Sebastián Viera ya es leyenda, pero quiere seguir ganando
Después de superar los 500 partidos jugados con el Júnior, el arquero y capitán quiere sumar un par de títulos más, Liga BetPlay y Copa Sudamericana. Tarea difícil, pero no imposible.
Pocos futbolistas en el mundo se pueden dar el lujo de jugar 500 partidos con un solo club. Para lograrlo se necesitan condiciones deportivas, por supuesto, pero también disciplina, constancia y salud. Todo eso lo ha tenido Sebastián Viera, quien superó esa cifra defendiendo el arco del Júnior de Barranquilla, con el que además ha conquistado siete títulos en diez temporadas.
Y va por más, pues, de su mano, el equipo tiburón accedió a los cuartos de final de la Copa Sudamericana, al vencer en la definición por penaltis a Unión La Calera, de Chile Ahora enfrenta al Coquimbo Unido por un cupo en las semifinales del torneo continental.
Pero Júnior también está en la pelea por la estrella de fin de año en la Liga BetPlay. Empató 0-0 como visitante frente al América de Cali y definirá la serie este domingo, en el estadio Metropolitano. “Sabemos que es difícil el doblete, pero no imposible”, asegura Viera, el capitán del equipo dirigido por Luis Amaranto Perea, para quien las bajas por lesión de Teófilo Gutiérrez y Luis Daniel Cariaco González, “son sensibles, pero hay muchachos con talento y ganas para reemplazarlos”.
Un destino inesperado
Todo niño uruguayo al que le gusta el fútbol sueña con llegar a ser profesional en su país y luego dar el salto a Europa y triunfar. Jugar en Colombia y convertirse en un barranquillero más no está en los planes.
Mario Sebastián llegó casi por accidente a la capital del Atlántico, en enero de 2011, y lejos estaba de pensar que el estadio Metropolitano se convertiría en el patio de su casa y Júnior en el club que lo consagró como leyenda.
Venía del Larisa de Grecia, en el que jugó apenas veinte partidos en año y medio. Y aunque estaba buscando opciones en el Viejo Continente, se dejó seducir por la propuesta de un proyecto serio y estable. De hecho, mucho más estable de lo que pensó, porque ni en sus mejores sueños imaginó quedarse tanto tiempo en Colombia.
Hijo de un exarquero de selecciones menores de Uruguay y de los clubes Bellavista, Racing y Miramar, Sebas había comenzado su carrera en el Nacional de Montevideo, con el que salió campeón de la liga charrúa.
Se fue luego al Villarreal de España e integró ese famoso “submarino amarillo” que llegó a semifinales de la Champions League, en 2006, con Manuel Pellegrini de entrenador y Juan Román Riquelme, Marcos Senna y Diego Forlán de figuras; además, en 2008 fue subcampeón de la Liga española.
Con esos antecedentes resultaba extraño que hubiera aceptado la oferta del Júnior, pero en realidad, a los 27 años de edad, buscaba relanzar su carrera.
Y vaya que lo hizo. Apenas llegó salió campeón. Fue la figura en la final de la liga del segundo semestre de 2011 frente al Once Caldas, en la que se lució en la definición por penaltis, en Manizales.
Acostumbró a los hinchas rojiblancos a ganar partidos con sus atajadas, mientras se consolidaba como uno de los referentes del equipo, al lado en ese entonces del volante vallecaucano Giovanni Hernández.
Tranquilo y callado, Viera lideraba con su ejemplo. Siempre ha sido disciplinado, respetuoso y coherente, tanto en las derrotas como en las victorias, porque “lo primero es dejar una buena imagen como persona, como profesional. Ya, si llegan los títulos y los reconocimientos, mejor”.
Por eso, ha sabido superar caídas difíciles en cuatro finales de liga, ante Nacional (2014 y 2015), Medellín (2016) y América (2019). Y no sobredimensionar éxitos como las ligas de 2011, 2018 y 2019, así como las Copas de 2015 y 2017 y las Superligas de 2019 y 2020, esta última ya después de la cuarentena, cuando su equipo le ganó la serie al América.
Para completar, hace algunos años decidió atreverse a cobrar tiros libres en los partidos. Lo hizo siempre en las prácticas, desde las divisiones menores, pero no en juegos oficiales. Y le dio resultado. Ha marcado ocho tantos con el Júnior, uno en 2020, y es el arquero con más goles de media distancia en los setenta años de historia del torneo rentado, por encima de René Higuita y Luis Delgado.
Viera tiene tres hijos, Máximo, de diez años, Stephano, de tres, y Santino, de uno, este último con su actual esposa, la Sara Correa. “Ya soy mitad uruguayo y mitad colombiano”, admite el número uno, acostumbrado ya al calor barranquillero, a los patacones, el arroz con coco y el pescado.
Su leyenda crece día a día. Su nombre está inscrito en la primera fila de la lista de los grandes ídolos deportivos de la capital del Atlántico y será recordado, como uno de los mejores arqueros extranjeros de la historia de la liga colombiana, al lado de Julio César Falcioni y Franco Armani.
