Neeskens: “Las épocas del fútbol no pueden compararse”
El motor de la Naranja Mecánica habló con El Espectador de los secretos de los dos subtítulos mundiales de los Países Bajos, Rinus Michels, del presente del Barcelona y de su gran aliado en la cancha: Johan Cruyff.
Thomas Blanco
El otro Johan. El motor de la Naranja Mecánica subcampeona de los Mundiales del 74 y 78. También de aquel Ajax tricampeón de Europa, después del Barcelona, equipo al que llegó por solicitud religiosa de Cruyff... era su mano derecha. El pitbull más bravo de su manada para saltar a la presión. Un centrocampista “total” con un compromiso fuera de lo normal para recuperar la pelota y clase para conservarla, llegar al área y disparar en los días en los que se acabaron los especialistas en el fútbol: todos atacaban, todos defendían.
Ese fue Johan Neeskens, el hombre que mejor encarnó aquella filosofía de Rinus Michels de “acosar sin tregua ni respiro al rival para recuperar el balón y no ceder a ningún precio la iniciativa con dos requisitos básicos: un espíritu de lucha inquebrantable y una preparación física perfecta, sin los cuales el sistema se derrumba. Los 10 jugadores empujan hacia delante”. No se fundía nunca.
¿Es partidario de los que dicen que Rinus Michels es el entrenador más revolucionario de la historia por sus achiques hacia delante, bloques cortos y pressing?
Sí, solo basta ver cómo se juega en la actualidad. El primero que introdujo este juego fue Michels, luego lo siguió Cruyff como entrenador. Él construyó el juego que el Barcelona estuvo jugando y Guardiola aprendió mucho de él, de su forma de ver y pensar el fútbol. Michels es el gran inspirador de todo.
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¿Cómo fue ser entrenado tantos años por él y ser uno de los que mejor personificó su idea?
Lo que más quería él en los entrenamientos era siempre entrega, y de todos. Yo necesitaba mucha fuerza para atacar y defender. Esa dinámica la cogí entrenando todos los días por años. Tuve a Michels en el Ajax, en la selección y cuando me fui al Barcelona lo volví a tener. Fui un jugador con mucha entrega, siempre jugando por el equipo, ese fue mi éxito. Lo que pasa es que tuve mucha suerte al entrar al Ajax a los 18 años y tener un entrenador tan bueno como él y con esos jugadores. Los sorprendí con mi guerra en el campo y por lo clave que fui para hacer el pressing.
¿Cuál era ese estímulo que tenía para liderar la manada en las presiones?
Michels nos explicaba muchas veces cómo hacerla, pero yo era el que tomaba el mando. Era el primero que la lideraba, porque él decía que yo veía muy bien el momento justo, siempre jugamos así.
¿También desafiaron la naturaleza, no? Conservar la pelota no era tan verosímil como hoy en los céspedes de ahora...
Es cierto. Nosotros siempre jugábamos a tener el balón. Si lo tenemos, el contrario no puede hacernos daño. Y teníamos jugadores para aguantarlo. Esa era una parte de la filosofía, cancha grande. Los tiempos cambian, tenemos épocas diferentes, pero el fútbol no se puede comparar ni en los 70, 90 o en 2010, cada dos o tres años las cosas cambian y hay menos espacio. Cada vez será más difícil tener a un jugador que marque muchísimo la diferencia, va a ser más el equipo, el conjunto, que es el número 1. Por ejemplo, Italia en la Eurocopa era un equipo, no solo un conjunto con un gran crack.
Y Cruyff era el director de orquesta en la cancha... ¿Cómo nació ese fútbol de intercambio de posiciones en un juego de posición con dos filosofías que en algún punto parecía que se iban a estrellar?
El entrenador tenía sus ideas y el hombre más clave en su equipo fue Johan Cruyff, porque fue un maestro como jugador, fue su mano derecha en el campo. Cruyff sabía mucho como jugador y entrenador. Jugar con él fue maravilloso, sabíamos a lo que él quería jugar y nos entregábamos para que él pudiera funcionar bien y pusiera a jugar bien al equipo. Fue una combinación entre él y el entrenador.
