¿Qué será del Barcelona sin Lionel Messi?
El argentino sufrió una rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda y estará entre siete y ocho semanas de baja.
EFE
El Barcelona vivirá los dos próximos meses sin su santo y seña en el campo, Leo Messi, que cayó lesionado con una rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda que obligará a un grupo reducido de sus compañeros a dar un paso adelante sin dilación.
Tras el encuentro, Luis Enrique, entrenador del equipo azulgrana, apuntó que no le va a cargar el muerto a nadie para que se eche el equipo a la espalda en ausencia del argentino, pero parece una obviedad que una serie de jugadores deberán crecer en autoridad y ponerse los galones.
Han vivido a la sombra de Messi, pero ahora les toca asumir más responsabilidad. Son sus dos socios de ataque, Neymar y Luis Suárez, y el capitán, Andrés Iniesta, quienes deben ponerse los galones y ejercer la autoridad que tenía el excapitán Xavi Hernández.
El Barça se siente algo huérfano sin su estandarte, que estará de baja entre siete y ocho semanas (se espera que podría estar para finales de noviembre, ya en el clásico contra el Real Madrid).
Sea cual sea su período de recuperación, la ausencia del jugador franquicia del Barcelona en el último quinquenio va a ser un camino minado para el Barça si los lugartenientes del argentino no dan un paso al frente.
Este sábado, contra Las Palmas, Suárez respondió a las mil maravillas, ya que fue el autor de los dos goles (2-1) del triunfo azulgrana, pero Neymar volvió a firmar una pobre actuación, con un penalti fallado incluido.
El 'crack' brasileño ha sido el que más ha estado viviendo a la sombra de Messi, convirtiéndose casi en un asistente personal, cuando, en lugar de definir o crear, suele preferir la combinación o la asistencia al argentino para que éste se luzca.
Este fue, en realidad, un papel que asimiló rápidamente, después de haber conocido que otras estrellas en la misma disyuntiva no habían tenido un gran recorrido a la sombra de Messi. Neymar no tuvo ninguna duda de ponerse a trabajar para el argentino y de esta relación ha crecido una gran conexión, también con Luis Suárez, un ariete a la vieja usanza, que pasa a segundo plano cuando Messi pone la directa hacia la portería.
Ahora, sin la luz que los has guiado, Neymar y Suárez, con sus características y sus cualidades, no tienen más remedio que incrementar su rendimiento goleador, especialmente en un inicio de temporada en el que el Barcelona está adoleciendo de la falta de puntería.
Otra función le espera a Iniesta en el centro del campo, donde el equipo más sufre esta temporada y se manifiesta falta de recursos cuando el Barça padece en los embotellamientos en ataque o en las idas y venidas del balón que tanto tensan la defensa azulgrana.
Iniesta, más que nunca, necesita ser el cerebro de un Barça que requiere de un jugador que ponga orden en las acciones que nacen del centro del campo.
Mientras el Barça deberá resintonizarse sin Messi, el argentino ha acudido hoy a la Ciudad Deportiva para iniciar la recuperación que le llevará a vivir el barcelonismo como a él no le apetece, desde el graderío, ubicación donde ha tenido que acomodarse en más de una ocasión en su ya largo historial como profesional.
Ahora, con una rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda, les esperan entre 7 y 8 semanas en el dique seco, pero ya sabe lo que es estar tres meses sin jugar, como le pasó en las temporadas 2005-06 y 2006-07, cuando padeció una rotura del bíceps femoral de la pierna derecha y una rotura del quinto metatarsiano del pie izquierdo, respectivamente.
Un bíceps femoral, en la temporada 2007-08, le volvió a dejar dos meses fuera, pero en dos periodos diferentes, tras sufrir roturas en los meses de diciembre de 2007 y marzo de 2008.
No volvió a ser hasta abril de 2013 cuando una nueva rotura del bíceps femoral lo dejó dos semanas inactivo, después de un periodo largo en el que el argentino no tuvo casi ni una recaída, todo ello debido a un cambio radical que se produjo tanto en su alimentación como en su preparación, y que coincidió con la llegada de Josep Guardiola.
La última lesión antes de la de este sábado se la produjo en noviembre de 2013, cuando se rompió el bíceps femoral de la pierna izquierda y estuvo de baja siete semanas, en las que se perdió nueve partidos.
