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La final del Mundial Inglaterra 1966 se vio envuelta en polémica por la forma en la que el equipo anfitrión logró coronarse contra Inglaterra, con el llamado "gol fantasma" de Geoff Hurst, quien se convirtió en el único delantero en anotar tres goles en una final.
El 30 de julio de 1966 los llamados inventores del fútbol por primera vez jugaban la final de un Mundial, lo hicieron ante su público en el mítico estadio de Wembley. La selección inglesa era comandada en la cancha por tres excepcionales jugadores: Gordon Banks, Bobby Moore y Bobby Charlton. Ese partido decisivo lo jugaron contra la Alemania Federal comandada por el ‘káiser’ Franz Beckenbauer y Uwe Seeler.
El encuentro fue emotivo hasta el minuto 90, donde Inglaterra sostenía una ventaja de 2-1 pero la mística alemana entró en escena y un gol de Wolfgang Weber empató el partido 2-2 y lo mandó a tiempo extra. Sin embargo al minuto 101 llegó el gol decisivo: Geoff Hurst remató a la portería, el balón pegó en el travesaño y rebotó abajo, el asistente afirmó que el balón había cruzado la línea de meta, pero al verse la repetición no queda claro si fue así o no, lo cual generó una gran polémica.
Helmut Schoen, entrenador de Alemania, fue el primero en comentar sobre la acción “no puiedo decir si el balón entró o no, debido a que no pude ver exactamente la situación. El gol sin embargo fue dudoso” además el estratega agregó “mis jugadores me dijeron que el balón no traspasó la raya. El juez de línea ruso pareció cambiar de modo de pensar después de indicar primeramente que no era gol. En mi opinión fueron demasiados goles. Hubiera sido más justo un 3-2”.
Bakhramov, juez de línea que dio el dudoso gol, afirmó años más tarde: “No vi entrar la pelota, pero Dienst descargó sobre mi espalda toda la responsabilidad”. Precisamente El Espectador, en su versión impresa del 31 de julio publicó ‘Tampoco en la final acertó el arbitraje’, donde Martín Leguizamón destacó que “el campeonato de los árbitros resulto ser, en última instancia, el campeonato de los árbitros y de los jueces de línea”.
Además señaló que “el Mundial lo vino a definir el gol que los ‘rusos’ le hicieron a los alemanes con un inesperado disparo del juez de línea soviético, Tofik Bakhramov, y con el cuarto tanto, aún más increíble, con la gente invadiendo la cancha”.
Precisamente para esta justa se habilitaron ocho estadios, con el emblemático Wembley a la cabeza; se tuvo una asistencia acumulada de un millón 614 mil 677 aficionados, con un promedio por juego de más de 50 mil personas. En el certamen destacaron las figuras del portugués Eusebio "La Pantera negra", quien terminó como líder de goleo con nueve anotaciones, el alemán Franz Beckenbauer, así como el inglés Bobby Moore, considerado un caballero de la defensiva.
Así, con todo y la polémica que originó la coronación del "equipo de la rosa" con su triunfo 4-2 sobre los germanos, donde destacaba el "Kaiser", se agenciaron la copa Jules Rimet, la cual había sido robada durante una exhibición en Londres.