Lionel Messi, ídolo de Argentina, y Cristiano Ronaldo, héroe de Portugal.
Foto: Agencia AFP
Ver a Cristiano Ronaldo roto, después del penalti que erró en los octavos de la Eurocopa contra Eslovenia, conmocionó a los seguidores del bicho y a los amantes del fútbol. No obstante, se entendía, en ese llanto desconsolado y desolador, la razón detrás del éxito que lo llevó a ser el mejor del mundo: la negación al fracaso, la búsqueda de la perfección. A la vez, muchos vieron en esas lágrimas...