Srivaddhanaprabha, el gestor de una de las hazañas más grandes del deporte
El multimillonario tailandés, que llevó al Leicester a la conquista de la Premier League hace dos años, falleció el pasado sábado en un accidente aéreo.
Redacción deportes
Desde comienzos de la década pasada varios magnates asiáticos compraron clubes deportivos en Inglaterra, Francia y España para establecerse en Europa. Uno de ellos fue el empresario tailandés de origen chino Vichai Srivaddhanaprabha, quien adquirió al modesto Leicester en 2010 y lo llevó a la cima de la Premier League, en una de las hazañas más recordadas de los últimos tiempos.
Srivaddahanaprabha era el fundador y dueño de la cadena de tiendas libres de impuesto King Power International Group. Tenía una fortuna superior a los US$5.000 millones, pero el sábado pasado murió trágicamente cuando el helicóptero que lo transportaba se estrelló en las afueras del estadio Kings Power, minutos después del duelo que su equipo empató 1-1 con el West Ham United. El piloto de la aeronave y su esposa, y dos trabajadores del equipo también fallecieron. (Lea aquí: Leicester confirmó la muerte de Vichai Srivaddhanaprabha, dueño del equipo)
Su éxito en los negocios se lo debe en buena medida al auge turístico de su país. A finales de los 80 creó una compañía dedicada a administrar las tiendas duty-free de los aeropuertos y en poco tiempo, gracias a sus contactos con las élites gobernantes, tuvo el monopolio en toda la península de Malasia.
En 2010 compró el Leicester, un pequeño club de la ciudad del mismo nombre, con medio millón de habitantes. Pagó US$50 millones y saldó sus deudas. Y en cuatro años lo llevó de la segunda división a la Liga Premier. “Nos puso en el mapa. Invirtió mucho dinero en el club, pero también en hospitales y centros sociales. Cambió nuestra realidad”, le dijo a la BBC Cliff Ginetta, el presidente de la unión de barras organizadas del Leicester. (Lea aquí: Leicester volverá a jugar una semana después de la muerte de su propietario)
Cuestionado en su país natal, porque siempre fue hermético frente al tema de sus negocios y se mantuvo alejado públicamente del convulsionado escenario político, en Inglaterra se convirtió pronto en una celebridad. Vivía en Londres y viajaba en helicóptero a todos los partidos. Aunque estaba pendiente de sus empresas, les había delegado las mayores responsabilidades a sus hijos, para dedicarle más tiempo a la vida social.
“Le gustaban las apuestas y los caballos. Participaba en partidos de polo y tenía buena relación con la realeza británica. Era un gran catador de vinos y disfrutaba las reuniones del jet set, pero no era un hombre de excentricidades. Al contrario, hablaba con todo mundo y también les prestaba atención a los más humildes. Muchas veces se mezclaba entre los hinchas y compartía con ellos en actos de beneficencia que constantemente apoyaba”, agrega Ginetta. (Lea también: Maradona se equivocó y pagó, pero la pelota no se manchó)
Evidentemente, el multimillonario tailandés le cambio la vida a la ciudad. Al punto que contrató al reconocido técnico italiano Claudio Ranieri y le impuso el reto de ganar la Liga Premier, por encima de poderosos y tradicionales clubes como Manchester United, Liverpool, Arsenal, Chelsea, Manchester City y Tottenham, algunos de ellos también propiedad de magnates llegados de Oriente.
“Nos inspiró, nos hizo creer que era posible. Ese fue su primer éxito. Convenció a todos de que lo haríamos”, reconoce el arquero danés Kasper Schmeichel, conmovido por su desaparición. Y en busca de sus objetivos Srivaddhanaprabha no tenía límites, no en el aspecto motivacional ni en el económico. Era capaz de financiarles el viaje a todos los hinchas que iban a los partidos de visitantes o de ofrecerles un auto de último modelo a todos los empleados del club. Pero también hablaba con cada jugador y quería saber cómo se sentía, qué problemas o aspiraciones tenía”.
“Él entraba al vestuario solo para pronunciar palabras amables, nunca reproches. Era un hombre iluminado y todo lo que tocaba lo convertía en algo mejor”, señaló, por su parte, Claudio Ranieri.
Y así forjó una de las hazañas más inesperadas del deporte. En 2016 sus “lobos” ganaron la Premier League con una plantilla más bien modesta en la que las figuras eran jugadores desechados por otros clubes, como Jamie Vardy, N’Golo Kante y Riyad Mahrez. (Le puede interesar: Falcao García se unió a los mensajes de condolencias por la muerte del dueño del Leicester)
Los homenajes para Srivaddhanaprabha, de 61 años, a quien los futbolistas le decían The Boss (el Jefe), continuarán durante toda la semana.
Todo parece indicar que su hijo menor, Aiyawatt, de 32 años, conocido como Top, se encargará del Leicester y de todos los negocios que tienen que ver con el fútbol, como el club belga de segunda división Oud-Heverlee Leuven, con el que esperaba emular la fantástica historia que escribió con el Leicester.
