España e Inglaterra, los dos finalistas que lucharán por el título del mundo.
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El auge del fútbol femenino no es casualidad. Es el resultado de un largo proceso, que, si bien está en su cima, todavía tiene mucho camino por delante, aspiraciones aún más altas de grandeza. Detrás del fenómeno, de los récords de audiencia y asistencia del Mundial de Australia y Nueva Zelanda, hay una lucha continuada de décadas y de cientos de miles de mujeres que han buscado en el reconocimiento deportivo la igualdad de sus derechos y la garantía de sus condiciones laborales.