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¿Ese fue el caldo de cultivo del Ajax que dominó el mundo con tres títulos de Copa de Europa?
Ellos tenían una filosofía: querían un futbol de ataque, bonito, que los espectadores disfrutaran. Nos esforzábamos mucho en los entrenamientos, muchos movimientos, mucha presión al contrario cuando ellos tenían el balón, eso funcionó muy bien. Y así fuimos tres veces campeones de Europa, dos veces campeones de Holanda, dos veces de Copa, dos veces de Supercopa y una de la Intercontinental, ¡todo en tres años! Hoy el Ajax ha vuelto a jugar muy bien, a pesar de que los equipos más grandes se siguen llevando a sus mejores jugadores. Llegan chicos de 17 años de la academia y todo funciona otra vez, la razón es la filosofía, si la filosofía está bien todo continúa.
Hablando de filosofías, ¿cómo ve el duro presente del Barcelona?
No se trata de Xavi ni de Koeman, el problema del Barcelona es financiero. Si no pueden comprar jugadores por el problema que viven es difícil. Koeman hizo un muy buen trabajo para traer a todos los jóvenes del Barcelona, Pedri, Gavi, Nico, son muchos. Pero no puedes cumplir el objetivo solo con estos jóvenes, necesitas experiencia. Echas a Koeman, y Xavi no está haciendo un mejor trabajo, es lo mismo porque tuvieron el mismo problema en contra: el dinero.
Volviendo a la Naranja Mecánica, alguna vez dijo que “no eran tan buenos”. Antes del Mundial del 74 perdieron amistosos frente a equipos alemanes de segunda división. ¿Cuál cree que fue el click que dieron en la Copa del Mundo?
Nosotros empezamos a entrenar unas cinco semanas antes del Mundial. El míster probaba mucho el equipo buscando mejorar el balance y varias veces no funcionó. Era pensar qué hacer con el otro central. Probamos y probamos y no estaba convencido. Tuvimos cuatro o cinco partidos en los que nos fue muy mal. El último fue contra Austria, con Arie Haan en el centro de la defensa. Y como Haan es normalmente mediocampista, con él podías subir el balón al medio y jugar a partir de allí, esa fue la cosa. Empezamos el Mundial contra Uruguay con el mismo equipo, pero necesitas suerte de ganar ese partido, porque si no lo haces a lo mejor vas a tener que cambiarlo otra vez. Lo hicimos y las cosas mejoraron. Llegó Suecia, un equipo muy fuerte, sacamos un empate, pero ya teníamos cuatro puntos. Ya después contra Bulgaria goleamos 4-1 y cogimos mucha confianza, todo empezó desde ahí.
¿Cómo fue patear ese penalti al segundo minuto de la final? ¿La jugada previa de esa falta resume a la Naranja Mecánica con Cruyff partiendo como hombre más retrasado y terminando como el jugador al que le hacen la falta?
No, Cruyff bajaba mucho para buscar el balón. Con su forma de driblar gente, desde atrás tiene más espacio, más cerca del área hay mucha gente. Él venía desde atrás y con ese arranque de velocidad que tenía era más peligroso. Y una falta era un penalti, así fue. Es complicado, porque siempre tuve mucha confianza con los penaltis, pero patear cuando has tocado una vez la pelota y no tienes ritmo, es distinto. Sepp Maier también había visto dónde pateaba y cambié a la mitad del cobro para tirar a la derecha, pero por mis pasos fuertes terminó en el centro. Hubo un poco de suerte, no fue fácil.
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¿Y qué pasó en la final del Mundial de Argentina 78? Ya sin Cruyff, por extrañas circunstancias, ¿cree que nunca iban a salir campeones, sobre todo por temas políticos?
