La verdad (política) del porqué Mesut Ozil no juega en el Arsenal
Un trino en su cuenta de Twitter en diciembre pasado desencadenó una tormenta que terminó con su total censura en China, país en el que el club londinense tiene negocios multimillonarios. De momento, el astro alemán trabaja en finanzas en una empresa de San Francisco.
Thomas Blanco
Todo empezó por un trino. Mesut Ozil, uno de los futbolistas más talentosos del fútbol inglés, quedó fuera de la lista de 25 jugadores inscritos del equipo para enfrentar la Premier League, por lo que no jugará hasta 2021, cuando cambie de club. ¿Qué ocurrió?
“Estoy completamente decepcionado por no haber sido inscrito para la presente temporada de la Premier League, desde que firmé mi último contrato en 2018 he demostrado mi lealtad y compromiso con el club que amo. Antes de la pausa por el coronavirus estaba muy contento con el progreso con nuestro nuevo entrenador Mikel Arteta, pero luego las cosas cambiaron, de nuevo, y ya no se me permitió volver a jugar a fútbol para el Arsenal", publicó en sus redes sociales el pasado 21 de octubre.
Y cerró con unas palabras que dejaron entrever que la situación tenía una dimensión mucho más grande que el plano deportivo: “Siempre que sea posible seguiré clamando contra la crueldad y a favor de la justicia”. ¿Qué hay detrás?
El volante creativo alemán de 32 años percibe 350.000 libras esterlinas semanales y es el mejor jugador pago del equipo londinense. Las grietas en el modelo de juego asociativo del club, que ha tenido días difíciles, pide a gritos un jugador con la calidad de Ozil.
Pero la historia empezó el 13 de diciembre de 2019, cuando el astro alemán, que conserva con fervor la religión musulmana de sus padres, publicó dos fotos en su cuenta de Twitter en la que condenaba el trato que sufrían los uigures, una etnia musulmana en China asentada en su mayoría en la región de Sinkiang, al noreste del país, que históricamente ha tenido varios desencuentros con el gobierno. Los uigures fueron detenidos en contra de su voluntad en los bautizados “campos de reeducación”, para muchos un eufemismo de lo que en realidad son: campos de concentración.
Lea también: ¿Quiénes son los uigures y qué tiene que ver Mulán con ellos?
Una situación a la que el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial ha mostrado extrema preocupación, pues considera que puede haber hasta un millón de uigures perjudicados por este flagelo. Y Ozil no se quedó callado.
¿El contexto? El Arsenal, como la gran mayoría de potencias europeas, tiene contratos multimillonarios con varias empresas chinas y las palabras de Ozil generaron un terremoto de inconformismo en el gigante asiático. El trino tuvo 93.000 retweets y más de 200.000 me gusta gracias a los 25,1 millones de seguidores que tiene el volante germano en Twitter. Arsenal intentó desmarcarse de las declaraciones de su jugador, pero fue imposible: hubo mucho ruido.
CCTV y PP Sports, los dos canales que transmiten la Premier League en China, optaron por dejar de pasar más los partidos del Arsenal. Y cuando los transmitieron, no nombraban a Ozil. También desapareció el avatar del alemán en el videojuego de fútbol más popular de ese país. Tampoco quedaron rastros suyos en internet: en los buscadores aparecía un error cuando se escribía su nombre. Lo borraron del mapa.
Las relaciones, por las presiones desde Asia, entre el jugador y el Arsenal se fueron deteriorando, a tal punto que cuando el club despidió hace un par de meses a 55 personas por los efectos de la pandemia, entre ellas Gunnersaurus, la mascota que había trabajado por 27 años en el equipo, Ozil, en un acto de rebeldía, que no cayó muy bien en el club y que se hizo viral a nivel mundial, decidió pagar el sueldo de Jerry Quy (la persona detrás del traje) hasta que regresaran los aficionados al estadio y él pudiera retomar su trabajo.
La última vez que Ozil jugó un partido oficial fue el pasado 7 de marzo, desde entonces no tuvo más actividad en el equipo. Y desde junio dejó de aparecer en las convocatorias. No ha habido ningún pronunciamiento oficial del club, más allá de una escueta respuesta del técnico Mikel Arteta en una rueda de prensa. “Mi consciencia está tranquila porque he sido justo, esta decisión es futbolística. Hablo mucho con Ozil y sabemos que esperar el uno del otro”, dijo.
Palabras que Erkut Sogut, agente de Ozil, en entrevista con ESPN, desmintió. “Ozil entrena bien, ha hablado con sus compañeros y ninguno entiende por qué no juega. No tiene nada que ver con algo dentro de la cancha. ¿Entonces cuáles serán las razones?".
Ozil se ha caracterizado, desde siempre, por no hacer silencio ante las injusticias en temas como la igualdad de género, el racismo y las discriminaciones de los musulmanes. Por el momento, mientras define su futuro, eso sí, recibiendo puntual su millonario sueldo del Arsenal, empezó su carrera en finanzas: es asesor estratégico en el fondo de capital de riesgo Class 5 Global con sede en San Francisco.
