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Rusia es el país más grande del mundo, con un poco más de 17 millones de kilómetros cuadrados. A lo largo y ancho del territorio predominan los bosques, llenos de abedules blancos y altos. Es una escena muy común que se observa en los viajes por tierra, tanto en las carreteras como en la carrilera. Para esta Copa del Mundo se utilizaron 2.480 kilómetros de redes viales entre todas las ciudades sede, un porcentaje corto con respecto a este gigante. (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
Aunque el territorio que se escogió para la realización del vigésimo primer Mundial no es tan grande, la distancia que hay entre las ciudades principales de los oblast (municipios) sí lo es. Una de las más cercanas en el centro del país es desde Moscú a Nizhni Nóvgorod, que son 401 kilómetros, aproximadamente la distancia que hay entre Bogotá y Medellín. “Es muy importante dentro de la planificación que las sedes queden lo más cerca posible, que los vuelos sean lo más cortos y cómodos. Incluso en muchas ocasiones les pasamos un menú para que en los vuelos exista la alimentación necesaria, que viajen en primera clase. Los jugadores pasaban del bus al avión directamente para que no se desgastaran en sala de espera”, le dijo Carlos Ulloa, médico de la selección de Colombia, a El Espectador.
El galeno del combinado nacional explicó que incluso hay ocasiones en las que los jugadores hacen recuperación. “Después de un viaje largo pasan por el gimnasio, se hace trabajo de estiramiento, masaje en la fascia muscular. Se hace bicicleta, un trabajo de core, de adaptación. Es un trabajo de recuperación activa para que el jugador esté al 100 % para el juego”, añadió. (Le puede interesar: Cuatro técnicos van por su primer Mundial)
Los ojos del mundo del fútbol estarán centrados este martes y miércoles en San Petersburgo y Moscú, sedes en las que se disputan las semifinales de un torneo que está llegando a su ocaso. En los jugadores empieza a notarse el desgaste de los partidos y de la constante ida y vuelta que significa participar en este campeonato después de una temporada larga. Los cuatro equipos en carrera llegan con un alto kilometraje encima, que puede ser fundamental para el golpe de riñón final que tendrán que dar para levantar la copa.
Para la semifinal que se juega este martes en San Petersburgo, entre Francia y Bélgica, ambos equipos llegan con una distancia considerable recorrida dentro de Rusia. Los franceses, que a lo largo de este campeonato se han hospedado en el Hilton Garden Inn en Istra, a las afueras de Moscú, han jugado en Kazán, Ekaterimburgo, Moscú y Nizhni. En total han viajado 6.516 kilómetros (sin contar el viaje de ida a San Petersburgo) una distancia equivalente a la que separa a Bogotá de Tierra del Fuego, en el sur de Chile. El desplazamiento más corto fue para el encuentro por los cuartos de final con la selección de Uruguay, que se disputó en Nizhni. (Le puede interesar: “Bélgica venció a Brasil y por eso es la favorita”: Hugo Lloris)
Por su parte, los belgas, que optaron por hospedarse en el Moscow Country Club, próximo a la población de Zhelyabino, a las afueras de la capital rusa, han disputado partidos en Sochi, Kaliningrado, Moscú, Rostov y Kazán. Su distancia recorrida es de 8.011,3 kilómetros y sus trayectos han sido mayores a los 700 kilómetros por juego. El menor fue el de Kazán, que está ubicada a 719 km de Moscú. En total han estado siete horas y 20 minutos en el aire. Sin contar el viaje que hicieron ayer para jugar el partido de semifinales.
En la otra llave que define finalista y que se juega este miércoles en el estadio Luzhniki de Moscú, los equipos llegan con más kilómetros recorridos que Francia y Bélgica. Inglaterra es el que más distancia se ha desplazado a lo largo de este campeonato. La selección dirigida por Gareth Southgate, que se estableció en el ForRest Mix Club Sport and Relax, en Repino, a las afueras de San Petersburgo, es el único de estas semifinales que no ha jugado en una sede cercana a su lugar de concentración. El trayecto de menos kilómetros que realizó fue el pasado lunes, para afrontar los octavos de final contra Colombia en Moscú, una distancia de 634,6 kilómetros (una hora y 15 minutos de vuelo); el resto han sido desplazamientos de más de 800 kilómetros. Los ingleses jugaron en Volgogrado, Nizhni Nóvgorod, Kaliningrado y Samara, además del ya mencionado encuentro en el estadio del Spartak en la capital rusa. En total han sido 10.640 kilómetros los que han recorrido en 26 días, una distancia similar a la que separa a Bogotá de Moscú. (Lea también: Kevin De Bruyne, una de las grandes figuras de Bélgica en el Mundial de Rusia 2018)
La selección de Croacia eligió Ilichevo (Leningrado) como su base de operaciones para la primera fase y octavos de final. Posteriormente, se estableció en Sochi para afrontar los cuartos de final y en Moscú para la semifinal y el encuentro por el título o tercer y cuarto puesto. El seleccionado dirigido por Zlato Dalic disputó compromisos en Kaliningrado, Nizhni Nóvgorod, Rostov del Don y Sochi. Su recorrido ha sido de 9.093,3 kilómetros y el viaje más largo fue el que hizo para cerrar la fase de grupos frente a Islandia, que se jugó en Rostov del Don, a 1.587,4 kilómetros del lugar que escogieron como sede.
Entre entrenamientos, viajes y partidos, los jugadores viven el Mundial de la FIFA. Es un constante corre corre, que va mermando el rendimiento físico. Sin embargo, para estos compromisos se apela más al alma y al corazón, porque ganar el título del mundo y hacer que su selección toque el cielo con las manos es el sueño de todo futbolista profesional, y a estos cuatro combinados les quedan dos partidos definitivos para subirse a lo más alto y decidir quién será el sucesor de Alemania como campeón mundial. (Puede leer: Jorge Luis Pinto y su análisis de Rusia 2018 )