El tema político de ese Mundial fue importante, pero así también es el fútbol. Estábamos bien, pero antes de esa final pasaban cosas. Los partidos de semis debían jugarse al mismo tiempo y no ocurrió: Brasil ya había jugado y Argentina sabía que debía ganarle a Perú por más de cuatro goles y terminó haciendo seis. Perú había sido un equipo duro, que no encajaba goles. Y contra Argentina seis... tú me dices si fue justo o no. Como dije, eso pasa en el fútbol. Igual, jugar dos finales de un Mundial me pone muy contento.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin
El otro Johan. El motor de la Naranja Mecánica subcampeona de los Mundiales del 74 y 78. También de aquel Ajax tricampeón de Europa, después del Barcelona, equipo al que llegó por solicitud religiosa de Cruyff... era su mano derecha. El pitbull más bravo de su manada para saltar a la presión. Un centrocampista “total” con un compromiso fuera de lo normal para recuperar la pelota y clase para conservarla, llegar al área y disparar en los días en los que se acabaron los especialistas en el fútbol: todos atacaban, todos defendían.
Ese fue Johan Neeskens, el hombre que mejor encarnó aquella filosofía de Rinus Michels de “acosar sin tregua ni respiro al rival para recuperar el balón y no ceder a ningún precio la iniciativa con dos requisitos básicos: un espíritu de lucha inquebrantable y una preparación física perfecta, sin los cuales el sistema se derrumba. Los 10 jugadores empujan hacia delante”. No se fundía nunca.
¿Es partidario de los que dicen que Rinus Michels es el entrenador más revolucionario de la historia por sus achiques hacia delante, bloques cortos y pressing?
Sí, solo basta ver cómo se juega en la actualidad. El primero que introdujo este juego fue Michels, luego lo siguió Cruyff como entrenador. Él construyó el juego que el Barcelona estuvo jugando y Guardiola aprendió mucho de él, de su forma de ver y pensar el fútbol. Michels es el gran inspirador de todo.
Lea: Wílmar Roldán: “Los árbitros debemos combatir contra dos grandes enemigos”
¿Cómo fue ser entrenado tantos años por él y ser uno de los que mejor personificó su idea?
Lo que más quería él en los entrenamientos era siempre entrega, y de todos. Yo necesitaba mucha fuerza para atacar y defender. Esa dinámica la cogí entrenando todos los días por años. Tuve a Michels en el Ajax, en la selección y cuando me fui al Barcelona lo volví a tener. Fui un jugador con mucha entrega, siempre jugando por el equipo, ese fue mi éxito. Lo que pasa es que tuve mucha suerte al entrar al Ajax a los 18 años y tener un entrenador tan bueno como él y con esos jugadores. Los sorprendí con mi guerra en el campo y por lo clave que fui para hacer el pressing.
¿Cuál era ese estímulo que tenía para liderar la manada en las presiones?
Michels nos explicaba muchas veces cómo hacerla, pero yo era el que tomaba el mando. Era el primero que la lideraba, porque él decía que yo veía muy bien el momento justo, siempre jugamos así.
¿También desafiaron la naturaleza, no? Conservar la pelota no era tan verosímil como hoy en los céspedes de ahora...
Es cierto. Nosotros siempre jugábamos a tener el balón. Si lo tenemos, el contrario no puede hacernos daño. Y teníamos jugadores para aguantarlo. Esa era una parte de la filosofía, cancha grande. Los tiempos cambian, tenemos épocas diferentes, pero el fútbol no se puede comparar ni en los 70, 90 o en 2010, cada dos o tres años las cosas cambian y hay menos espacio. Cada vez será más difícil tener a un jugador que marque muchísimo la diferencia, va a ser más el equipo, el conjunto, que es el número 1. Por ejemplo, Italia en la Eurocopa era un equipo, no solo un conjunto con un gran crack.
Y Cruyff era el director de orquesta en la cancha... ¿Cómo nació ese fútbol de intercambio de posiciones en un juego de posición con dos filosofías que en algún punto parecía que se iban a estrellar?
El entrenador tenía sus ideas y el hombre más clave en su equipo fue Johan Cruyff, porque fue un maestro como jugador, fue su mano derecha en el campo. Cruyff sabía mucho como jugador y entrenador. Jugar con él fue maravilloso, sabíamos a lo que él quería jugar y nos entregábamos para que él pudiera funcionar bien y pusiera a jugar bien al equipo. Fue una combinación entre él y el entrenador.
Lea: Daniel Giraldo: un llegador y analista táctico de sí mismo
¿Ese fue el caldo de cultivo del Ajax que dominó el mundo con tres títulos de Copa de Europa?
