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Marcelo es considerado el mejor lateral izquierdo del planeta. El sucesor de Roberto Carlos, también brasileño. Con ese objetivo fue fichado por Real Madrid en el 2006, cuando apenas tenía 18 años y uno como profesional con el Fluminense. El zurdo, hoy en día indiscutido en los once de Zidane y de Tite, relató en una carta abierta publicada por 'The Player's Tribune' cómo fue su llegada a uno de los clubes más importantes del mundo. (Lea también: la dura crítica de Menotti contra la selección de Argentina)
“Juro por Dios que creía que iba allí sólo para tener una conversación. Cuando llegué al encuentro con el club, vi los contratos con el sello del Real Madrid y los firmé rápido. Me presentaron a la prensa ese día y yo no tenía ni idea de que iba a ser mi presentación. Mi familia en Brasil no se lo creyó hasta que lo vio en Globoesporte”, confesó el hombre que tiene tatuado el trofeo de la Uefa Champions League.
Mijatovic, según el futbolista brasileño, “quería que firmara un papel y sólo le pregunté una cosa: 'Si no firmo esto, ¿no tengo que marcharme?'. Él dijo: 'Bueno, así es. Si no firmas te quedarás si el entrenador quiere que te quedes, pero creo que necesitas coger algo de experiencia'. Pensé que tendrían que traer a unos matones para hacerme firmar aquello, así que le dije: 'Cogeré experiencia, yo me encargo'. Se lo agradecí y salí por la puerta”.
El primer amigo que tuvo en el vestuario, Roberto Carlos, el que antes de él también deslumbró en su posición. “Al llegar al vestuario vi a Robinho, Cicinho, Baptista, Emerson, Ronaldo y Roberto Carlos. También a Casillas, Raúl, Beckham, Cannavaro... El pequeño Marcelito entró ahí como diciendo: '¡Mierda, yo sólo conozco a estos tíos por los videojuegos!'. Podrían haberme comido vivo, pero Roberto Carlos se acercó a mí en mi primer día y me dio su teléfono para lo que necesitara”, contó Marcelo. (Video: Cafú: "Tite ha transformado a Brasil en favorito para Rusia 2018")
Ya ha ganado tres trofeos de la Champions. Sin embargo, cuando era un adolescente no entendía por qué la gente se emocionaba tanto por ese torneo. “Hay que saber sobre mí que hasta los 16 años no sabía lo que era la Champions League. Estaban echando un partido el Oporto y el Mónaco. Dije: '¿Qué diablos es eso? ¿Champions qué? Y mis amigos contestaron: 'Tío, es la final de la Champions League'”, concluyó el ejemplo de miles de zurdos.