Pocos futbolistas en el mundo se pueden dar el lujo de jugar 500 partidos con un solo club. Para lograrlo se necesitan condiciones deportivas, por supuesto, pero también disciplina, constancia y salud. Todo eso lo ha tenido Sebastián Viera, quien superó esa cifra defendiendo el arco del Júnior de Barranquilla, con el que además ha conquistado siete títulos en diez temporadas.
Y va por más, pues, de su mano, el equipo tiburón accedió a los cuartos de final de la Copa Sudamericana, al vencer en la definición por penaltis a Unión La Calera, de Chile Ahora enfrenta al Coquimbo Unido por un cupo en las semifinales del torneo continental.
Pero Júnior también está en la pelea por la estrella de fin de año en la Liga BetPlay. Empató 0-0 como visitante frente al América de Cali y definirá la serie este domingo, en el estadio Metropolitano. “Sabemos que es difícil el doblete, pero no imposible”, asegura Viera, el capitán del equipo dirigido por Luis Amaranto Perea, para quien las bajas por lesión de Teófilo Gutiérrez y Luis Daniel Cariaco González, “son sensibles, pero hay muchachos con talento y ganas para reemplazarlos”.
Un destino inesperado
Todo niño uruguayo al que le gusta el fútbol sueña con llegar a ser profesional en su país y luego dar el salto a Europa y triunfar. Jugar en Colombia y convertirse en un barranquillero más no está en los planes.
Mario Sebastián llegó casi por accidente a la capital del Atlántico, en enero de 2011, y lejos estaba de pensar que el estadio Metropolitano se convertiría en el patio de su casa y Júnior en el club que lo consagró como leyenda.
Venía del Larisa de Grecia, en el que jugó apenas veinte partidos en año y medio. Y aunque estaba buscando opciones en el Viejo Continente, se dejó seducir por la propuesta de un proyecto serio y estable. De hecho, mucho más estable de lo que pensó, porque ni en sus mejores sueños imaginó quedarse tanto tiempo en Colombia.
Hijo de un exarquero de selecciones menores de Uruguay y de los clubes Bellavista, Racing y Miramar, Sebas había comenzado su carrera en el Nacional de Montevideo, con el que salió campeón de la liga charrúa.
Se fue luego al Villarreal de España e integró ese famoso “submarino amarillo” que llegó a semifinales de la Champions League, en 2006, con Manuel Pellegrini de entrenador y Juan Román Riquelme, Marcos Senna y Diego Forlán de figuras; además, en 2008 fue subcampeón de la Liga española.
Con esos antecedentes resultaba extraño que hubiera aceptado la oferta del Júnior, pero en realidad, a los 27 años de edad, buscaba relanzar su carrera.
Y vaya que lo hizo. Apenas llegó salió campeón. Fue la figura en la final de la liga del segundo semestre de 2011 frente al Once Caldas, en la que se lució en la definición por penaltis, en Manizales.
Acostumbró a los hinchas rojiblancos a ganar partidos con sus atajadas, mientras se consolidaba como uno de los referentes del equipo, al lado en ese entonces del volante vallecaucano Giovanni Hernández.
Tranquilo y callado, Viera lideraba con su ejemplo. Siempre ha sido disciplinado, respetuoso y coherente, tanto en las derrotas como en las victorias, porque “lo primero es dejar una buena imagen como persona, como profesional. Ya, si llegan los títulos y los reconocimientos, mejor”.
Por eso, ha sabido superar caídas difíciles en cuatro finales de liga, ante Nacional (2014 y 2015), Medellín (2016) y América (2019). Y no sobredimensionar éxitos como las ligas de 2011, 2018 y 2019, así como las Copas de 2015 y 2017 y las Superligas de 2019 y 2020, esta última ya después de la cuarentena, cuando su equipo le ganó la serie al América.
Para completar, hace algunos años decidió atreverse a cobrar tiros libres en los partidos. Lo hizo siempre en las prácticas, desde las divisiones menores, pero no en juegos oficiales. Y le dio resultado. Ha marcado ocho tantos con el Júnior, uno en 2020, y es el arquero con más goles de media distancia en los setenta años de historia del torneo rentado, por encima de René Higuita y Luis Delgado.
Viera tiene tres hijos, Máximo, de diez años, Stephano, de tres, y Santino, de uno, este último con su actual esposa, la Sara Correa. “Ya soy mitad uruguayo y mitad colombiano”, admite el número uno, acostumbrado ya al calor barranquillero, a los patacones, el arroz con coco y el pescado.
Su leyenda crece día a día. Su nombre está inscrito en la primera fila de la lista de los grandes ídolos deportivos de la capital del Atlántico y será recordado, como uno de los mejores arqueros extranjeros de la historia de la liga colombiana, al lado de Julio César Falcioni y Franco Armani.