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“En mi cabeza siempre pienso que soy una persona normal que hace cosas diferentes, sólo eso”, dice con vanidad.
Una mamá devota de Ronald Reagan le puso Ronaldo. Pero no salió político, sino futbolista. Y bueno, muy bueno. Tanto que ha costado casi 100 millones de euros. El astro del Real Madrid se ve como una persona “normal” que hace cosas diferentes. “Sólo eso”.
La cita es en Valdebebas, en la Ciudad Deportiva del Real Madrid. Es viernes, y Manuel Pellegrini, el entrenador, concluyó el entrenamiento. Una hora después, por las instalaciones ya no hay rastro de ningún jugador, salvo de Xabi Alonso, quien ofrece una rueda de prensa. Pero en realidad sí queda un jugador, entregado a una de sus pasiones rutinarias: el gimnasio. Le encanta esculpir su hercúleo cuerpo y se machaca todo lo que puede. No tolera ningún desajuste físico y le gusta, dicen quienes le rodean que de forma obsesiva, que toda la maquinaria esté perfectamente ajustada.
A sus 24 años, domina la escena. No hay duda de que se gusta a sí mismo. Tiene motivos: a los 11 años dejó la madriguera, y desde entonces todo han sido grandes desafíos. Pudo con todos y hoy es un triunfador. El Real Madrid es ahora el mayor reto de su vida. Ni los casi 100 millones de euros que se han pagado por su fotogenia y sus piernas, ni la heráldica de su nuevo club. Nada le abruma. Nadie cree más en Ronaldo que el propio Cristiano.
Usted despierta mucha admiración y grandes envidias. ¿Es fácil vivir todo el día sabiéndose Cristiano Ronaldo?
Sí, sí, ya estoy adaptado a mi vida y hay momentos para todo. Hay momentos para estar concentrado en el fútbol, para salir por ahí, para estar con la familia... Estoy habituado y me siento muy bien siendo quien soy. Es cierto que a veces no es fácil, pero ésta es mi vida y estoy muy contento con ella.
Pero el Cristiano íntimo convive bien con el Cristiano de las multitudes...
Sí, los dos son compatibles.
¿Y cómo lleva saber que usted vale casi 100 millones de euros, escuchar cada día que los futbolistas son unos privilegiados?
Bueno, hay personas que se quedan contentas y otras no. La vida es siempre así. Si Dios no agrada a todos, no les voy a agradar yo. Es normal. Entiendo y respeto lo que se dice por ahí, pero muchas veces no lo comparto. Estoy tranquilo, estoy en un gran club y voy a demostrarme a mí mismo, a mi familia, a la gente que me quiere y a las personas que me contrataron que sí valgo eso. No tengo nada más que decir. Sólo trabajar.
¿No le parece que el fútbol se ha desmadrado? A muchos les parece obsceno lo que se paga.
No, no me lo parece. Me parece lo justo. Las cosas son así.
¿Pondría un límite económico a los fichajes?
¿Qué? ¡Ah, no, no...! De esas cosas no hablo, cada uno tiene lo que se merece.
¿Es consciente de que quizá su mundo sea irreal?
He vivido en un mundo real. En mi cabeza siempre pienso que soy una persona normal que hace cosas diferentes, sólo eso. Los jugadores sabemos que tenemos una profesión que nos da cosas bonitas, pero también unas responsabilidades. Tenemos que ganar siempre, la presión es grande. Pero somos profesionales y estamos adaptados.
¿Le preocupa su imagen frívola? ¿Tiene alguna inquietud que no sea su estética y el fútbol?
Intento comportarme bien dentro y fuera del campo, aunque ya sé que a veces no es fácil por muchas razones. Intento dar una buena imagen, sobre todo para los niños, es importante que crezcan con buenos ejemplos. Esa es una gran responsabilidad para mí. Tengo sobrinos, y si algún día tengo hijos, me gustaría que crecieran sintiendo que aquellas personas que les gustan son un buen ejemplo para ellos.
¿La infancia es lo que más le preocupa?
Sí, son el futuro. ¿Qué ocurrirá cuando nosotros no estemos? Es importante que tengan los valores adecuados.
¿Qué queda de aquel niño que comenzó a patear el balón en el Andorinha de Funchal?
Han pasado muchos años, pero fue una experiencia bonita. Mi camino hasta aquí ha estado bien, he conocido muchas personas buenas que me han ayudado a estar donde estoy, tanto en el Andorinha como en el Nacional y en el Sporting. Tengo que agradecerles. No ha sido fácil llegar hasta aquí.
Y eso que usted estaba predestinado a ser político, puesto que la devoción de su padre por Ronald Reagan es la causante de su segundo nombre.
