Lágrimas derramadas tras la histórica clasificación de Siria en la Copa Asiática
La selección árabe, en la que juega el barranquillero Pablo Sabbag, superó la primera ronda tras vencer a India. En los octavos de final enfrentará a Irán.
Juan Diego Forero Vélez
Héctor Cúper sostuvo una postura impasible; dejó que su sonrisa se apoderara del momento y se mantuvo al margen. El traductor y el periodista que lo entrevistaban empezaron a llorar luego de darle un par de palmadas en la espalda.
Se abrazaron y sollozaron con extrema delicadeza, mientras Cúper desaparecía en el horizonte, sin robar protagonismo. Siria se clasificó por primera vez en su historia a los octavos de final de la Copa de Asia luego de seis intentos fallidos y varias tristezas acumuladas.
El estadio simplemente no pudo soportar la alegría desbordada; cuando se supo que Siria había clasificado, los rostros de los fanáticos se llenaron de una pasión y orgullo indescriptibles; un muro rojo y blanco se formó detrás de los jugadores extasiados de júbilo y el momento quedó inmortalizado para siempre.
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El siriocolombiano Pablo Sabbag lo intentó con prepotencia, pero el arco de India se mantuvo incólume. Los disparos, la insistencia y el nerviosismo de los sirios se escurrían dentro del césped; tenían la posibilidad de pasar como segundos del grupo B si Australia superaba a Uzbekistán y ellos ganaban el encuentro, por lo que acechaban con desesperación el gol; casi con picardía, obsesionados.
Y llegó, al minuto 76, cuando Omar Khribin recibió el balón en el área, rodeado de jugadores contrarios, completamente perdidos en el asedio. Tuvo solo un segundo para disparar luego del control atribulado, los jugadores indios lo sofocaban con pasos raudos, pero el disparo fue tan potente que el portero de la selección de India no pudo, sino estirarse y caer derrotado en el suelo gélido.
Todos los suplentes y el cuerpo técnico invadieron el campo corriendo a la par de Omar, que se quitó la camiseta, se llevó las manos a los ojos, simulando unos binoculares y gritó, exhausto. El autor del gol entró de cambio para el segundo tiempo por Sabbag, que dejó el campo con una frígida expresión.
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Dicha expresión cambió cuando Khribin, su remplazante, recibió la tarjeta amarilla al minuto 77 por quitarse la indumentaria en la celebración, tras arrojarla al cielo, despreocupado, como quien se desprende de una carga pesada que lo oprime sin recelo.
Es la primera vez que Siria logra superar la fase de grupos en la Copa de Asia. La primera experiencia de Pablo Sabbag con su selección nacional. Pero no es la primera vez que Cúper se enfrenta contra una fase de eliminación directa al mando de un país.
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En 2019 cayó en penales contra Australia, en octavos de final de la Copa de Asia, luego de que ningún equipo pudiese marcar diferencia en el tiempo regular. Pero quizá la experiencia más radical y tumefacta es aquella que vivió al mando de la selección de Egipto, cuando perdió la final de la Copa de África en 2017, contra la aguerrida e indómita selección de Camerún.
Dos goles contra uno, con aquel tanto imposible de Vincent Aboubakar al minuto 88, de media volea, cuando los minutos agónicos ya se escapaban del campo repleto de miradas confusas e impacientes. Al igual que Siria, la selección de Palestina también logró la clasificación histórica; en su tercera participación, los palestinos, con una celebración agónica, lograron el pase, tras una goleada irrepetible contra Hong Kong.
Ahora los dirigidos por Jorn Andersen se enfrentarán a Catar, para seguir haciendo historia, y Siria se enfrentará contra Irán, equipo contra el que se enfrentó en fase de grupos de la Copa de Asia de 1980, y con el cual empató a cero
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Héctor Cúper sostuvo una postura impasible; dejó que su sonrisa se apoderara del momento y se mantuvo al margen. El traductor y el periodista que lo entrevistaban empezaron a llorar luego de darle un par de palmadas en la espalda.
Se abrazaron y sollozaron con extrema delicadeza, mientras Cúper desaparecía en el horizonte, sin robar protagonismo. Siria se clasificó por primera vez en su historia a los octavos de final de la Copa de Asia luego de seis intentos fallidos y varias tristezas acumuladas.
El estadio simplemente no pudo soportar la alegría desbordada; cuando se supo que Siria había clasificado, los rostros de los fanáticos se llenaron de una pasión y orgullo indescriptibles; un muro rojo y blanco se formó detrás de los jugadores extasiados de júbilo y el momento quedó inmortalizado para siempre.
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El siriocolombiano Pablo Sabbag lo intentó con prepotencia, pero el arco de India se mantuvo incólume. Los disparos, la insistencia y el nerviosismo de los sirios se escurrían dentro del césped; tenían la posibilidad de pasar como segundos del grupo B si Australia superaba a Uzbekistán y ellos ganaban el encuentro, por lo que acechaban con desesperación el gol; casi con picardía, obsesionados.
Y llegó, al minuto 76, cuando Omar Khribin recibió el balón en el área, rodeado de jugadores contrarios, completamente perdidos en el asedio. Tuvo solo un segundo para disparar luego del control atribulado, los jugadores indios lo sofocaban con pasos raudos, pero el disparo fue tan potente que el portero de la selección de India no pudo, sino estirarse y caer derrotado en el suelo gélido.
Todos los suplentes y el cuerpo técnico invadieron el campo corriendo a la par de Omar, que se quitó la camiseta, se llevó las manos a los ojos, simulando unos binoculares y gritó, exhausto. El autor del gol entró de cambio para el segundo tiempo por Sabbag, que dejó el campo con una frígida expresión.
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En 2019 cayó en penales contra Australia, en octavos de final de la Copa de Asia, luego de que ningún equipo pudiese marcar diferencia en el tiempo regular. Pero quizá la experiencia más radical y tumefacta es aquella que vivió al mando de la selección de Egipto, cuando perdió la final de la Copa de África en 2017, contra la aguerrida e indómita selección de Camerún.
Dos goles contra uno, con aquel tanto imposible de Vincent Aboubakar al minuto 88, de media volea, cuando los minutos agónicos ya se escapaban del campo repleto de miradas confusas e impacientes. Al igual que Siria, la selección de Palestina también logró la clasificación histórica; en su tercera participación, los palestinos, con una celebración agónica, lograron el pase, tras una goleada irrepetible contra Hong Kong.
Ahora los dirigidos por Jorn Andersen se enfrentarán a Catar, para seguir haciendo historia, y Siria se enfrentará contra Irán, equipo contra el que se enfrentó en fase de grupos de la Copa de Asia de 1980, y con el cual empató a cero
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