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La batalla campal del sábado en el estadio La Corregidora, donde aficionados del Querétaro persiguieron y atacaron a simpatizantes del Atlas, dejó el fútbol en un segundo plano y provocó la suspensión del resto de la jornada en México. Los organismos oficiales reportaron que no hubo muertos, pero sí más de 20 heridos, tres de ellos de gravedad y ningún detenido tras los desmanes.
La dirigencia del Atlas solicitó a la Liga MX y a la Federación Mexicana de Futbol (FMF) investigar a fondo el incidente y llegar hasta las últimas consecuencias. La FIFA y la Concacaf se sumaron al pedido de justicia. Por su parte, el Gobierno de México anunció que van a revisar los protocolos de seguridad en los estadios.
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Los sucesos del sábado empañaron la ya deteriorada imagen de México como una de las sedes del mundial del 2026. La prensa deportiva y los aficionados mexicanos criticaron la capacidad del país para organizar un evento de este tipo, en especial cuando han sido objeto de sanciones por parte de la FIFA en los últimos meses. El hashtag #MexicoSinMundial, promovido por figuras de la opinión pública del país, ha sido tendencia desde el sábado.
Sanciones ejemplares contra México
En su momento, situaciones de este tipo tuvieron graves consecuencias en otras latitudes. El caso más sonado fue el la tragedia de Heysel en la final de la Liga de Campeones de 1985. En ese evento, los hinchas del Liverpool se enfrentaron a los de la Juventus y provocaron una avalancha en las graderías. Ese día murieron 56 personas y más de 600 resultaron heridas.
Al tratarse de una actitud recurrente en los clubes ingleses, la UEFA tomó una decisión sin precedentes y vetó a los clubes ingleses de participar en torneos internacionales durante cinco años. En todo caso, la erradicación de este tipo de sucesos llegó después de otra tragedia similar, la de Hillsborough en 1989, que tuvo un saldo de 97 muertos. En ese momento, el gobierno de Margaret Tatcher hizo que las personas que cometieron actos violentos fueran individualizadas y vetadas de los escenarios deportivos.
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Sin embargo, recargar la totalidad de la culpa en los aficionados no es suficiente. En el caso de Hillsborough, la policía jugó un papel clave por sus fallas a la hora de garantizar la seguridad. Años después, la justicia inglesa abrió un proceso contra miembros de la policía involucrados en la tragedia por negligencia.
En el caso del sábado, los aficionados del Atlas denunciaron que los hinchas locales ingresaron al estadio con armas blancas y también criticaron el papel de la fuerza pública. “La policía brilló por su ausencia” concluyó René Trejo, periodista de Fox Sports en México que cubrió el juego. Por su parte, la secretaría de Gobierno del estado de Querétaro anunció la cancelación de los contratos de la empresa privada responsable de la seguridad.
Por lo pronto, el presidente de la Liga MX, Mikel Arriola, anunció que ya no habrá barras visitantes en los partidos y que la sede del Querétaro estará deshabilitada hasta que concluyan las investigaciones. Para la prensa deportiva mexicana, las decisiones de Arriola fueron insuficientes pues consideraron que el paso necesario era la erradicación de las barras bravas.
El presidente de la Liga MX, Mikel Arriola, ha tomado una postura tímida en el tema de Querétaro. Hoy, tenía que haber anunciado la desaparición absoluta de las barras de los estadios. Hay que echar ya a esos delincuentes de las tribunas. ¿Para qué esperar a los dueños de clubes?
— David Faitelson (@Faitelson_ESPN) March 6, 2022
Los problemas con las hinchadas en México no son nuevos
Los aficionados mexicanos ya estaban en el ojo de la FIFA por su comportamiento. La razón era un grito homofóbico que los hinchas cantaban siempre que el guardameta rival hacía un saque de puerta. Por ese motivo, el máximo ente del fútbol lanzó un protocolo que le permite al árbitro detener el juego e incluso suspenderlo si los fanáticos persisten en el cántico.
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Sin embargo, esta medida no ha logrado erradicar el grito. Cuando México recibió a Canadá y a Honduras por la eliminatoria a Catar 2022, ambos juegos fueron detenidos por unos minutos tras el mal comportamiento de algunos hinchas. La FIFA multó a la selección mexicana y no le permitió jugar sus próximos partidos de local con público tras lo ocurrido esa jornada.
El protocolo forma parte de la campaña “Lo que está mal, está mal”, lanzada por la Concacaf el año pasado. De persistir los aficionados con el grito, la selección mexicana podría perder puntos e incluso comprometer su participación en el mundial de este año. La FMF anunció que quienes sean sorprendidos haciendo el gesto no podrán ingresar durante cinco años a los estadios en el país.
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Si bien, la expulsión del mundial no parece hoy una posibilidad cercana, a México le urge un reformular su estrategia logística de cara al 2026, cuando acogerá en conjunto con Estados Unidos y Canadá el torneo deportivo más importante del mundo.
