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En Inglaterra lo tildan de ser un tipo blando, permisivo con sus jugadores. Sin embargo, para el Mundial de Rusia no dudó a la hora de entregar la lista de 23 convocados, tampoco para decirle “no más” a Wayne Rooney, el máximo goleador en la historia de la selección, el que lucía como un infaltable, no por su momento, sí por su recorrido. “Necesitamos un recambio. Y el fútbol lo pide ahora”, dijo frente al cuestionamiento de la prensa por apostarle a un equipo joven, de talentosos, pero inexperimentados. Gareth Southgate es respetuoso y autocrítico luego de cada partido, también antes de un encuentro. Y eso lo blinda frente a los juicios desbordados, malintencionados en algunos casos. (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
“La gente todavía lo recuerda como el hombre que falló el penal en la semifinal de la Eurocopa contra Alemania en 1996, en Wembley. Cobro displicente de un futbolista muy normal que no supo manejar la presión”, dice John Fisher, periodista británico que responde mientras mira un video de los goles de Colombia contra Polonia en la zona de prensa del estadio Spartak. A Southgate no le perdonan ese episodio humillante para todos, sobre todo por el rival, un enemigo de siempre, no solo en la cancha. Esa fue la última vez que los ingleses llegaron a una ronda definitiva en un campeonato, la última vez que soñaron con un título, con una consagración.
“A pesar del mal recuerdo que carga hace 22 años, ha logrado unir al grupo, darle importancia a aspectos que ayudan a construir un equipo, como lo es la armonía en la concentración”, resalta Fisher. El afable entrenador de los campeones del mundo en 1966 entiende que el vínculo entre todos es el principio para sobrevivir en un deporte en el que la glorificación del resultado acaba con todo, hasta con proyectos que tienen futuro. Por eso no toma decisiones en solitario, siempre consulta a su cuerpo técnico y apela a liderar desde la persuasión, con base en la razón, claro está. (Lea: Dávinson Sánchez y sus días en Caloto)
“Hoy te puedo decir que le creo a esta selección, a su entrenador y a todos los que la componen”, concluye Fisher. Ética, ataque y belleza es lo que piden en Inglaterra, lo que busca Southgate en cada duelo, lo que intentará hacer este martes contra Colombia. Pero más allá de la concepción de lo armónico, en la isla europea quieren un triunfo que genere favoritismo. Con 47 años, Southgate (el cuarto entrenador más joven de este Mundial) tiene el camino ideal para llegar a una final, para recuperar lo que perdió un seleccionado que no se compara con su liga, una de las mejores del planeta (Premier League), para que todo vuelva a ser un partido, un equipo y una voz, tal cual como antes. (Puede leer: Hay mística: la historia entre Colombia e Inglaterra)