El Barcelona vivirá los dos próximos meses sin su santo y seña en el campo, Leo Messi, que cayó lesionado con una rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda que obligará a un grupo reducido de sus compañeros a dar un paso adelante sin dilación.
Tras el encuentro, Luis Enrique, entrenador del equipo azulgrana, apuntó que no le va a cargar el muerto a nadie para que se eche el equipo a la espalda en ausencia del argentino, pero parece una obviedad que una serie de jugadores deberán crecer en autoridad y ponerse los galones.
Han vivido a la sombra de Messi, pero ahora les toca asumir más responsabilidad. Son sus dos socios de ataque, Neymar y Luis Suárez, y el capitán, Andrés Iniesta, quienes deben ponerse los galones y ejercer la autoridad que tenía el excapitán Xavi Hernández.
El Barça se siente algo huérfano sin su estandarte, que estará de baja entre siete y ocho semanas (se espera que podría estar para finales de noviembre, ya en el clásico contra el Real Madrid).
Sea cual sea su período de recuperación, la ausencia del jugador franquicia del Barcelona en el último quinquenio va a ser un camino minado para el Barça si los lugartenientes del argentino no dan un paso al frente.
Este sábado, contra Las Palmas, Suárez respondió a las mil maravillas, ya que fue el autor de los dos goles (2-1) del triunfo azulgrana, pero Neymar volvió a firmar una pobre actuación, con un penalti fallado incluido.
El 'crack' brasileño ha sido el que más ha estado viviendo a la sombra de Messi, convirtiéndose casi en un asistente personal, cuando, en lugar de definir o crear, suele preferir la combinación o la asistencia al argentino para que éste se luzca.
Este fue, en realidad, un papel que asimiló rápidamente, después de haber conocido que otras estrellas en la misma disyuntiva no habían tenido un gran recorrido a la sombra de Messi. Neymar no tuvo ninguna duda de ponerse a trabajar para el argentino y de esta relación ha crecido una gran conexión, también con Luis Suárez, un ariete a la vieja usanza, que pasa a segundo plano cuando Messi pone la directa hacia la portería.
Ahora, sin la luz que los has guiado, Neymar y Suárez, con sus características y sus cualidades, no tienen más remedio que incrementar su rendimiento goleador, especialmente en un inicio de temporada en el que el Barcelona está adoleciendo de la falta de puntería.
Otra función le espera a Iniesta en el centro del campo, donde el equipo más sufre esta temporada y se manifiesta falta de recursos cuando el Barça padece en los embotellamientos en ataque o en las idas y venidas del balón que tanto tensan la defensa azulgrana.
Iniesta, más que nunca, necesita ser el cerebro de un Barça que requiere de un jugador que ponga orden en las acciones que nacen del centro del campo.
Mientras el Barça deberá resintonizarse sin Messi, el argentino ha acudido hoy a la Ciudad Deportiva para iniciar la recuperación que le llevará a vivir el barcelonismo como a él no le apetece, desde el graderío, ubicación donde ha tenido que acomodarse en más de una ocasión en su ya largo historial como profesional.
Ahora, con una rotura del ligamento colateral interno de la rodilla izquierda, les esperan entre 7 y 8 semanas en el dique seco, pero ya sabe lo que es estar tres meses sin jugar, como le pasó en las temporadas 2005-06 y 2006-07, cuando padeció una rotura del bíceps femoral de la pierna derecha y una rotura del quinto metatarsiano del pie izquierdo, respectivamente.
Un bíceps femoral, en la temporada 2007-08, le volvió a dejar dos meses fuera, pero en dos periodos diferentes, tras sufrir roturas en los meses de diciembre de 2007 y marzo de 2008.
No volvió a ser hasta abril de 2013 cuando una nueva rotura del bíceps femoral lo dejó dos semanas inactivo, después de un periodo largo en el que el argentino no tuvo casi ni una recaída, todo ello debido a un cambio radical que se produjo tanto en su alimentación como en su preparación, y que coincidió con la llegada de Josep Guardiola.
La última lesión antes de la de este sábado se la produjo en noviembre de 2013, cuando se rompió el bíceps femoral de la pierna izquierda y estuvo de baja siete semanas, en las que se perdió nueve partidos.