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Ocurrió en México, pero pudo haber sido en cualquier país de Latinoamérica, en donde las barras bravas y los delincuentes disfrazados de hinchas están acabando con el fútbol. De hecho, el sábado en la noche, mientras se conocía la noticia de la batalla campal entre seguidores de Querétaro y Atlas, también se presentaron incidentes a las afueras del estadio de Palmaseca, tras la derrota de Cali en el clásico contra América. En Uruguay se confirmó la suspensión del campeonato por amenazas a los árbitros y en Brasil hubo peleas en las calles de Belo Horizonte entre seguidores de Cruzeiro y Atlético Mineiro.
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Las imágenes son perturbadoras. Padres llorando angustiados y huyendo con sus hijos por la gramilla del estadio. Cuerpos desnudos, tirados en el piso sobre charcos de sangre, mientras seguían siendo golpeados. Escenarios destruidos por inadaptados cuyos rostros reflejan una furia incontrolable.
Uno de los pocos policías que se ve en el estadio, como si no pasara nada y hablando por teléfono.pic.twitter.com/BM9EaCCDXs
— Diego Borinsky (@diegoborinsky) March 6, 2022
A pesar de los videos difundidos por redes sociales de lo ocurrido en el estadio La Corregidora, muchos de ellos reales, y de los rumores sobre la muerte de al menos una decena de personas, las autoridades mexicanas apenas han oficializado que hay 26 heridos tras la batalla campal durante un compromiso entre los clubes Querétaro y Atlas, el sábado por la tarde.
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Mauricio Kuri, gobernador del estado de Querétaro, aseguró que “24 heridos son hombres y hay dos mujeres. Tres de esos 26 fueron dados de alta, de los 23 aún hospitalizados tres están graves, diez delicados y los diez restantes sin gravedad”; sin embargo, hay denuncias de personas desaparecidas.
Un encargado de seguridad del estadio le abre una puerta a los ultras del Querétaro para que vayan a masacrar a los hinchas del Atlas.pic.twitter.com/hpZvCnYKoJ
— Diego Borinsky (@diegoborinsky) March 6, 2022
La pelea obligó a detener el partido de la novena jornada del torneo Clausura mexicano, pero es una nueva alerta porque situaciones similares se presentan cada semana en los estadios de muchos países de la región, con la complicidad o ineficiencia de las autoridades y los cuerpos privados de seguridad, que no han sido capaces de controlar la violencia en los escenarios deportivos.
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Según el sociólogo Carlos Fernández, “no es un fenómeno exclusivo del fútbol, sino de nuestras sociedades, agresivas y violentas por naturaleza. Seguimos recibiendo alertas sobre una tragedia de gran magnitud, pero seguimos evitando afrontar el problema, como ya lo hicieron en Europa. Allá decidieron acabarlo y lo están logrando con autoridad, controles y educación”.
QUE ESTO NO QUEDE IMPUNE 🚨
— DIARIO RÉCORD (@record_mexico) March 6, 2022
Mauricio Kuri, Gobernador de Querétaro, se reunió con Mikel Arriola y Gabriel Solares para continuar con la investigación de lo ocurrido ayer en el Estadio Corregidora.
Más: https://t.co/iCd7jYc86n pic.twitter.com/Px4zisD4r0
Ya no se trata de una diferencia de gustos, colores o escudos; es delincuencia pura. La pelea comenzó cuando se jugaba el minuto 63 del partido y seguidores del Querétaro invadieron el sector donde estaban los del Atlas, supuestamente aislados y separados por rejas con candado. Ante la incapacidad para contener a la turba, efectivos de la seguridad del estadio abrieron los accesos a la cancha para que la gente pudiera ponerse a salvo, lo que evitó que la confrontación fuera mayor, aunque los aficionados del Atlas aseguran que también les ayudaron a los hinchas de Querétaro a emboscarlos. El juego se detuvo de inmediato y los futbolistas se dirigieron a los camerinos, mientras familias con niños corrían para tratar de ponerse a salvo.
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La liga mexicana de fútbol decidió suspender los partidos restantes que se jugarían el domingo y su presidente, Mikel Arriola, aseguró que “se le dará seguimiento al estado de salud de los heridos y continuarán las investigaciones, con sanciones contundentes”. La primera determinación es que las barras visitantes no puedan ingresar a los partidos. Mientras tanto, los medios de comunicación siguen divulgando testimonios de los protagonistas. Todos coinciden en que vieron personas muertas y en la confrontación había gente con picahielos, cuchillos y pistolas, a pesar de que supuestamente hay requisas al ingresar al escenario. Así nadie haya fallecido, lo que ocurrió en México fue sumamente grave y debe servir para que en Colombia, en donde las confrontaciones son más comunes en los alrededores de los estadios y en las carreteras, se combata con mayor severidad esa violencia, que nada tiene que ver con el deporte.