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Messi sucumbió ante una Francia magistral, Cristiano se estrelló contra la muralla defensiva de Uruguay y en horas los dos reyes del fútbol dijeron adiós al Mundial de Rusia-2018 el pasado sábado. El destino, empecinado en cruzar sus carreras, volvió a hablar y les privó a los dos un título mundial.
Al dios fútbol poco le importó los diez balones de Oro que suman entre ambos, y tanto Argentina como Portugal mastican dos amargas derrotas ... quizás en su último Mundial en plena forma.
Un grupo al que se unió este viernes Neymar Jr, quien fue un fantasma en la derrota 2-1 de Brasil frente a Bélgica. El astro del PSG, llamado a tomar la batuta de mejor jugador del mundo. Los tres grandes soldados caídos de Rusia 2018.
- A la sombra de 'Diego' -
Más de treinta títulos con el Barcelona son insuficientes para llenar el vacío que cala profundo en Lionel Messi. El mejor jugador del mundo en la última década sigue sin sumar títulos con su país.
Una carga muy pesada para un chico de Rosario que venció la genética, gracias a un tratamiento de hormonas de crecimiento en España, pero que nunca pudo sacudirse las comparaciones con '10' original.
Diego Maradona y su zurda maravillosa le dieron a Argentina el título mundial en 1986, algo que Messi aún no pudo hacer."Ni en un millón de años estaré cerca de Maradona", dijo entonces Messi.
Ni siquiera dos finales en las dos últimas Copa América pudieron acabar con la maldición: penales errados y actuaciones por debajo de su nivel dejaron a Argentina sin títulos y la era Messi pasará a la historia como el reinado que no pudo ser. Este sábado en Kazán, el fútbol le volvió a cerrar la puerta y el '10' se fue en silencio.
- La pesadilla de 'Cris' -
Horas después del adiós de Messi, llegó la hora de la despedida para su 'archirrival': Portugal no pudo con Uruguay y Cristiano dijo adiós.
El ambicioso delantero portugués que admite sin complejos que "mientras juegue, quiero ganar todo lo que se pueda", tuvo que despedirse de Rusia.
"No es momento de hablar del futuro de jugadores y entrenadores", dijo al finalizar su último partido en el Mundial-2018. Los portugueses tenemos un "grupo fantástico, joven y con mucha ambición, por eso confío en que la selección seguirá siendo fuerte", agregó el delantero del Real Madrid.
A sus 33 años, el Mundial parece evitar su lista de éxitos, que suma ya cinco Champions League y varios campeonatos locales.
A diferencia de Messi, Ronaldo tiene un premio consuelo: la Copa de Europa que levantó con su Portugal en 2016.
Sí hubo tercero malo: Neymar
Llegó avisando que aún no estaba al 100%, sufrió en el primer partido y salió llorando emocionado del segundo. Fue el héroe ante México, pero su pie ofuscado por el fantasma de la lesión no encontró el camino frente a Bélgica. Neymar se va por la puerta de atrás de este Mundial que no dejó de mirarle pero que nunca fue suyo.
Se despide de Rusia más recordado por sus peinados y simulaciones de faltas de sus rivales, que por su buen juego colectivo. También por sus palabras fuera de la cancha. "México habló mucho y hoy empacan maletas del Mundial", dijo en torno burlesco el delantero hace cuatro días. Ahora, él mismo se come sus palabras.
Y no fue por falta de ganas. Por él había dejado plantados a sus millonarios jefes en París para que el médico de la Seleçao le operara en Brasil de la fisura que le rompió la temporada. Daba igual lo que quedara por el camino, la obsesión era Rusia y sacarse el dolor de 2014.
Se recluyó en su mansión del litoral de Rio, rodeado del país que tanto añoraba, para preparar la que soñaba como su guerra definitiva. Pero más de tres meses sin pisar el gramado es un lujo que no admite el competitivo fútbol global, aunque se tengan 26 años y un físico privilegiado.
No hay sitio para nadie en la élite, y menos cuando se aspira a una cumbre que desde hace una década solo le permite el acceso a dos superdotados como Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Y a ellos también les echaron de Rusia.
Ya se le adivinaron las carencias a 'Ney' en el primer partido contra Suiza (1-1): le faltaba chispa al 'menino', y eso son pésimas noticias para alguien que basa su talento en la electricidad y el drible.
Los helvéticos respondieron a su insistencia acribillándole a faltas y el jugador más caro del mundo salió de Rostov contrariado y de nuevo cojeando, mientras el mundo discutía su corte de pelo. No era así como había soñado su vuelta quien meses antes había tomado la osada decisión de cambiar el confort de Barcelona por el protagonismo indiscutible de París.
La presión volvía a apilarse sobre los hombros de este chico que lleva media vida en el disparadero que, cuando encontró su ansiado tanto contra Costa Rica, cayó fundido en lágrimas con todo planeta atónito.
Tenía sus razones, como no tardó en explicar vía Instagram. "Pocos saben lo que pasé para llegar hasta aquí. Hablar, hasta los papagayos hablan, ahora hacer... pocos hacen!!", escribió airado.
Ya sabía lo que era que todo un país que respira fútbol pusiera sus 200 millones de esperanzas en él, y acabara mal. Ocurrió durante el Mundial-2014, cuando representó el deseo de un título que nunca vino. Se salvó de la quema por no estar en la semifinal perdida por 7-1 ante Alemania, convaleciente de la grave lesión de columna que sufrió ante Colombia.