Desde comienzos de la década pasada varios magnates asiáticos compraron clubes deportivos en Inglaterra, Francia y España para establecerse en Europa. Uno de ellos fue el empresario tailandés de origen chino Vichai Srivaddhanaprabha, quien adquirió al modesto Leicester en 2010 y lo llevó a la cima de la Premier League, en una de las hazañas más recordadas de los últimos tiempos.
Srivaddahanaprabha era el fundador y dueño de la cadena de tiendas libres de impuesto King Power International Group. Tenía una fortuna superior a los US$5.000 millones, pero el sábado pasado murió trágicamente cuando el helicóptero que lo transportaba se estrelló en las afueras del estadio Kings Power, minutos después del duelo que su equipo empató 1-1 con el West Ham United. El piloto de la aeronave y su esposa, y dos trabajadores del equipo también fallecieron. (Lea aquí: Leicester confirmó la muerte de Vichai Srivaddhanaprabha, dueño del equipo)
Su éxito en los negocios se lo debe en buena medida al auge turístico de su país. A finales de los 80 creó una compañía dedicada a administrar las tiendas duty-free de los aeropuertos y en poco tiempo, gracias a sus contactos con las élites gobernantes, tuvo el monopolio en toda la península de Malasia.
En 2010 compró el Leicester, un pequeño club de la ciudad del mismo nombre, con medio millón de habitantes. Pagó US$50 millones y saldó sus deudas. Y en cuatro años lo llevó de la segunda división a la Liga Premier. “Nos puso en el mapa. Invirtió mucho dinero en el club, pero también en hospitales y centros sociales. Cambió nuestra realidad”, le dijo a la BBC Cliff Ginetta, el presidente de la unión de barras organizadas del Leicester. (Lea aquí: Leicester volverá a jugar una semana después de la muerte de su propietario)
Cuestionado en su país natal, porque siempre fue hermético frente al tema de sus negocios y se mantuvo alejado públicamente del convulsionado escenario político, en Inglaterra se convirtió pronto en una celebridad. Vivía en Londres y viajaba en helicóptero a todos los partidos. Aunque estaba pendiente de sus empresas, les había delegado las mayores responsabilidades a sus hijos, para dedicarle más tiempo a la vida social.
“Le gustaban las apuestas y los caballos. Participaba en partidos de polo y tenía buena relación con la realeza británica. Era un gran catador de vinos y disfrutaba las reuniones del jet set, pero no era un hombre de excentricidades. Al contrario, hablaba con todo mundo y también les prestaba atención a los más humildes. Muchas veces se mezclaba entre los hinchas y compartía con ellos en actos de beneficencia que constantemente apoyaba”, agrega Ginetta. (Lea también: Maradona se equivocó y pagó, pero la pelota no se manchó)
Evidentemente, el multimillonario tailandés le cambio la vida a la ciudad. Al punto que contrató al reconocido técnico italiano Claudio Ranieri y le impuso el reto de ganar la Liga Premier, por encima de poderosos y tradicionales clubes como Manchester United, Liverpool, Arsenal, Chelsea, Manchester City y Tottenham, algunos de ellos también propiedad de magnates llegados de Oriente.
“Nos inspiró, nos hizo creer que era posible. Ese fue su primer éxito. Convenció a todos de que lo haríamos”, reconoce el arquero danés Kasper Schmeichel, conmovido por su desaparición. Y en busca de sus objetivos Srivaddhanaprabha no tenía límites, no en el aspecto motivacional ni en el económico. Era capaz de financiarles el viaje a todos los hinchas que iban a los partidos de visitantes o de ofrecerles un auto de último modelo a todos los empleados del club. Pero también hablaba con cada jugador y quería saber cómo se sentía, qué problemas o aspiraciones tenía”.
“Él entraba al vestuario solo para pronunciar palabras amables, nunca reproches. Era un hombre iluminado y todo lo que tocaba lo convertía en algo mejor”, señaló, por su parte, Claudio Ranieri.
Y así forjó una de las hazañas más inesperadas del deporte. En 2016 sus “lobos” ganaron la Premier League con una plantilla más bien modesta en la que las figuras eran jugadores desechados por otros clubes, como Jamie Vardy, N’Golo Kante y Riyad Mahrez. (Le puede interesar: Falcao García se unió a los mensajes de condolencias por la muerte del dueño del Leicester)
Los homenajes para Srivaddhanaprabha, de 61 años, a quien los futbolistas le decían The Boss (el Jefe), continuarán durante toda la semana.
Todo parece indicar que su hijo menor, Aiyawatt, de 32 años, conocido como Top, se encargará del Leicester y de todos los negocios que tienen que ver con el fútbol, como el club belga de segunda división Oud-Heverlee Leuven, con el que esperaba emular la fantástica historia que escribió con el Leicester.