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Todos estaban sentados en un restaurante, distribuidos en diferentes mesas de un gran salón. El cineasta español Alex de la Iglesia había llevado a diferentes personas involucradas en la vida de Lionel Andrés Messi a hablar de la figura del argentino para un documental. Entre periodistas, entrenadores, jugadores, familia, y hasta las profesoras del colegio, todos conversaban sobre la pulga, de su influencia, de su calidad y de su vida.
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Y en una de esas mesas, junto a los periodistas Ezequiel Fernández Moores y Juan Pablo Varsky, estaba César Luis Menotti, icónico entrenador argentino de la selección de 1978, que sacó a la selección albiceleste por primera vez campeona del mundo. Y en la charla llegaron las pregunta obvias, las que siempre se debaten al hablar de Messi. Los mismos cuestionamientos a la pulga por los que le exigían que, supuestamente, debía ganar un mundial de fútbol.
— ¿Messi es el mejor jugador de la historia? ¿Es mejor él o Maradona? ¿Alguien ha tenido la velocidad de Messi?
— Si —respondió Menotti, mientras cambiaba el tono para hablar de su majestad— Pelé. Para mí a Pelé hay que sacarlo. Cuando hablamos de fútbol a Pelé no lo pongas nunca, porque Pelé era de otro planeta.
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Sencillo: Pelé es el más grande de todos, el rey del fútbol. Y lo dijo, nada más y nada menos, uno de los entrenadores históricos del fútbol argentino, los grandes rivales de Brasil. Un estratega que con la albiceleste fue campeón del mundo, que dirigió a Diego Armando Maradona —quien alguna vez lo consideró el mejor técnico que tuvo en su carrera— y que es uno de los pensadores más destacados para hablar de la pelota.
Pelé, que falleció este jueves tras una larga lucha contra el cáncer de colon, modificó el fútbol, lo revolucionó. Los que lo vieron lo dicen: inventó todo. Todo lo que vemos hoy en día en el balompié, Pelé ya lo había hecho, 70 años atrás. Él fue el primer diez. O mejor, él fue el que le dio el significado a esa camiseta, la de los cracks, la de las estrellas. Por él, que en el Mundial de 1966 —el único de los que jugó que no ganó— lo sacaron a golpes y patadas, se inventaron las tarjetas.
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Su figura siempre fue reconocida por sus contemporáneos. Los que lo vieron saben, y es consenso general, que como Pelé no hubo otro jugador en la historia.
En Brasil, O rei es un ícono. Ganador de tres mundiales (1958, 1962 y 1970), Edson Arantes do Nascimento puso a Brasil en el mapa, como le había prometido a su padre cuando, desconsolado, lloraba la derrota de la selección verdeamarela en el Mundial de 1950, en su casa, en el Maracaná de Río de Janeiro contra Uruguay.
Pelé llegó a Suecia en 1958 con apenas 17 años a cumplirle la promesa a su primogénito de sacar a Brasil campeona del mundo. Y no solo se llevó la copa, también dejó un espíritu que representó al fútbol brasileño para siempre. Su legado quedó en la esencia del balompié carioca, un juego tan alegre como exuberante.
Estrella eterna del Santos con el que dominó el mundo, Pelé era una pantera venida de Minas Gerais, que destacaba por su capacidad técnica, velocidad y potencia. En esa Copa del Mundo del 58, su calidad, inverosímil al tratarse un niño, fue determinante en el primer trofeo de la Canarinha, el sendero que marcó el camino del mejor futbolista que ha visto el planeta.
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Era tan bueno que los rivales le temían solo de verlo respirar y acercarse. Su influencia permeó el mundo, fue la primera gran figura que tuvo el fútbol. El héroe pionero de la pelota.
Su capacidad la definió bien Hugo Orlando Gatti el Loco, exarquero argentino, quien se rindió en varias ocasiones a los pies del más grande, a quien llamaba “el futbolista perfecto”. “Era el único delantero que hacía paredes con los defensores contrarios”, dijo el histórico portero de River Plate y Boca Juniors.
— ¿Qué diferencia hay entre Pelé y Maradona? —pregunta el periodista.
— Cuando se habla de fútbol, los que tuvimos la suerte de jugar contra él y haberlo visto jugar, a Pelé hay que separarlo, después podemos hablar de los demás. —responde Gatti— Pero lejos. Tenía todo, es lo más completo que vi. Perfecto es Dios, pero Pelé futbolísticamente rozó la perfección.
Así también lo definía Alfio El Coco Basile, que como jugador se midió con el brasileño y como entrenador dirigió tanto a Messi como a Maradona, los dos que pueden compararse con su legado.
Para el Coco, Pelé era el jugador total: “Tenía todo. Zurda y derecha, le daba con las dos. Gambeteaba con las dos piernas. Era guapo, malo —cuando vos le pegabas ya había quebrado a dos o cuatro—, cabeceaba, tenía un pecho gigante que daba miedo, daba un doble salto, se quedaba suspendido en el aire y con la cabeza te reventaba el arco”.
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“Pelé era el único jugador que daba miedo. Faltaba un minuto y era una cosa tremenda. ¡Tiraba paredes con el defensor! Se inventó todo. Tenía doble salto. Como los basquetbolistas, saltaba y cuando estaba en la tierra, volvía a saltar. Era imparable”, recuerda Gatti.
Fue tanta la influencia de Pelé que hoy, 66 años después de su debut con Santos, su figura se compara con la de los más grandes. Lo dijo el mismo rey cuando le preguntaron si él era el mejor de la historia. Respondió con una falsa modestia que lo resumió todo. “No sé. Yo recuerdo que unos años atrás todos decían: ‘¿Quién es mejor, Pelé o Di Stefano?’ Después de Di Stefano: ‘¿quién es mejor, Pelé o Sivori?’ y después, ‘¿Pelé o Maradona?’ Yo no sé la respuesta, pero para mí siempre es un orgullo estar con los mejores”.
Por eso, el fútbol llora a Pelé, que con 82 años falleció en Sao Pablo el pasado jueves. Desde hace un par de años, O rei luchó contra un cáncer de colón que empeoró con el paso del tiempo. Tras someterse a varias operaciones y quimioterapias, el panorama se volvió insostenible.
La situación se volvió crítica en el último mes, cuando el astro brasileño estuvo internado durante más de cuatro semanas en el hospital para someterse a un tratamiento paliativo con el propósito de brindarle una mejor calidad de vida.
Sin embargo, tras una larga lucha, la vida del mejor jugador de los tiempos llegó a su fin. Maradona, tal vez su mayor rival simbólico, con el que siempre se lo compara al hablar de los más grandes, lo definía como “el mejor”.
Y esa fue una historia que tuvo muchos capítulos, en la que ambos tuvieron amores y odios, pero en la que el Diego, fallecido en 2019, siempre reconoció la grandeza del astro brasileño. “Maradona es Maradona. Pelé fue el más grande, yo soy un jugador normal”, así lo definió Pelusa. Ese es el legado de Edson Arantes do Nascimento Pelé, el jugador que inventó todo, el más grande de la historia.
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