Sí. Me llamaron así por Reagan, pero fue mayor el empeño de mi mamá que de mi papá. No sabían que iba a nacer un tal Ronaldo en Brasil. Pero a mí me gusta mucho mi nombre, es muy bonito.
¿Su infancia fue tan difícil como se sostiene en alguna de sus biografías?
Fue difícil, pero nunca me faltó de nada. Mi padre y mi mamá trabajaron mucho para que no nos faltara nada. Pero no fue fácil irme a Lisboa sólo con 11 años. No, no fue fácil irme de Madeira a vivir solo a una ciudad como Lisboa. Lloraba todos los días, pero me gustó la experiencia. Aprendí mucho, sobre todo a convivir con la presión.
¿Ya no llora?
Sí, aún lloro de vez en cuando. A veces de alegría o tristeza cuando se pierde.
¿Y por algo que no sea el fútbol?
Sí, también. Pero hoy día me río mucho más de lo que lloro.
¿Hay alguien a su alrededor que lo haga bajar a la tierra cada día, que le haga poner los pies en el suelo?
Mucha gente. Me rodean personas buenas y cuidan esos aspectos. También hay gente en el club que ayuda a los recién llegados y eso me da estabilidad, por eso estoy bien psicológicamente.
Sus compañeros dicen que usted “es muy normal”.
Quien me conoce sabe bien cómo soy. En muchas ocasiones me entristece un poco lo que trasciende de mí, pero los que conviven conmigo saben que soy una persona sincera, que sólo tiene una cara. Eso es lo que más me alegra.
No le preocupa la imagen que proyecta.
Me importa, claro que me importa lo que piensen de mí. Soy alguien sincero, nada más. Respeto lo que digan de mí, pero muchas veces no estoy de acuerdo. Dicen cosas de Cristiano que no son ciertas. Pero, en fin, la vida es así y hay que seguir.
¿Qué tal lleva el mundo rosa?
Es una situación normal. Para ganar dinero hay personas que tienen que inventar mentiras. Estoy habituado y sé vivir con ello, pero no siempre es fácil. Tenga en cuenta que detrás tengo una familia a la que no le gustan esas cosas.
No deja de ser un afortunadísimo joven de 24 años que se divierte de vez en cuando...
Para la mayoría de la gente no soy un chico joven, sino una persona que siempre tiene que hacer las cosas bien y que si hace algo malo lo matan. Bueno, está bien, la vida es así, con sus cosas buenas y sus cosas malas. ¡Qué le vamos a hacer! Estoy adaptado.
¿Se puede ser CR y echar algo de menos?
Bueno, pequeñas cosas que hacía antes y ahora no puedo. Algo de privacidad. Por ejemplo, ir al cine, pasear o ir a la playa.
¿Qué tipo de juego le gusta?
Me gusta ganar, ganar y ganar. Y si puede ser con un fútbol atractivo, mucho mejor. Tenemos un equipo bueno y un gran entrenador, así que contamos con todos los ingredientes para ganar y ser atractivos.
¿A qué equipos admira?
A muchos.
¿Al Barça, por ejemplo?
El Barça juega bien, y el Atlético, el Valencia... En España se juega bien. En la Premier, los equipos son competitivos, pero allí se juega de forma más física y en España predomina el balón.
¿A quién le daría el Balón de Oro?
No lo sé. Tengo muchos amigos, y si digo uno u otro, habrá enfados. Ellos sabrán muy bien a quién dárselo.
A un tal Messi, ganador del triplete, quizá...
Bien, por qué no. Puede ser.
En la final de Roma ante el Barça a usted se le vio irascible.
Porque perdíamos. Ya le he dicho que no me gusta perder, y menos una final de la Liga de Campeones. Es normal que me enfadara.
“Florentino Pérez me dio dos regalos”
¿Cuándo sintió que por fin ficharía por el Real Madrid?
No lo supe hasta hace poco, cuando se decidió. En Manchester se hablaba mucho de ello, pero nada más.
¿Es cierto que tenía un acuerdo cerrado con Ramón Calderón?
No, eso no es verdad.
¿Florentino Pérez, además del dinero, utilizó alguna otra arma de seducción?
Es una persona inteligente. Para haber cambiado tantas cosas hay que serlo. Hay que respetarle por lo que ha hecho.
¿Le hizo firmar algo en una servilleta?
No recuerdo. Me dio dos regalos.
¿Se puede saber qué tipo de obsequios?
Un reloj y una réplica de la Cibeles.
¿Antes de firmar o después?
Después, pero no me los ha devuelto.
No le entiendo.
Fue antes de la presentación en el Bernabéu. Me dijo: “Esto es para ti”. Cuando acabó el acto se olvidó de dármelos.