Hace un año, casi exacto, Liverpool era el mejor equipo del mundo. Su cúspide, en la temporada 2021/2022, coincidió con el inicio de los octavos de final de la última Champions League, fase en la que se deshizo de Inter de Milán y logró un funcionamiento perfecto: agresivo, vertical, fluido y con variantes en todo el frente de ataque. Era un equipo intenso, que sometía desde lo físico y sacaba provecho de todas sus posibilidades ofensivas.
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