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Cuando Carmelo Valencia jugaba en Nacional y su primo Jackson Martínez en Medellín, ambos vivían en el barrio Boston. Ese lugar, ubicado en la zona central de la capital antioqueña, fue testigo de las travesuras de estos talentosos delanteros oriundos de Chocó, que 10 años después se reencontrarán en China.
Una de las más divertidas para Tutunendo, dos años mayor que Chachachá, fue cuando su primo le pidió prestado el carro, un Seat Ibiza gris, modelo 2002. Jackson estaba aprendiendo a manejar, pero Carmelo no tuvo problema en entregarle las llaves, sin imaginar que ese momento se convertiría en una de sus anécdotas favoritas. “Jackson prendió el carro y yo estaba en una esquina esperándolo. Pasaron varios minutos y yo veía que él intentaba, pero nada que arrancaba. Fui a mirar y tenía puesto el freno de mano, así que me metí por la ventana y se lo quité, pero ese man había acelerado y salió a volar. Casi me lleva por delante y me daña mi carrito”, recuerda el goleador de 31 años con una fuerte carcajada.
Como esa, son muchas las historias que tiene Carmelo con su primo Jackson, con quien habló un día antes de hacerse oficial su llegada al Guangzhou Evergrande. Para Tutunendo, que lleva más de tres años en el balompié asiático, Martínez tomó una buena decisión y seguirá brillando como lo hizo en Portugal. Antes de retornar a China, en donde tiene varias posibilidades para la temporada 2016 gracias a los 40 goles que ha marcado, Valencia recibió a El Espectador en la sede de La Equidad, club con el que entrena mientras se define su situación para mantener el ritmo de competencia.
Su primo se fue para China. Ahora va a poder enfrentarlo como lo hacía en Medellín…
Sería bacano, así como con Gio Moreno, que jugamos juntos en Nacional y ahora nos enfrentamos. De hecho, él le ha marcado muchos goles a mi equipo y yo al suyo. Ahora que posiblemente me toque contra Jackson será como siempre, disfrutando y con ganas de dejar el nombre de Colombia y de nuestra familia en alto.
¿Cree que esa fue una buena decisión?
Desde acá se dice que no vale la pena ir, pero estando allá uno entiende que sí. Sin embargo, esa es una decisión muy personal. Creo que si así lo hizo fue porque lo pensó bien y era la mejor opción; el mercado de fichajes en Europa se cerraba y si se inclinó por China fue porque era la posibilidad más viable.
¿Ha podido hablar con él? ¿Sabe cómo se siente ahora?
Tuve la posibilidad de hablar con él un día antes de su contratación. Me preguntó cosas muy puntuales. Quería saber qué tal era China y si la familia se adaptaba fácil. Yo ya llevo bastante tiempo allá y conozco el país, así que le di mi opinión. Creo que para él será fácil acostumbrarse porque la ciudad a la que va tiene muchos extranjeros, y como hace calor el clima es agradable para nosotros los latinos. Jackson va a brillar en China, estoy seguro de eso.
Y el Guangzhou Evergrande… ¿sí es bueno?
Uf. Es el mejor, el más fuerte. Lleva cuatro o cinco años seguidos siendo campeón de la Superliga China, ha ganado títulos en la Asia Champions League, que es como la Libertadores de acá, juega Mundial de Clubes... en fin, el más grande. Además, el técnico es Luiz Felipe Scolari y tiene muchos jugadores buenos, entre ellos Robinho, Paulinho y ahora mi primo.
¿Estar en China no aleja a los jugadores de la selección?
Pienso que sí, pero tampoco es que jugar en China sea un impedimento para vestir la tricolor. Yo he estado con jugadores brasileños que han convocado a su selección, como el caso de Tardelli y el mismo Paulinho. Esto es una cosa mental, porque ellos llegan a su país y rinden de la misma manera, así que no veo problema para que lo llamen.
Entonces, ¿por qué casi todos los que deciden jugar en estos equipos quedan marginados?
Debe ser por decisión técnica, porque realmente creo que no hay diferencia. Lo único podría ser el desplazamiento cuando haya convocatoria por las distancias, pero eso se puede manejar. Esta es una liga competitiva y los jugadores que vienen se mantienen en buen nivel, así que sólo hay que hacer seguimiento.
¿Adaptarse a la cultura es fácil?
Para mí fue muy fácil porque yo ya había tenido una experiencia similar en Corea. Claro, es diferente, pero el funcionamiento en algunas cosas se parece, así que no fue tan traumático. Es difícil los primeros días, pero desde que uno llegue con profesionalismo y humildad todo sale bien. Cuando los chinos ven tu actitud te ayudan mucho y así se hace todo más simple.
Pero la comida, el idioma, las costumbres… ¿nada le quedó grande?
No, soy muy fuerte (risas). Es que allá se vive de una forma muy normal, las diferencias son la cultura y el idioma, pero para nosotros los jugadores todo funciona igual: buena alimentación y fútbol. Además, yo siempre estoy con mi familia, salgo de mi casa al entrenamiento y viceversa; entonces, todo tranquilo.
¿Cómo está su situación ahora? ¿Cuándo regresa?
China es un poco particular con las contrataciones, porque pueden ser inmediatas o en un par de meses, sólo hay que tener paciencia. Yo allá ya tengo un nombre y he marcado muchos goles, así que hay varias posibilidades. Por ahora estoy aquí en mi casa, La Equidad, para mejorar mi ritmo y condición física, mientras llega la hora de retornar.
Con esas multimillonarias contrataciones, China quiere ser potencia mundial en unos años. ¿Lo va a lograr?
No tan fácilmente. Creo que las ligas no las potencian sólo los extranjeros, y mientras los chinos no mejoren será complicado. Mire la MLS, cuánta plata no le han metido y nada que crece. Allá es lo mismo. Siento que el fútbol chino es competitivo, pero va a crecer como todos buscan en la medida en que ellos mejoren, porque los extranjeros somos refuerzos, pero en un equipo hay tres de afuera y los otros ocho locales, así que tienen que hacer algo desde las canteras para lograr transformar desde adentro la Liga hasta que sea potencia mundial.