La relación entre Menotti y Guardiola
La primera vez que se vieron fue en 1991, cuando el argentino era entrenador y el catalán era futbolista del Barcelona de Cruyff.
“¿Cómo quieres que salgamos campeones con el físico que tiene este?”, le dijo Johan Cruyff a César Luis Menotti en referencia a Josep Guardiola, en el vestuario del Barcelona en 1991, con la presencia del también legendario Rinus Michels. Así se conocieron los protagonistas de estas letras.
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“¿Cómo quieres que salgamos campeones con el físico que tiene este?”, le dijo Johan Cruyff a César Luis Menotti en referencia a Josep Guardiola, en el vestuario del Barcelona en 1991, con la presencia del también legendario Rinus Michels. Así se conocieron los protagonistas de estas letras.
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Menotti comenzó a seguir la carrera del entonces mediocampista que manejaba los hilos del llamado “dream team”, un catalán que decidió terminar su carrera de jugador profesional en Dorados de Sinaloa, porque en 2005 ahí dirigía su mentor, amigo y actual asistente en el Manchester City, el español Juan Manuel Lillo. Con él, Guardiola comentó la idea de tener una charla con Marcelo Bielsa y con el técnico que le dio a Argentina su primer campeonato mundial en 1978.
Así lo hizo. El 9 de octubre de 2006, se reunieron en un restaurante del barrio Belgrano, en Buenos Aires. “¿Así que usted quiere ser entrenador? No lo dude. Hágase entrenador. Al menos así los tiros estarán más repartidos. No me los darán solo a mí”, le dijo Menotti a Guardiola, quien le respondió: “Quiero entrenar y quiero empezar cuanto antes”.
Con David Trueba (escritor y amigo de Pep) como único testigo, la conversación duró hasta las cuatro de la mañana. Hablaron del 4-3-3, de lo vital que es tener extremos y formar triángulos en los distintos sectores del campo para que haya múltiples opciones de pase, de lo clave de las sociedades, del achique, de la posesión, del juego que a los dos los enamora: el de atacar siempre y brindar espectáculo.
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Con una relación establecida y la tecnología permitiéndolo, comenzaron a intercambiar mensajes de texto durante partidos que detenían al planeta fútbol. Menotti observa la mayoría de encuentros de los equipos de su amigo. Y, aunque la mayoría de las veces disfruta, se ha enojado. Así sucedió cuando Bayern Múnich enfrentó a Real Madrid en las semifinales de la Champions del 2014. Guardiola alineó al croata Mario Mandzukic como centro delantero y el argentino gritó: “¿Qué hace? Está loco. Va a jugar a tirarle centros al grandote”.
El Bayern fue goleado y eliminado por un Madrid que a la postre sería campeón. Cuando se reencontraron tras ese partido, ni se saludaron. Pep, de primera, le dijo a Menotti: “No me vayas a decir que he hecho la cagada más grande de mi vida. A tal punto que me senté con los dirigentes y les dije que, si yo fuera ellos y alguien arma un equipo como el que armé, le pido la renuncia en ese mismo momento”.
Y la amistad se fue fortaleciendo con pilares de admiración mutua. En 2018, durante una charla que daban Menotti y otro técnico que comparte su gusto futbolístico, Ángel Cappa, Guardiola apareció en una pantalla, de manera virtual y a distancia, y expresó: “Gracias por lo que han hecho por el fútbol. Los que somos un poco más jóvenes que vosotros hemos chupado el fútbol de vosotros. Pasad una buena noche, envidia de no estar ahí. Y os mando un abrazo así de grande. Hasta pronto. Los quiero mucho y viva Argentina”.
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Ese mismo año, se vieron en Nordelta, a las afueras de Buenos Aires, donde residía Joan Patsy, un español encargado de la marca del Manchester City en Argentina. Se dieron un fuerte abrazo y Pep le dijo que estaba preocupado porque le estaba costando implementar su juego en la Premier League. Menotti le contestó: “¿Sabés que vos sos uno de los pocos entrenadores del mundo que abre la puerta del vestuario, dice ‘buenas tardes’ y todos saben cómo tienen que jugar? ¿Te das cuenta de eso?”.
“Comimos unos langostinos buenísimos, empanados, y un pescado riquísimo, salmón supongo, con una salsa. No sé quién cocinó, pero estaba todo riquísimo. Y bebimos vino, un buen vino. Lo puso él. Nos juntamos para seguir investigando y aprendiendo juntos, y disfrutando de alguien que está tan comprometido con el buen juego. Me hace feliz. La pasamos bien y lo veo muy bien, con muchas ganas, siempre activo ante tantos desafíos que tiene ahora. Pep es un hombre que pertenece a la cultura también y pudimos charlar de Buenos Aires, además de fútbol, el de Inglaterra, pero también el de Argentina. Charlamos de todo un poco, una conversación cordial y afectiva”, contó Menotti en su columna en el diario Sport de Barcelona.
En esa conversación hablaron de la diferencia que marcaba Messi sobre los demás futbolistas del mundo, sobre el juego que no dejan de amar y Menotti también escribió: “Pep es el Che Guevara del fútbol. Siempre decía que el revolucionario gana o muere en la pelea y, como él, su idea es inquebrantable y no la va a modificar nunca: quiere jugar bien, quiere adueñarse del espacio y de la pelota. Y quiere manejar los tiempos del partido. Es un entrenador que tiene una representatibidad y ha sido revolucionario por el hecho de que ha invadido hasta en Italia. A partir del éxito en Barcelona, se acabó el líbero y el stopper y los tres volantes de contención (...) Cada vez que nos juntamos veo que es un apasionado. Los dos somos parecidos porque nos hacemos preguntas, pero a veces no encontramos respuesta. (...) Juntarnos a charlar con Pep es disfrutar siempre”.
César Luis Menotti y Josep Guardiola, dos amigos que han dejado un legado eterno en el más popular de los deportes con un fútbol que deleita la retina de quienes aman la pelota.