Ellos tenían una filosofía: querían un futbol de ataque, bonito, que los espectadores disfrutaran. Nos esforzábamos mucho en los entrenamientos, muchos movimientos, mucha presión al contrario cuando ellos tenían el balón, eso funcionó muy bien. Y así fuimos tres veces campeones de Europa, dos veces campeones de Holanda, dos veces de Copa, dos veces de Supercopa y una de la Intercontinental, ¡todo en tres años! Hoy el Ajax ha vuelto a jugar muy bien, a pesar de que los equipos más grandes se siguen llevando a sus mejores jugadores. Llegan chicos de 17 años de la academia y todo funciona otra vez, la razón es la filosofía, si la filosofía está bien todo continúa.
Hablando de filosofías, ¿cómo ve el duro presente del Barcelona?
No se trata de Xavi ni de Koeman, el problema del Barcelona es financiero. Si no pueden comprar jugadores por el problema que viven es difícil. Koeman hizo un muy buen trabajo para traer a todos los jóvenes del Barcelona, Pedri, Gavi, Nico, son muchos. Pero no puedes cumplir el objetivo solo con estos jóvenes, necesitas experiencia. Echas a Koeman, y Xavi no está haciendo un mejor trabajo, es lo mismo porque tuvieron el mismo problema en contra: el dinero.
Volviendo a la Naranja Mecánica, alguna vez dijo que “no eran tan buenos”. Antes del Mundial del 74 perdieron amistosos frente a equipos alemanes de segunda división. ¿Cuál cree que fue el click que dieron en la Copa del Mundo?
Nosotros empezamos a entrenar unas cinco semanas antes del Mundial. El míster probaba mucho el equipo buscando mejorar el balance y varias veces no funcionó. Era pensar qué hacer con el otro central. Probamos y probamos y no estaba convencido. Tuvimos cuatro o cinco partidos en los que nos fue muy mal. El último fue contra Austria, con Arie Haan en el centro de la defensa. Y como Haan es normalmente mediocampista, con él podías subir el balón al medio y jugar a partir de allí, esa fue la cosa. Empezamos el Mundial contra Uruguay con el mismo equipo, pero necesitas suerte de ganar ese partido, porque si no lo haces a lo mejor vas a tener que cambiarlo otra vez. Lo hicimos y las cosas mejoraron. Llegó Suecia, un equipo muy fuerte, sacamos un empate, pero ya teníamos cuatro puntos. Ya después contra Bulgaria goleamos 4-1 y cogimos mucha confianza, todo empezó desde ahí.
¿Cómo fue patear ese penalti al segundo minuto de la final? ¿La jugada previa de esa falta resume a la Naranja Mecánica con Cruyff partiendo como hombre más retrasado y terminando como el jugador al que le hacen la falta?
No, Cruyff bajaba mucho para buscar el balón. Con su forma de driblar gente, desde atrás tiene más espacio, más cerca del área hay mucha gente. Él venía desde atrás y con ese arranque de velocidad que tenía era más peligroso. Y una falta era un penalti, así fue. Es complicado, porque siempre tuve mucha confianza con los penaltis, pero patear cuando has tocado una vez la pelota y no tienes ritmo, es distinto. Sepp Maier también había visto dónde pateaba y cambié a la mitad del cobro para tirar a la derecha, pero por mis pasos fuertes terminó en el centro. Hubo un poco de suerte, no fue fácil.
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¿Y qué pasó en la final del Mundial de Argentina 78? Ya sin Cruyff, por extrañas circunstancias, ¿cree que nunca iban a salir campeones, sobre todo por temas políticos?
El tema político de ese Mundial fue importante, pero así también es el fútbol. Estábamos bien, pero antes de esa final pasaban cosas. Los partidos de semis debían jugarse al mismo tiempo y no ocurrió: Brasil ya había jugado y Argentina sabía que debía ganarle a Perú por más de cuatro goles y terminó haciendo seis. Perú había sido un equipo duro, que no encajaba goles. Y contra Argentina seis... tú me dices si fue justo o no. Como dije, eso pasa en el fútbol. Igual, jugar dos finales de un Mundial me pone muy contento.
Por: Thomas Blanco- @thomblalin