Orgullosos pero inconformes: la creciente escena del fútbol LGBT

En junio es habitual, por lo menos en Occidente, que las empresas adornen sus logos con arcoíris en apoyo a la diversidad sexual en el conocido como mes del orgullo. Los clubes de fútbol más importantes del mundo suscriben el mensaje de inclusión. Sin embargo, la experiencia actual dicta que aún falta mucho para que las personas LGBT, en especial los hombres, puedan disfrutar de su sexualidad a nivel público dentro del fútbol de élite.

En junio es habitual, por lo menos en Occidente, que las empresas adornen sus logos con arcoíris en apoyo a la diversidad sexual en el conocido como mes del orgullo. Los clubes de fútbol más importantes del mundo suscriben el mensaje de inclusión. Sin embargo, la experiencia actual dicta que aún falta mucho para que las personas LGBT, en especial los hombres, puedan disfrutar de su sexualidad a nivel público dentro del fútbol de élite.

El fútbol es un entorno históricamente misógino. Algunos de los cánticos e himnos de los clubes utilizan términos homofóbicos para referirse al rival. En medio de ese ambiente, es difícil que un futbolista encuentre la confianza para salir del clóset. En el entorno profesional son contados los casos de jugadores que hacen pública su homosexualidad.

En octubre de 2021, Joshua Cavallo, jugador profesional de la liga australiana anunció por medio de sus redes sociales que era gay. “Está bien ser gay y jugar al fútbol. Quiero enseñarlo a todo el mundo que está sufriendo y tiene miedo”, comunicó el volante de Adelaida United. En mayo de este año, Jake Daniels, juvenil del Blackpool inglés también lo hizo. “Ser tú y ser feliz es lo más importante”, añadió.

Sin embargo, pese a que los casos de Cavallo y Daniels muestran un gran avance, no dejan de ser la excepción. Además, el caso de ambos jugadores refleja ciertas similitudes que muestran, en parte, por qué se atrevieron a hablar en voz alta. Ambos juegan en países que se han vuelto más incluyentes y ninguno tenía carreras notorias.

Un caso un poco más relevante y todavía más reciente fue el de Rycharlison, volante brasileño que llegó a representar a la verdeamarela. El exfutbolista anunció esta semana que era bisexual y denunció la violencia que hay contra la comunidad LGBT en Brasil. Desde luego, es una voz más fuerte dentro del deporte, pero no una influyente.

Por supuesto hay un abismo en cómo han cambiado los tiempos. En Inglaterra ocurrió el caso de Justin Fashanu, el primer futbolista de cierta fama que se identificó públicamente como homosexual. El inglés integró el Nottinhgam Forest. Su paso por dicho club estuvo marcado por el desapruebo del entrenador Brian Clough, que le reprochaba frecuentar bares gais. En 1990, Fashanu reveló en una entrevista que era homosexual. El efecto mediático fue radical y la mayoría de sus excompañeros, incluso familiares, lo rechazaron. Los equipos le cerraron las puertas y tuvo que buscar espacio en ligas de menos renombre, por lo que su carrera cayó en picada.

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Para Franklin Gil, antropólogo con énfasis en estudios de género y sexualidad, “en los últimos años hay un avance, pero no lo suficiente como para que un atleta de alto rendimiento salga del closet tranquilamente”. Hay muchas cosas en juego para quien lo haga, entre ellas patrocinadores, mercadeo, la reacción de los fanáticos y el riesgo de jugar en países hostiles con la comunidad gay.

En este punto era indispensable pensar en Catar 2022. Mientras la organización del Mundial de Catar le pide a los hinchas homosexuales que no se demuestren afecto en público, la Fifa adornó su logo con los colores del arcoíris para apoyar la diversidad. Si bien, el máximo ente del fútbol mundial ha desarrollado políticas antidiscriminación, es cierto que hay lugares en donde la tolerancia se limita al discurso. Sin embargo, a diferencia de otras épocas, ahora existe una conversación global al respecto.

“Eso está conectado con cosas generales. El fútbol existe en una sociedad concretas, y estas sociedades concretas son sociedades donde la diversidad sexual tiene problemas” reflexionó Gil. Por lo que no es un problema específico del fútbol, sino un reflejo del entorno en el que es jugado.

Dicho entorno es muy diferente en el fútbol femenino. Allí, las mujeres homosexuales no solo sienten más confianza a la hora de salir del clóset, sino que juegan un papel activista. De hecho, Megan Rapinoe, una de las mejores jugadores del mundo, es abiertamente gay y es embajadora de la Red de Educación para Gays, Lesbianas y Heterosexuales.

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Por supuesto, todo depende del contexto. Mientras Rapinoe en Estados Unidos ha podido abanderar su causa por medio del fútbol, en Colombia han ocurrido episodios de discriminación. El más notorio fue en diciembre de 2018, cuando Gabriel Camargo, presidente de Deportes Tolima, dijo que el fútbol femenino era “un caldo de cultivo del lesbianismo”.

El dirigente tuvo que retractarse pero fue un camino largo. El defensor del pueblo Carlos Negret interpuso una tutela que no prosperó pues el tribunal la consideró innecesaria ya que Camargo se disculpó por medio de una carta difundida en redes sociales.

No obstante, en 2021 la Corte Suprema determinó que el directivo tolimense reprodujo actos de violencia estructural contras las mujeres en razón a su género y orientación sexual. La opinión de Camargo estableció diferencias arbitrarias y humillantes respecto a un grupo poblacional de especial protección constitucional.

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Esa sentencia fue posible porque las víctimas del señalamiento, apoyadas por el sindicato Acolfutpro, utilizaron un recurso de insistencia, dieron su testimonio y demostraron que las disculpas que el presidente de Tolima dio en primera instancia se quedaban cortas.

En Colombia, ni los clubes ni la liga celebran la diversidad como en Europa. Acá no participan ni conmemoran el mes del orgullo como los clubes ingleses o italianos. Sin embargo, personas gais, bisexuales y trans han encontrado en la escena aficionada un lugar dentro del fútbol para ser quienes ellos son sin prejuicios.

“Son espacios incluyentes y significativos para nosotros como comunidad”, comentó Andrés Serrano, miembro fundador de Diversos Fútbol Club. Así como ocurrió con sus amigos, empezaron a reunirse con otros equipos e hicieron crecer. Poco a poco fueron llegando adeptos y lograron conseguir apoyo institucional.

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En Villavicencio, ciudad de origen de Serrano, la escena ha crecido hasta el punto en que han podido organizar eventos deportivos para la comunidad LGBT con el apoyo de la alcaldía. Comunidades deportivas diversas como esta han surgido en distintas ciudades del país y también en el extranjero.

Serrano ha incentivado la expansión de estos espacios y ha permitido la conexión entre ciudades. Lo que nació como un espacio seguro de amigos ha reunido personas de otras ciudades en eventos de 500 a 1000 deportistas y han empezado a involucrar otros deportes. Este mes, Diversos participó en la Copa LGBT, disputada en México.

“La lucha de nosotros es seguir incentivando y lograr la participación de más personas”, reflexionó Serrano. “Cada vez la aceptación es mejor”, concluyó.

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