Salvatore Schillaci, el héroe accidental de Italia 1990
En el mismo Mundial en el que Colombia se presentó ante la élite del fútbol Mundial, ‘Totó' fue goleador y mejor jugador, por delante de Lothar Matthaus y Diego Maradona. Perfil.
Luis Guillermo Ordoñez
Para muchos amantes del fútbol, el Mundial de Italia 1990 ha sido uno de los mejores de la historia, pero más que por su nivel deportivo, por el impresionante ambiente que se vivió en ese país en el verano de ese año. La nación se paralizó completamente desde el día en el que rodó el balón en Milán, con el recordado parido entre Argentina y Camerún.
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Para muchos amantes del fútbol, el Mundial de Italia 1990 ha sido uno de los mejores de la historia, pero más que por su nivel deportivo, por el impresionante ambiente que se vivió en ese país en el verano de ese año. La nación se paralizó completamente desde el día en el que rodó el balón en Milán, con el recordado parido entre Argentina y Camerún.
El inesperado triunfo de los africanos, con un gol de François Omam-Biyik fue el abrebocas de las demás sorpresas que habría en el torneo. La Colombia de Francisco Maturana, una de ellas, así como la Camerún de Roger Milla y, sobre todo, el héroe local Salvatore Schillaci, fallecido este miércoles 18 de septiembre a los 59 años de edad víctima de un cáncer de colon contra el que luchaba hace años.
La verdad es que los ojos y las esperanzas ofensivas de la afición italiana estaban puestos en Gianlucca Vialli, Aldo Serena, Roberto Mancini, Giuseppe Giannini, Andrea Carnevale y Roberto Baggio, la joven revelación de entonces en la Serie A. Por allá como quinta alternativa aparecía el ‘Totó’ Schillaci, casi sin opciones de jugar en medio de tantas estrellas.
El estreno de la Squadra Azzurra fue decepcionante. El equipo local apenas venció por la mínima a la discreta selección de Austria, con un solitario gol de Schillaci, quien era suplente e ingresó al campo en el minuto 76. La primera vez que tocó la pelota, la mandó al fondo de la red.
A pesar del gol, Toto siguió volvió a suplente contra Estados Unidos, hasta que el técnico hasta que en el tercer partido, pero luego su técnico Azeglio Vicini cedió a la presión popular y lo pudo como titular ante Checoslovaquia.
Nueve minutos le bastaron al nuevo ídolo de Italia para abrir el marcador, que después sellaría Baggio. Schillaci anotó seis goles en siete partidos y fue la gran figura de Italia, que finalizó en la tercera posición. “Salvatore de la patria”, le decían.
Pero en realidad ‘Totó’ Schillaci fue uno de esos jugadores que tuvieron su cuarto de hora en un Mundial pero luego no volvieron a brillar con la misma intensidad. Nació el 1 de diciembre de 1964 en Palermo y, como muchos, vio en el fútbol la posibilidad de salir adelante y ayudar económicamente a su familia.
Jugó siete temporadas en el Messina y salió del anonimato al ser contratado por la Juventus, en 1989. De hecho, en Italia aseguran que de no haber llegado a la Vechia Signora, no habría ido al Mundial de 1990, especialmente porque provenía del sur del país, una región históricamente relegada.
Algo cambió con Schillaci, quien al igual que Diego Armando Maradona, siempre cuestionó que los clubes ricos y poderosos del norte, discriminaran a los del sur. La diferencia era que mientras el argentino lo hacía frente a los micrófonos en voz alta, ‘Totó' de manera discreta, humilde, como su propia personalidad, sencilla, poco adaptable al mundo del fútbol, la fama, los reflectores.
En Italia 1990 el tercer gol se lo hizo a Uruguay en los octavos de final, pero el que desató la locura en el país fue el de la victoria 1-0 ante Irlanda, en cuartos. Parecía el Paolo Rossi de España 1982, clave para la conquista del título.
Schillaci no faltó a la cita con el gol ante la Argentina de Maradona, en las semifinales, pero la albiceleste empató con ese famoso cabezazo de Claudio Paul Caniggia y después se impuso en la definición por cobros desde el punto penalti.
Aún así, ‘Totó' estuvo enchufado hasta el último juego del torneo, porque marcó en tanto de la victoria sobre Inglaterra por el tercer puesto, que le valió para ser goleador y mejor jugador del campeonato.
Su carrera no fue tan brillante como ese Mundial de Italia 1990
Con el Messina, Schillaci jugó 256 partidos y marcó 77 goles. En la Juve estuvo en 132 encuentros y anotó 36 goles, hasta 1992, cuando fichó por el Inter de Milán, con el que disputó 36 partidos e hizo 12 goles, números buenos para un delantero, pero alejados de lo que se pronosticaba años antes.
Sin embargo, también fue pionero en el tema de firmar millonarios contratos en ligas exóticas, porque se marchó cuatro años al Júbilo Iwata japonés, con el que ganó mucho dinero y anotó 65 goles en 93 partidos.
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