Messi y un tiro libre para entrar a la historia de la Selección Argentina
El delantero rosarino marcó de pelota quieta el segundo gol en el triunfo 4-0 contra Estados Unidos. Se convirtió en el máximo goleador de la albiceleste.
Redacción Deportiva
Simplemente Lionel Messi. Cuando el 10 está enchufado, la Selección de Argentina juega a placer. Domina cuando quiere, genera opciones y pasa por encima de su rival. Así lo demostró este martes en el partido de semifinales entre la albiceleste y Estados Unidos. Un partido cómodo para los dirigidos por Gerardo ‘Tata’ Martino.
Un gol tempranero de Ezequiel Lavezzi le sirvió a Argentina para manejar el balón. Trasladarlo de lado a lado mientras los minutos pasaban. Pero al 31 una falta contra Messi de Chris Wondolowski se convertiría en un momento para recordar por mucho tiempo. El rosarino acomodó el balón a unos 28 metros de la portería defendida por Brad Guzan. Mientras algunos argentinos cantaban en las gradas del NRG Stadium, el 10 se acomodaba el peinado y miraba al cielo. Después solo fue concentración. Con las manos en la cintura Messi se enfocó en el balón y de reojo vio la posición del guardameta. Sonó el silbato del árbitro y comenzó la carrera. Fueron tres pasos antes de conectar el balón con su zurda.
Esa zurda, con la que ha hecho rendir el Camp Nou a sus pies y también a toda Europa, fue mágica. Hizo que Argentina comenzara a soñar con la tercera final en los últimos tres años. Cuando ese pie se encontró con el balón, lo acarició con borde interno. Lo impulsó con la fuerza necesaria para que hiciera una parábola que dejó sin reacción a Guzan. El número uno de Estados Unidos se tiró sin fortuna. Voló solamente para ver más de cerca cómo el cobro de Lionel Messi se colaba por su ángulo superior izquierdo.
“A un arquero suramericano no le hacen ese gol”, le respondió Farid Mondragón a Iván Mejía en la transmisión de Caracol Radio. Aunque el haya sido responsabilidad del guardameta, el segundo gol de Argentina fue sublime. Un golazo para recordar. No solamente por tratarse de una joya sino porque es con el que el delantero se convirtió en el máximo goleador de la albiceleste con 55 tantos, uno más que Gabriel Batistuta.
Argentina pasó por encima de Estados Unidos y lo goleó 4-0. Fue dominio total de los del Tata que se aseguraron el cupo en la final de la Copa América Centenario.
Simplemente Lionel Messi. Cuando el 10 está enchufado, la Selección de Argentina juega a placer. Domina cuando quiere, genera opciones y pasa por encima de su rival. Así lo demostró este martes en el partido de semifinales entre la albiceleste y Estados Unidos. Un partido cómodo para los dirigidos por Gerardo ‘Tata’ Martino.
Un gol tempranero de Ezequiel Lavezzi le sirvió a Argentina para manejar el balón. Trasladarlo de lado a lado mientras los minutos pasaban. Pero al 31 una falta contra Messi de Chris Wondolowski se convertiría en un momento para recordar por mucho tiempo. El rosarino acomodó el balón a unos 28 metros de la portería defendida por Brad Guzan. Mientras algunos argentinos cantaban en las gradas del NRG Stadium, el 10 se acomodaba el peinado y miraba al cielo. Después solo fue concentración. Con las manos en la cintura Messi se enfocó en el balón y de reojo vio la posición del guardameta. Sonó el silbato del árbitro y comenzó la carrera. Fueron tres pasos antes de conectar el balón con su zurda.
Esa zurda, con la que ha hecho rendir el Camp Nou a sus pies y también a toda Europa, fue mágica. Hizo que Argentina comenzara a soñar con la tercera final en los últimos tres años. Cuando ese pie se encontró con el balón, lo acarició con borde interno. Lo impulsó con la fuerza necesaria para que hiciera una parábola que dejó sin reacción a Guzan. El número uno de Estados Unidos se tiró sin fortuna. Voló solamente para ver más de cerca cómo el cobro de Lionel Messi se colaba por su ángulo superior izquierdo.
“A un arquero suramericano no le hacen ese gol”, le respondió Farid Mondragón a Iván Mejía en la transmisión de Caracol Radio. Aunque el haya sido responsabilidad del guardameta, el segundo gol de Argentina fue sublime. Un golazo para recordar. No solamente por tratarse de una joya sino porque es con el que el delantero se convirtió en el máximo goleador de la albiceleste con 55 tantos, uno más que Gabriel Batistuta.
Argentina pasó por encima de Estados Unidos y lo goleó 4-0. Fue dominio total de los del Tata que se aseguraron el cupo en la final de la Copa América Centenario.