiero mandarle un saludo a Colombia y a mi Comuna 13, estamos haciendo historia", dijo el '10' con la bandera de Colombia colgada en sus hombros.
Cerca de cumplir 26 años y con muchas horas de vuelo vividas, queda por ver la mejor versión de Juan Fernando Quintero. "El fútbol me ha dado una segunda oportunidad", le apuntó Juanfer a este diario antes de la Copa del Mundo. Y no la ha desaprovechado: está, con todos los recovecos de esta vida, de vuelta en la élite.
Thomas Blanco Lineros- @thomblalin