“Mesut no puede hablar ahora por el pacto de confidencialidad, pero un día lo hará y veremos que piensa la gente”, cerró Sogut.
Todo empezó por un trino. Mesut Ozil, uno de los futbolistas más talentosos del fútbol inglés, quedó fuera de la lista de 25 jugadores inscritos del equipo para enfrentar la Premier League, por lo que no jugará hasta 2021, cuando cambie de club. ¿Qué ocurrió?
“Estoy completamente decepcionado por no haber sido inscrito para la presente temporada de la Premier League, desde que firmé mi último contrato en 2018 he demostrado mi lealtad y compromiso con el club que amo. Antes de la pausa por el coronavirus estaba muy contento con el progreso con nuestro nuevo entrenador Mikel Arteta, pero luego las cosas cambiaron, de nuevo, y ya no se me permitió volver a jugar a fútbol para el Arsenal", publicó en sus redes sociales el pasado 21 de octubre.
Y cerró con unas palabras que dejaron entrever que la situación tenía una dimensión mucho más grande que el plano deportivo: “Siempre que sea posible seguiré clamando contra la crueldad y a favor de la justicia”. ¿Qué hay detrás?
El volante creativo alemán de 32 años percibe 350.000 libras esterlinas semanales y es el mejor jugador pago del equipo londinense. Las grietas en el modelo de juego asociativo del club, que ha tenido días difíciles, pide a gritos un jugador con la calidad de Ozil.
Pero la historia empezó el 13 de diciembre de 2019, cuando el astro alemán, que conserva con fervor la religión musulmana de sus padres, publicó dos fotos en su cuenta de Twitter en la que condenaba el trato que sufrían los uigures, una etnia musulmana en China asentada en su mayoría en la región de Sinkiang, al noreste del país, que históricamente ha tenido varios desencuentros con el gobierno. Los uigures fueron detenidos en contra de su voluntad en los bautizados “campos de reeducación”, para muchos un eufemismo de lo que en realidad son: campos de concentración.
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Una situación a la que el Comité de la ONU para la Eliminación de la Discriminación Racial ha mostrado extrema preocupación, pues considera que puede haber hasta un millón de uigures perjudicados por este flagelo. Y Ozil no se quedó callado.
¿El contexto? El Arsenal, como la gran mayoría de potencias europeas, tiene contratos multimillonarios con varias empresas chinas y las palabras de Ozil generaron un terremoto de inconformismo en el gigante asiático. El trino tuvo 93.000 retweets y más de 200.000 me gusta gracias a los 25,1 millones de seguidores que tiene el volante germano en Twitter. Arsenal intentó desmarcarse de las declaraciones de su jugador, pero fue imposible: hubo mucho ruido.
CCTV y PP Sports, los dos canales que transmiten la Premier League en China, optaron por dejar de pasar más los partidos del Arsenal. Y cuando los transmitieron, no nombraban a Ozil. También desapareció el avatar del alemán en el videojuego de fútbol más popular de ese país. Tampoco quedaron rastros suyos en internet: en los buscadores aparecía un error cuando se escribía su nombre. Lo borraron del mapa.
Las relaciones, por las presiones desde Asia, entre el jugador y el Arsenal se fueron deteriorando, a tal punto que cuando el club despidió hace un par de meses a 55 personas por los efectos de la pandemia, entre ellas Gunnersaurus, la mascota que había trabajado por 27 años en el equipo, Ozil, en un acto de rebeldía, que no cayó muy bien en el club y que se hizo viral a nivel mundial, decidió pagar el sueldo de Jerry Quy (la persona detrás del traje) hasta que regresaran los aficionados al estadio y él pudiera retomar su trabajo.
La última vez que Ozil jugó un partido oficial fue el pasado 7 de marzo, desde entonces no tuvo más actividad en el equipo. Y desde junio dejó de aparecer en las convocatorias. No ha habido ningún pronunciamiento oficial del club, más allá de una escueta respuesta del técnico Mikel Arteta en una rueda de prensa. “Mi consciencia está tranquila porque he sido justo, esta decisión es futbolística. Hablo mucho con Ozil y sabemos que esperar el uno del otro”, dijo.
Palabras que Erkut Sogut, agente de Ozil, en entrevista con ESPN, desmintió. “Ozil entrena bien, ha hablado con sus compañeros y ninguno entiende por qué no juega. No tiene nada que ver con algo dentro de la cancha. ¿Entonces cuáles serán las razones?".
Ozil se ha caracterizado, desde siempre, por no hacer silencio ante las injusticias en temas como la igualdad de género, el racismo y las discriminaciones de los musulmanes. Por el momento, mientras define su futuro, eso sí, recibiendo puntual su millonario sueldo del Arsenal, empezó su carrera en finanzas: es asesor estratégico en el fondo de capital de riesgo Class 5 Global con sede en San Francisco.
“Mesut no puede hablar ahora por el pacto de confidencialidad, pero un día lo hará y veremos que piensa la gente”, cerró Sogut.