Platense: crónica de un sueño
Platense volvió después de 22 años a la primera división del fútbol argentino tras vencer por penales a Estudiantes del Río Cuarto.
Andrés Osorio Guillott
El diario El Clarín registró el relato de Ezequiel Butti, el relator de la final por el ascenso a primera división del fútbol argentino entre Platense y Estudiantes de Río Cuarto, de la siguiente manera: “¡Platense se va de la B! ¡Platense revive! ¡Platense paga el castigo, paga la condena, paga la pena!”.
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El diario El Clarín registró el relato de Ezequiel Butti, el relator de la final por el ascenso a primera división del fútbol argentino entre Platense y Estudiantes de Río Cuarto, de la siguiente manera: “¡Platense se va de la B! ¡Platense revive! ¡Platense paga el castigo, paga la condena, paga la pena!”.
Una condena de más de dos décadas que empezó en 1999 cuando Javier Saviola -con un doblete- y Cristian Castillo anotaron los tres goles de River Plate en la victoria que envió al cuadro marrón al descenso. Fueron muchos años de ser almas en pena, que buscaban salir del Hades y no lograban hallar la salida de un laberinto que parecía maldito por errores desconocidos en el pasado.
***
Llegaba el día. Pasaron casi 22 años para esa última instancia. Todo o nada. El cielo nublado que en el imaginario no es buen presagio, pero las cábalas que parecen ser artilugios en las victorias podían contra cualquier elemento negativo. El corazón que late diferente a los demás días. La tristeza de ser testigos de la gloria en medio de la pandemia. Agradecer porque a la larga no importa no poder asistir a las gradas en el partido que define el nuevo ascendido al torneo argentino, pues de lograr la hazaña las gradas volverán a estar copadas cuando jueguen el clásico de Núñez contra River Plate, o cuando enfrenten a Argentinos Juniors o Tigres, sus máximos rivales.
La lluvia como prólogo de un relato de suspenso. Un partido que puso a latir los corazones más rápido cuando a los cinco minutos Matías Tissera abrió el marcador para Platense. Soñar con las manos sudadas, con la imposibilidad de ver el partido en absoluta quietud. Lanzar arengas y madrazos al juez que le otorga mayor nerviosismo al partido del que debiera. Ver cómo a los 38 del primer tiempo Estudiantes empata el partido y volver a la ansiedad del principio o notar que empeora.
Sentir más que nunca el peso del tiempo. Ver que este avanza y los segundos se escapan como granos de arena entre las manos y no poder agarrar lo concreto, lo añorado. Rezar para que no lleguen los penaltis. Querer creer que no son una lotería y que tus jugadores, esos que te trajeron hasta este punto, tienen el coraje suficiente para querer cobrar y anotar. Confiar en ellos, confiar en que el destino y el universo se fijaron en el equipo y sus hinchas y le dieron una segunda oportunidad para la esperanza y el júbilo.
Gritar cada gol como si fuera el último de nuestras vidas. Ver la atajada de Jorge De Olivera y romper en llanto. Querer cantar un tango de ‘El Polaco’ Goyeneche, recordar a Julio Cozzi o David Trezeguet. Añorar más que nunca en este último año que la pandemia termine y los bombos vuelvan a las tribunas, pues un histórico del fútbol argentino regresó a la máxima categoría.
“¡Volvimos, carajo! Fueron casi 22 años de sufrimiento, angustia, de pelearla... Por nuestra gente, los que se nos fueron con el sueño de verlo volver, por los que nunca habían visto, para todos ustedes: ¡Platense es de primera, la puta que los parió”, dice el tuit que subió el equipo argentino al ver su anhelo hacerse verdad”
“El fantasma del descenso”, ese aterrador apodo que los ha perseguido a lo largo de los años logró esfumarse en la noche del 31 de enero de 2021, cuando De Olivera atajó el último cobro de Estudiantes de Río Cuarto. Un sueño de tantos años se realizó en el estadio Marcelo Bielsa de Rosario y que en todo este tiempo se transformó en una quimera que nadie podía descifrar y derrumbar. Atrás quedan los lamentos por no alcanzar este momento. El presente es otro, con buenos y fuertes vientos que los hará saber que del otro lado de la gloria hay sacrificio y lucha, y que volver a primera división es una alegría que deberá estar correspondida con saber mantenerse y saber hacer frente a los cíclopes y los grandes rivales que no admiten el fin de sus jerarquías.