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Falcao vuelve a Madrid, a la ciudad donde terminó de consolidarse como uno de los mejores delanteros del mundo a principios de la década de 2010. Vuelve después de ocho años y lo hará en un club que bien puede ser el antónimo de los dos equipos más grandes de la capital española y de la liga local, no solo porque hay diferencias en el palmarés, sino porque las hay también de fondo, en los valores e identidades que el Real, el Atlético y el Rayo Vallecano representan para su sociedad.
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El Rayo Vallecano fue fundado el 29 de mayo de 1924, en el domicilio de doña Prudencia Priego, viuda del primer presidente: Julián Modesto Huerta. En la actualidad, el edificio se conserva, pero ahora como un taller al que todos ven como el lugar donde se nació una institución que ha sido un símbolo de Vallecas, municipio ubicado al suroeste de Madrid que siempre ha resguardado a una clase obrera y solidaria.
Pero que sean las anécdotas las que hablen por nosotros: habría que empezar por reseñar a la Federación Obrera de Fútbol, creada en 1931, que fue una segunda versión de lo que casi treinta años antes se llamó la Sociedad Deportiva Obrera, una apuesta de un grupo de socialistas madrileños por promover valores y prácticas deportivas que también estuvieran relacionadas con la organización política y cultural de la ciudad. El Rayo Vallecano hizo parte de la Federación que se disolvió en 1937, en plena guerra civil española, pero la inclusión del club en la agrupación sentó un precedente que iba en la misma vía de la población de Vallecas.
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Más allá de lo deportivo, pues Rayo Vallecano ha oscilado entre primera y segunda división a lo largo de sus 97 años de historia (ascendió por primera vez en la temporada 1977-78 y la segunda fue en 1989), lo que ha caracterizado al cuadro madrileño es su carácter obrero y los valores que se promueven desde la institución y con los bukaneros, nombre que adoptó la hinchada del equipo.
“Pequeño en lo deportivo, grande en sus valores, que viva el Rayo de la clase obrera”, es uno de los lemas de la afición del club. Y esa frase también puede llevarse a las anécdotas, pues justamente por la época en que Falcao empezó a brillar en el Atlético de Madrid, a unas cuantas cuadras acontecieron varios hechos que unieron a la población de Vallecas y al club.
Una de ellas fue el 29 de septiembre de 2010. Unos meses antes se gestó una huelga general en España por las políticas del entonces presidente José Luis Rodríguez Zapatero. Congelación de pensiones, rebajas de sueldos a funcionarios y aumento de impuestos fueron algunas medidas que molestaron a varios sectores y generaron protestas. Ese día de septiembre, el Rayo Vallecano cerró sus instalaciones y cesó sus actividades para solidarizarse con la clase obrera: “Hoy podemos decir orgullosos que con acciones como esta nuestro equipo representa los auténticos valores de un club popular de verdad”, dijo la hinchada del cuadro madrileño.
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Dos años después ocurrió otra anécdota cuando Carmen Martínez Ayuso, habitante de Vallecas de 85 años, perdió su casa luego de que su hijo no pudiera pagar un préstamo del banco. El Rayo, de la mano de sus jugadores y cuerpo técnico, ayudó a la señora para que no se quedara sin un lugar digno donde poder vivir.
A lo largo de los años, el Rayo Vallecano y su hinchada se han mostrado a favor de los movimientos progresistas y de izquierda, así como también se han manifestado en defensa de las comunidades LGBT+ y de los derechos de los refugiados, que constantemente llegan a España y otros territorios de Europa buscando una refundación de su destino,
Ska-p, una de las bandas más reconocidas del mundo hispanohablante, cuyas canciones critican el capitalismo, la opresión y la violencia, tiene en su repertorio una canción en la que sus integrantes se reconocen como hinchas del Rayo Vallecano: “Somos los hinchas más anarquistas, / los más borrachos, / los más antifascistas. / Nuestro Rayito revolucionario. / Todos los fachas / ¡fuera de mi barrio!”, canción que lleva por nombre el mismo del club madrileño. Otra de la misma banda que puede contar la historia e identidad que portan con orgullo muchos de los habitantes de Vallecas es “El vals del obrero”.
Falcao llega a un club diferente, con el que seguramente va a recobrar minutos y confianza, pues es una liga que ya conoce y una ciudad que ya habitó. El Tigre reconoce el espíritu del Rayo Vallecano y sabe que más que aspirar a grandes títulos, puede soñar con hazañas que van más allá de lo deportivo y que son aquellas que se hacen en nombre de la humanidad. Los valores de solidaridad y lealtad que se promueven en el club y se cantan en el municipio y en el estadio Campo de Fútbol de Vallecas serán los que marquen el camino del fin de una carrera exitosa para el colombiano y la posibilidad de mantenerse vigente y en buen nivel para aspirar a jugar con la selección el Mundial de Catar 2022.
“Jugar en el Rayo es una gran oportunidad para mi carrera. Es un equipo con un espíritu muy lindo. Estoy muy contento de estar allí y de volver a una liga que ya conozco y me va a permitir seguir creciendo”, dijo Falcao ayer en la rueda de prensa antes del partido de Colombia contra Chile, que se jugará mañana en el estadio Metropolitano de Barranquilla.