Sevilla tiene un romance con la Europa League: le ganó a Roma y otra vez es campeón
El cuadro español ganó su séptimo título en la competición, la quinta en los últimos diez años, contra el equipo dirigido por José Mourinho.
La relación de Sevilla con la Europa League sigue vigente, es el romance europeo más vivo de la última década. Este miércoles, en una final jugada en Budapest, el cuadro español le ganó a Roma en los penaltis, después de empatar 1-1 en el tiempo reglamentario, y sumó su séptimo título en el torneo.
Una historia de amor que no se acaba, pues de las últimas 10 ediciones los sevillanos se han llevado cinco. Un dato todavía más sorprendente si el espectro se amplía a España, ganador con Sevilla, Atlético de Madrid y Villarreal de las últimas siete versiones de la competición.
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El nuevo título para Sevilla es especial. Sobre todo teniendo en cuenta que llegó en una de las temporadas más complicadas de sus últimos años, cuando menos se esperaba un título y cuando mejor le cayó a la afición.
Un triunfo sufrido, además, porque la Roma de José Mourinho dio dura pelea y llevó la definición hasta los penaltis, el mismo desenlace de hace 10 años, cuando Sevilla derrotó a Benfica en los cobros de los 12 pasos tras empatar 0-0 en los 90 minutos.
Esta vez el marcador fue 1-1, lo que llevó a la definición en los penaltis para que Sevilla, con siete títulos, se confirmara como el mejor equipo en el palmarés de la Europa League, seguido por Inter de Milán, Juventus, Liverpool y Atlético de Madrid, todos con tres.
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Durísima derrota, eso sí, para Mourinho, que venía de ser campeón con los italianos la temporada pasada en la Conference League y buscaba su sexto título europeo, el tercero en la Europa League tras los conseguidos con Manchester United en 2017 y Porto en 2003.
Sevilla, en cambio, de la mano de su entrenador José Luis Mendilibar, quien llegó en marzo al equipo, celebra un nuevo título europeo, que para su afición ya es costumbre.
El desarrollo de un partido cerrado
Ya podía preverse, incluso desde antes del partido, que el partido iba a ser cerrado desde los primeros minutos. Empezó mejor la Roma, más intensa y creativa en el primer tiempo.
Sevilla, que renunció en su propuesta inicial al dominio del balón, se vio inferior al cuadro italiano, que aprovechó su buena condición en el inicio para adelantarse en el marcador gracias a Paulo Dybala.
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Al descanso, la imagen que se vio más tarde en el segundo tiempo era totalmente diferente. Roma tenía aire en la camiseta, mientras que Sevilla parecía demasiado golpeado, al borde de K.O. y con la cabeza baja rumbo al camerino.
Aspecto que les cambió a los españoles en el reinicio del encuentro. En la segunda mitad, Sevilla encaró con otro aire el compromiso.
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Tan determinante se vio el cambio que en el 55 ya habían igualado el compromiso, con autogol de Gianluca Mancini. A partir de ahí cambió el libreto. Y Roma, tan fuerte en la primera mitad, bajó un cambio y se refugió en su área ante un Sevilla sin la suficiente determinación para buscar la victoria definitiva.
Así llegaron a la prórroga, muy dura para los dos equipos, desgastados por el trajín de los 90 minutos y pidiendo la hora para que llegaran los penaltis.
No pasó mucho en esos 30 minutos, que terminaron siendo más de 40, casi un tercer tiempo, por los minutos que se tuvieron que agregar ante las pérdidas de tiempo. O por lo menos no pasó algo que cambiara el destino y la definición de la final en los cobros desde los 12 pasos, en los que se impuso Sevilla.
La clave estuvo en Bono, el arquero sevillano oriundo de Marruecos, que atajó el segundo cobro de los italianos y ahogó sus aspiraciones de título. Tras la tapada del marroquí, los españoles no fallaron ni un cobro y el último, como en Catar 2022, lo cobró Gonzalo Montiel, un especialista para liquidar series de penaltis.
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Esta vez el marcador fue 1-1, lo que llevó a la definición en los penaltis para que Sevilla, con siete títulos, se confirmara como el mejor equipo en el palmarés de la Europa League, seguido por Inter de Milán, Juventus, Liverpool y Atlético de Madrid, todos con tres.
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Sevilla, en cambio, de la mano de su entrenador José Luis Mendilibar, quien llegó en marzo al equipo, celebra un nuevo título europeo, que para su afición ya es costumbre.
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Ya podía preverse, incluso desde antes del partido, que el partido iba a ser cerrado desde los primeros minutos. Empezó mejor la Roma, más intensa y creativa en el primer tiempo.
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