Roberto Martínez, el técnico que sigue el legado de Cruyff
Es el caso del entrenador de Bélgica, que busca terminar en la tercera posición del Mundial de Rusia 2018. Su historia.
Luis Guillermo Montenegro - Enviado especial a Rusia
El holandés Johan Cruyff dejó su sello como jugador, pero como entrenador puso los cimientos de una filosofía futbolística que tenía como fundamento el dominar los partidos a través de la posesión. Su idea, que revolucionó este deporte con sus planteamientos exitosos con el Ajax, de Holanda, y el Barcelona, de España, profesa un axioma lógico: “Si tú tienes el balón, el rival no lo tiene”. A partir de ahí elaboró una idea de juego del fútbol total, que ha marcado el destino de este deporte. Pep Guardiola ha brillado siguiendo sus ideales y en este Mundial de Rusia 2018, otro español, Roberto Martínez, le apostó a lo mismo con la selección de Bélgica, que hoy (9:00 a.m., por el Gol Caracol) buscará el tercer lugar de la Copa del Mundo frente a Inglaterra. (Vea nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
Nacido en Balaguer, a 30 kilómetros de Lleida, en una localidad de unos 17.000 habitantes, Roberto Martínez vivió para el fútbol desde pequeño. En su casa recibió las primeras enseñanzas de su padre, Roberto, que durante 12 años dirigió al equipo de la localidad, en tercera división. Con 16 años decidió aceptar una oferta para jugar en las categorías menores del Zaragoza y cinco años después estaba de vuelta a casa. Inició estudios de fisioterapia e hizo sus primeros pinitos como entrenador del equipo femenino de la escuela de fisioterapia de su ciudad, en la que comenzó a querer imitar lo que les enseñan a los jugadores de La Masía en el Barcelona, el buen trato del balón, la posesión y toque o tiki-taka.
Comenzó a ser futbolista queriendo ser entrenador. Luego de debutar en el Zaragoza, pasó al fútbol de Inglaterra. Llegó al Wigan, después pasó por el Motherwell Walsall, Swansea y Chester, hasta que, en febrero del 2007, el Swansea lo contrató como jugador y DT. En la cancha sufrió por su técnica, sin embargo, tenía clara una idea que después llevó a implementar en los equipos que dirigió: el toca y pesa, que hace referencia al querer buscar asociarse con los compañeros para avanzar hacia el campo rival, teniendo la posesión del balón. (Le puede interesar: El consuelo de Inglaterra)
Al banquillo llegó influenciado por lo que aprendió de Víctor Fernández en el Zaragoza, de Johan Cruyff en el Barça y de John Benjamín Toshack en la Real Sociedad. Pero sin duda en quien más se inspiró fue en Cruyff y por eso también admiró a otro de los discípulos del holandés: Pep Guardiola. En 2013 ganó con el Wigan su título más importante, el de la FA Cup. Lo hizo con un equipo humilde, sin grandes estrellas, pero que era un fiel reflejo de lo que él quería. Del pizarrón a la cancha.
Más tarde el Everton lo contrató y fue ahí en donde coincidió con futbolistas belgas como Romelu Lukaku, Kevin Mirallas y Marouane Fellaini. Se hizo cercano a ellos y gracias a su don de gente y su manera de ver el fútbol, la Federación de Bélgica se fijó en él para buscar el objetivo de Rusia 2018. Logró la clasificación y en la Copa del Mundo presentó a una de las mejores selecciones, que jugó de una manera atractiva y que disputará el duelo por la tercera posición. No negoció su filosofía, la de Cruyff. Así seguirá jugando y así espera volver a un Mundial para terminar alzando la copa. “Esta generación de futbolistas belgas merece mucho más. Esto no termina acá, espero volver a dos torneos más de este tipo”, finalizó el español de 44 años.(Lea también: Los kilómetros recorridos por los semifinalistas en el Mundial de Rusia 2018)
El holandés Johan Cruyff dejó su sello como jugador, pero como entrenador puso los cimientos de una filosofía futbolística que tenía como fundamento el dominar los partidos a través de la posesión. Su idea, que revolucionó este deporte con sus planteamientos exitosos con el Ajax, de Holanda, y el Barcelona, de España, profesa un axioma lógico: “Si tú tienes el balón, el rival no lo tiene”. A partir de ahí elaboró una idea de juego del fútbol total, que ha marcado el destino de este deporte. Pep Guardiola ha brillado siguiendo sus ideales y en este Mundial de Rusia 2018, otro español, Roberto Martínez, le apostó a lo mismo con la selección de Bélgica, que hoy (9:00 a.m., por el Gol Caracol) buscará el tercer lugar de la Copa del Mundo frente a Inglaterra. (Vea nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
Nacido en Balaguer, a 30 kilómetros de Lleida, en una localidad de unos 17.000 habitantes, Roberto Martínez vivió para el fútbol desde pequeño. En su casa recibió las primeras enseñanzas de su padre, Roberto, que durante 12 años dirigió al equipo de la localidad, en tercera división. Con 16 años decidió aceptar una oferta para jugar en las categorías menores del Zaragoza y cinco años después estaba de vuelta a casa. Inició estudios de fisioterapia e hizo sus primeros pinitos como entrenador del equipo femenino de la escuela de fisioterapia de su ciudad, en la que comenzó a querer imitar lo que les enseñan a los jugadores de La Masía en el Barcelona, el buen trato del balón, la posesión y toque o tiki-taka.
Comenzó a ser futbolista queriendo ser entrenador. Luego de debutar en el Zaragoza, pasó al fútbol de Inglaterra. Llegó al Wigan, después pasó por el Motherwell Walsall, Swansea y Chester, hasta que, en febrero del 2007, el Swansea lo contrató como jugador y DT. En la cancha sufrió por su técnica, sin embargo, tenía clara una idea que después llevó a implementar en los equipos que dirigió: el toca y pesa, que hace referencia al querer buscar asociarse con los compañeros para avanzar hacia el campo rival, teniendo la posesión del balón. (Le puede interesar: El consuelo de Inglaterra)
Al banquillo llegó influenciado por lo que aprendió de Víctor Fernández en el Zaragoza, de Johan Cruyff en el Barça y de John Benjamín Toshack en la Real Sociedad. Pero sin duda en quien más se inspiró fue en Cruyff y por eso también admiró a otro de los discípulos del holandés: Pep Guardiola. En 2013 ganó con el Wigan su título más importante, el de la FA Cup. Lo hizo con un equipo humilde, sin grandes estrellas, pero que era un fiel reflejo de lo que él quería. Del pizarrón a la cancha.
Más tarde el Everton lo contrató y fue ahí en donde coincidió con futbolistas belgas como Romelu Lukaku, Kevin Mirallas y Marouane Fellaini. Se hizo cercano a ellos y gracias a su don de gente y su manera de ver el fútbol, la Federación de Bélgica se fijó en él para buscar el objetivo de Rusia 2018. Logró la clasificación y en la Copa del Mundo presentó a una de las mejores selecciones, que jugó de una manera atractiva y que disputará el duelo por la tercera posición. No negoció su filosofía, la de Cruyff. Así seguirá jugando y así espera volver a un Mundial para terminar alzando la copa. “Esta generación de futbolistas belgas merece mucho más. Esto no termina acá, espero volver a dos torneos más de este tipo”, finalizó el español de 44 años.(Lea también: Los kilómetros recorridos por los semifinalistas en el Mundial de Rusia 2018)