La magia del VAR
Que cortaba el flujo normal del juego, el lugar común de un gran sector del mundo del fútbol con respecto a la primera implementación del video arbitraje (VAR) en una Copa del Mundo. Y ha pasado todo lo contrario: no lo ha desnaturalizado, le ha traído más emoción.
Thomas Blanco Lineros - @thomblalin
Esos segundos en los que el árbitro dibuja con sus dedos una pantalla, tiempo en el que el nerviosismo y la justicia se agarran la mano, le han dado una nueva inyección de magia a este deporte. (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
Como todo en la vida, no será perfecto. Y los árbitros han utilizado la tecnología como un apoyo y no como un enemigo. Ha dejado retratado a los piscineros, como ese día en el que Neymar simuló una falta dentro del área ante Costa Rica. Ha evitado injusticias, penales inexistentes. Como aquel que pudo sufrir Colombia ante Senegal luego de una entrada limpia de Dávinson Sánchez. Sin ese apoyo, el destino pudo haber sido diferente. Nadie lo sabe.
El día en el que se utilizó por primera vez, en el duelo entre Francia y Australia, los galos vencieron 2-1, gracias a dos goles tecnológicos. El primero, un penalti de Griezmann, que el colegiado había pasado por alto; el segundo, un tanto de Pogba que sí había cruzado la línea de meta. Al final del día, la discusión fue si desnaturalizó o no el partido; no que los oceánicos habían ganado frente a uno de los máximos candidatos, en medio de un escándalo. Ante esa disyuntiva, lo más sano es quedarse con el primer camino. (Puede leer: Cinco razones, cinco ilusiones del logro de Colombia en Rusia 2018)
Como todo en la vida, no es perfecto. Es un recurso más para los árbitros y son ellos quienes deciden utilizarlo o no. Además, cuentan con la última palabra para determinar el destino de las acciones polémicas. Como las que sufrió Irán ante Portugal luego del penal inexistente que buscó Cristiano, quien minutos después le pegó un golpe en la cara a uno de sus rivales. El juez se apoyó en la tecnología y decretó la falta desde los 12 pasos y apenas decidió colocarle un cartón amarillo al astro del Real Madrid. El penalti a favor de los iraníes también dejó dudas. El VAR cumplió con lo suyo: darle luces al árbitro, que él no haya tomado la decisión correcta, es otro debate.
Tantas cosas que se pudieran haber evitado en la historia de los mundiales con la tecnología. Maradona no hubiera robado -como él mismo lo describió- a los ingleses en 1986 con la “Mano de Dios”; ¿Alemania habría sido campeón del mundo en 1990 con ese penal dudoso de los argentinos? Corea no habría estado en semifinales en 2002; Francia no habría clasificado a Sudáfrica 2010 con una mano descarada de Henry; Holanda no habría superado a México en 2014, gracias a un piscinazo de Robben. La transparencia ha llegado al fútbol. Con magia y todo. (Lea:Los momentos más determinantes del VAR en lo que va del Mundial Rusia 2018)
Esos segundos en los que el árbitro dibuja con sus dedos una pantalla, tiempo en el que el nerviosismo y la justicia se agarran la mano, le han dado una nueva inyección de magia a este deporte. (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
Como todo en la vida, no será perfecto. Y los árbitros han utilizado la tecnología como un apoyo y no como un enemigo. Ha dejado retratado a los piscineros, como ese día en el que Neymar simuló una falta dentro del área ante Costa Rica. Ha evitado injusticias, penales inexistentes. Como aquel que pudo sufrir Colombia ante Senegal luego de una entrada limpia de Dávinson Sánchez. Sin ese apoyo, el destino pudo haber sido diferente. Nadie lo sabe.
El día en el que se utilizó por primera vez, en el duelo entre Francia y Australia, los galos vencieron 2-1, gracias a dos goles tecnológicos. El primero, un penalti de Griezmann, que el colegiado había pasado por alto; el segundo, un tanto de Pogba que sí había cruzado la línea de meta. Al final del día, la discusión fue si desnaturalizó o no el partido; no que los oceánicos habían ganado frente a uno de los máximos candidatos, en medio de un escándalo. Ante esa disyuntiva, lo más sano es quedarse con el primer camino. (Puede leer: Cinco razones, cinco ilusiones del logro de Colombia en Rusia 2018)
Como todo en la vida, no es perfecto. Es un recurso más para los árbitros y son ellos quienes deciden utilizarlo o no. Además, cuentan con la última palabra para determinar el destino de las acciones polémicas. Como las que sufrió Irán ante Portugal luego del penal inexistente que buscó Cristiano, quien minutos después le pegó un golpe en la cara a uno de sus rivales. El juez se apoyó en la tecnología y decretó la falta desde los 12 pasos y apenas decidió colocarle un cartón amarillo al astro del Real Madrid. El penalti a favor de los iraníes también dejó dudas. El VAR cumplió con lo suyo: darle luces al árbitro, que él no haya tomado la decisión correcta, es otro debate.
Tantas cosas que se pudieran haber evitado en la historia de los mundiales con la tecnología. Maradona no hubiera robado -como él mismo lo describió- a los ingleses en 1986 con la “Mano de Dios”; ¿Alemania habría sido campeón del mundo en 1990 con ese penal dudoso de los argentinos? Corea no habría estado en semifinales en 2002; Francia no habría clasificado a Sudáfrica 2010 con una mano descarada de Henry; Holanda no habría superado a México en 2014, gracias a un piscinazo de Robben. La transparencia ha llegado al fútbol. Con magia y todo. (Lea:Los momentos más determinantes del VAR en lo que va del Mundial Rusia 2018)