La caída de la Champions League
Una de las tantas conclusiones que pudo dejar la polémica de la Superliga europea es el descontento de algunos clubes con la Champions. ¿Por qué?
Andrés Osorio Guillott
Al ser la afición al fútbol una pasión casi que desenfrenada, nosotros los hinchas tendemos a romantizar el deporte y por momentos olvidamos que la desafortunada realidad -que nos negamos a creer-, es que los equipos, los torneos y todo lo que significa esta competencia no nos pertenece. La semana pasada, con toda la polémica desatada por la creación de la Superliga europea, se reafirmó que lo último que importa para los dirigentes es el respaldo de los hinchas y la sana competitividad.
Gánale la carrera a la desinformación NO TE QUEDES CON LAS GANAS DE LEER ESTE ARTÍCULO
¿Ya tienes una cuenta? Inicia sesión para continuar
Al ser la afición al fútbol una pasión casi que desenfrenada, nosotros los hinchas tendemos a romantizar el deporte y por momentos olvidamos que la desafortunada realidad -que nos negamos a creer-, es que los equipos, los torneos y todo lo que significa esta competencia no nos pertenece. La semana pasada, con toda la polémica desatada por la creación de la Superliga europea, se reafirmó que lo último que importa para los dirigentes es el respaldo de los hinchas y la sana competitividad.
El fútbol es de los hinchas no es más que una utopía. Utopía que habría que defender, pues la esperanza es lo último que perdemos y lo que más nos mantiene en pie. Pero tristemente es una utopía porque son pocos los clubes a nivel mundial que siguen tomando decisiones con base en las posturas de sus aficionados asociados.
Puede leer: “Hacemos la Superliga para superar las pérdidas de la pandemia”: Florentino Pérez
“El fútbol en este momento ha bajado su atractivo entre los jóvenes y queremos elaborar una competición que puedan ver. La Liga de Campeones es atractiva a partir de cuartos. Jugamos con equipos modestos que no tiene atractivo y si ahora lo hacemos entre los grandes toda la temporada es imbatible. Una vez que tenemos el dinero lo repartimos porque el fútbol funciona con solidaridad”, dijo Florentino Pérez, presidente del Real Madrid -que juega hoy la semifinal de ida contra Chelsea por Champions-, quien también se proclamó como líder de la Superliga.
Bastante contradictoria eso sí la frase de que el fútbol funciona con solidaridad y que la propuesta de la Superliga se pensó para salvar a este deporte. Quizá Florentino se refería a salvar a los 12 equipos que, en principio, participarían del campeonato. Pues al jugar ese torneo, la Champions perdería su encanto al no contar con los grandes clubes de Europa.
Se supone que la Champions actualmente recoge una cifra cercana a los 2.000 millones de euros, que el campeón recibe 120 millones. La Superliga ofrecería 400 millones al ganador y recogería un acumulado de casi 5.000 millones de euros. Sí, son número tentadores, que servirían para los equipos participantes. ¿Pero y los equipos pequeños que también hacen parte de la crisis económica? ¿Y el aliciente de competir para ganarle a los grandes y hacer historia?
Más allá de todas las preguntas que se anteponen a la economía y a la avaricia de los dirigentes del fútbol, la cuestión es que la Champions como formato parece no convencer a muchos, y pareciera que aunque es un modelo perfecto de la economía en el deporte, pues quienes triunfan en ella son quienes mayor capacidad financiera tienen, para la UEFA también parece insuficiente, pues para los próximos años se piensa aumentar el número de participantes a 36, es decir, cuatro equipos más.
Le puede interesar: Así como pasó en Europa, las “Superligas” tampoco prosperaron en Suramérica
Y resulta paradójico, pues el crecimiento económico de la Champions en los últimos 20 años es del 4.611%, según un estudio del portal Sports value. En 1993, según el análisis realizado, el torneo de clubes más importante de Europa recogía 45 millones de euros, en el 2000 pasó a recoger 518 millones, y en 2017 logró una cifra de 2,1 billones, resultado que salía de los 1,7 que se recogían por derechos de televisión y el restante por Sponsors.
Y el impacto económico va más allá del fútbol. Según el mismo estudio, la Champions genera 237 millones de euros en turismo, la ciudad que recibe la final percibe una cifra cercana a los 50 millones. Sumando otros factores económicos en los que influye la Champions, Sports Value afirma que para 2017 el torneo superaba un impacto de 3,6 billones. Un negocio redondo que atrae a las grandes marcas y que sigue alimentando la avaricia de los dirigentes, quienes al ver cifras tan rimbombantes se olvidan del fútbol y se centran en aumentar sus arcas.
Parece que los ceros al infinito se quedan cortos para la codicia de algunos dirigentes del fútbol europeo, por no decir que es un mal a nivel mundial. La economía como principio reinante trae varios problemas, pero el sistema nos ha hecho creer que pensar lo contrario es estar equivocados y atrasados en el tiempo y sus dinámicas. Las preguntas seguirán, pero lo cierto es que resulta abrumador que tantos miles de millones de euros se vean obsoletos y la Champions, pese a toda su maquinaria, se quede rezagada por el ritmo frenético de las finanzas.