La legendaria Marta irá con Brasil a sus últimos Juegos Olímpicos
La seis veces ganadora del Balón de Oro competirá en las justas de París 2024. Será su sexta participación en unas Olimpiadas.
Juan Diego Forero Vélez
El récord está muy lejos. Sería gratificante pero imposible que Marta se mantuviera activa por ocho años más. Sé que parece que jamás va a cansarse de los goles ni a jactarse de la pelota, pero todos, hasta los artistas más comprometidos, tienen un límite.
El día se acerca. El marchista español Jesús Ángel García es el deportista que más Juegos Olímpicos ha disputado en la historia, ocho; y aunque es increíble que Marta, con 38 años, haya sido de nuevo llamada para defender a Brasil en los Juegos Olímpicos, por sexta vez en su vida; al lado del español, su insistencia parece una reincidencia infantil.
Claro que Marta no va a París para arrebatarle el récord a Jesús Ángel, no quiere ni se cree capaz de competir con aquella marca inverosímil; lo que busca ella es redención y venganza, algo un poco menos arrogante, ya que ella, a diferencia del español, sí logró ganar medallas olímpicas, aunque no de la densidad ni del color soñado.
La primera vez que Marta Vieira da Silva fue a unos Juegos Olímpicos tenía 18 años. Atenas fue la primera ciudad que la recibió en su camino olímpico. En aquel momento todo parecía ser un sueño, pero el camino se fue congelando gradualmente.
Estados Unidos destruyó el sueño de Brasil desde la fase de grupos, siendo siempre una piedra en el zapato para el equipo carioca; un mal augurio. La que puede ser considerada la mejor camada femenina de Brasil no pudo ganarle a Estados Unidos en la final gracias al poder defensivo y a la obstinada paciencia del equipo de América del Norte.
Los goles no le bastaron a Brasil, y aunque lo intentaron de nuevo en 2008, en Pekín, tampoco pudieron doblegar a las estadounidenses, que se interpusieron de nuevo en su camino, obligando a Marta y a su equipo a salir con la cabeza en alto y el espíritu lacerado.
Quisiera decir que la tercera fue la vencida, pero luego de esas dos medallas de plata, Marta, junto a la selección de Brasil, no consiguieron entrar en el podio de nuevo. El sueño permaneció dormido y se fue desvaneciendo con los años, hasta ahora, donde cada pesadilla y cada logro parecen revivir en un nuevo comienzo; en un último intento.
“Ella aporta demasiado al equipo, es la atleta más grande de todos los tiempos”, dijo Arthur Elias, entrenador de Brasil, con convencimiento ciego. “Está jugando bien, merece estar en la lista”, finalizó con mirada cetrina, recordando, tal vez, las tristes y poderosas palabras que Marta lanzó unos meses atrás sobre su futuro con la canarinha.
“No habrá más Marta en el equipo nacional en 2025 como atleta (...) Si voy a los Olímpicos, disfrutaré cada momento, porque, así no vaya, este será mi último año con Brasil”, dijo en una entrevista para CNN en abril.
La reina Marta vestirá por última vez la camiseta de Brasil en unos Juegos Olímpicos en París. Su debut será contra Nigeria en Bordeaux, el 25 de julio. Será su partido número 25 en la competencia; será el pitido inicial de un final doloroso. La máxima goleadora de Brasil, con 116 goles, se retira tratando, una última vez, de alzar la presea dorada; único reconocimiento, junto a la Copa del Mundo, que no ha ganado la selección femenina de Brasil en su bien nutrido palmarés.
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El récord está muy lejos. Sería gratificante pero imposible que Marta se mantuviera activa por ocho años más. Sé que parece que jamás va a cansarse de los goles ni a jactarse de la pelota, pero todos, hasta los artistas más comprometidos, tienen un límite.
El día se acerca. El marchista español Jesús Ángel García es el deportista que más Juegos Olímpicos ha disputado en la historia, ocho; y aunque es increíble que Marta, con 38 años, haya sido de nuevo llamada para defender a Brasil en los Juegos Olímpicos, por sexta vez en su vida; al lado del español, su insistencia parece una reincidencia infantil.
Claro que Marta no va a París para arrebatarle el récord a Jesús Ángel, no quiere ni se cree capaz de competir con aquella marca inverosímil; lo que busca ella es redención y venganza, algo un poco menos arrogante, ya que ella, a diferencia del español, sí logró ganar medallas olímpicas, aunque no de la densidad ni del color soñado.
La primera vez que Marta Vieira da Silva fue a unos Juegos Olímpicos tenía 18 años. Atenas fue la primera ciudad que la recibió en su camino olímpico. En aquel momento todo parecía ser un sueño, pero el camino se fue congelando gradualmente.
Estados Unidos destruyó el sueño de Brasil desde la fase de grupos, siendo siempre una piedra en el zapato para el equipo carioca; un mal augurio. La que puede ser considerada la mejor camada femenina de Brasil no pudo ganarle a Estados Unidos en la final gracias al poder defensivo y a la obstinada paciencia del equipo de América del Norte.
Los goles no le bastaron a Brasil, y aunque lo intentaron de nuevo en 2008, en Pekín, tampoco pudieron doblegar a las estadounidenses, que se interpusieron de nuevo en su camino, obligando a Marta y a su equipo a salir con la cabeza en alto y el espíritu lacerado.
Quisiera decir que la tercera fue la vencida, pero luego de esas dos medallas de plata, Marta, junto a la selección de Brasil, no consiguieron entrar en el podio de nuevo. El sueño permaneció dormido y se fue desvaneciendo con los años, hasta ahora, donde cada pesadilla y cada logro parecen revivir en un nuevo comienzo; en un último intento.
“Ella aporta demasiado al equipo, es la atleta más grande de todos los tiempos”, dijo Arthur Elias, entrenador de Brasil, con convencimiento ciego. “Está jugando bien, merece estar en la lista”, finalizó con mirada cetrina, recordando, tal vez, las tristes y poderosas palabras que Marta lanzó unos meses atrás sobre su futuro con la canarinha.
“No habrá más Marta en el equipo nacional en 2025 como atleta (...) Si voy a los Olímpicos, disfrutaré cada momento, porque, así no vaya, este será mi último año con Brasil”, dijo en una entrevista para CNN en abril.
La reina Marta vestirá por última vez la camiseta de Brasil en unos Juegos Olímpicos en París. Su debut será contra Nigeria en Bordeaux, el 25 de julio. Será su partido número 25 en la competencia; será el pitido inicial de un final doloroso. La máxima goleadora de Brasil, con 116 goles, se retira tratando, una última vez, de alzar la presea dorada; único reconocimiento, junto a la Copa del Mundo, que no ha ganado la selección femenina de Brasil en su bien nutrido palmarés.
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