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Hace poco menos de un mes, el Girona se situó a sí mismo en el epicentro del universo futbolístico español al derrotar al Real Madrid por 2-1 en un día inolvidable para su afición. Uno de los grandes protagonistas de aquella histórica victoria fue el defensa colombiano Bernardo Espinosa (Cali, 1989).
Una vez cumplida la "ilusión personal" de jugar en la Premier League, el zaguero regresó este verano a España para recalar en el Girona, un equipo que, a pesar de debutar esta temporada en Primera división, está dando una gran imagen.
Tras doce jornadas de liga, Bernardo se ha convertido en un fijo para los esquemas de Pablo Machín y es el jugador de la plantilla rojiblanca que suma más minutos oficiales, con un total de 1.020.
Pregunta: en los últimos cuatro partidos el Girona ha sumado diez puntos y se ha alejado de las posiciones de descenso. Las sensaciones que deja este equipo ¿son casi inmejorables?
A pesar de que veníamos jugando bien desde el inicio de la liga, en el fútbol lo que mandan son los resultados: cuando sumas puntos, el panorama cambia. Estamos muy satisfechos por haber podido encarrilar esta dinámica, porque el trabajo que hacemos durante la semana se está viendo reflejado en el campo y está siendo recompensado con puntos y con victorias. Esto nos llena de confianza, nos proporciona una satisfacción muy grande y nos acerca al objetivo. No hay mejor colofón al trabajo bien hecho que poder encarrilar varias victorias seguidas.
Los números del equipo en las últimas semanas demuestran que puede jugar de tú a tú contra cualquier equipo de Primera división.
El equipo es muy competitivo y tiene una mentalidad muy clara, enfocada al objetivo de competir cada fin de semana. Independientemente del rival al que nos enfrentemos y de si jugamos en casa o fuera, siempre apostamos por nuestro fútbol y por nuestra filosofía. Esto es una demostración de confianza y de que el trabajo que hacemos tiene regularidad, algo que es muy importante a estos niveles. Las cosas pueden ir mejor o peor, pero si sigues un mismo guión y las sensaciones son positivas, los puntos acaban llegando.
¿Cuál es el secreto del buen estado de forma de este Girona?
Somos un grupo que trabaja con mucha humildad, con las cosas claras. Sabemos que lo que tiene que predominar es el sacrificio y que hay que cumplir con los requisitos que exigen nuestra manera de jugar y nuestro sistema. Además, la intensidad, la ambición y el hambre también son esenciales para entender que el equipo esté consiguiendo éxitos en forma de puntos.
Ya hace más de cuatro meses que está en el Girona. ¿Cómo ve al equipo?
Es un disfrute estar en un equipo que tiene la misma filosofía que tú: trabajar con humildad y con sacrificio, intentando mejorar día a día. Por este motivo, al Girona le auguro un futuro muy próspero. Es una gran satisfacción formar parte de un proyecto tan atractivo y tan ambicioso.
Esta temporada tan solo se ha perdido 60 minutos de liga y se ha convertido en un fijo en la defensa del Girona. Parece que se ha adaptado rápidamente al equipo.
Sí, estoy muy contento. Después de una lesión, sentirse parte del juego es muy importante para un futbolista profesional. Y yo en Girona he encontrado continuidad en un equipo que está rindiendo a un gran nivel. Soy de los que siempre piensan que lo mejor está por llegar, pero ahora mismo estoy muy satisfecho por estar compitiendo, por estar a disposición del entrenador y por estar aportando mi granito de experiencia a un equipo joven y que debuta en la categoría.
En 2016 estuvo alejado de los terrenos de juego durante casi todo el año por una lesión en la rodilla. ¿Hasta qué punto fue complicado superar aquel bache?
Fueron unos meses muy duros. Es la experiencia más dura que he pasado en la vida, y no se la desearía a nadie, ni a mi peor enemigo. Viví la cara menos bonita de este deporte, pero hay que rescatar todo lo positivo. Y es que me llevé muchas cosas buenas. Hice amistades con personas que me han ayudado a volver a mi nivel, o quizás incluso a mejorarlo, pero, sobre todo, aprendí a reconocer las cosas más importantes en la vida, que son las que merecen la pena. Estos trances negativos te hacen valorarlas más.
¿Aquellos meses en el dique seco hicieron cambiar su forma de ver el fútbol y la vida?
Por supuesto. Salí muy reforzado, sobre todo a nivel psicológico. Aprendí a disfrutar cada día de los entrenamientos y a valorar la suerte que tengo de poder dedicarme a lo que más me apetece en la vida. Fue un trance muy malo, pero me cambió la mentalidad y me quedo con la capacidad de sacrificio que vi en mí. Al final, los obstáculos, por más grandes que sean, siempre se pueden superar con trabajo, con dedicación y con el apoyo de la gente que está a tu alrededor. Y no hay mal que por bien no venga. Aquello me ha hecho mejor persona y me ha hecho un profesional más duro y aguerrido.
La experiencia, la calidad y el compromiso con el club le han convertido en uno de los ídolos de la afición del Girona. ¿Otro motivo de orgullo?
La acogida que he tenido en Girona ha sido inmejorable. Un jugador se debe a su afición y yo me siento enormemente agradecido al club y a la ciudad. En mi trabajo tan solo intento ser lo que soy como persona: lo doy todo en cada minuto que estoy sobre el terreno de juego y lucho con lo que tengo por el escudo que llevo en el pecho. Que la gente valore este esfuerzo es el mejor reconocimiento que puede tener un profesional. Trabajo cada día para intentar devolver la confianza y el cariño que la gente ha depositado en mí.
Entre la afición del Girona ahora también está su familia. Siempre recuerda lo difícil y lo sacrificado que fue para ellos su llegada a la elite de fútbol.
Las personas que te rodean juegan un papel clave para que puedas llegar a la elite como deportista. Los sacrificios que requiere esta profesión no son solo de la persona, y hay que agradecerles lo que han hecho para que haya podido llegar hasta donde he llegado. Estoy feliz por ellos, porque también pasaron un año (2016) muy complicado en el que descuidaron muchas cosas que importan y que merecen la pena. Estuvieron ahí para darme un empujoncito hacia adelante cuando lo necesitaba. Y ahora están contentos de verme compitiendo cada semana. Es un gran premio al esfuerzo que ha requerido el hecho de volver a donde estamos.
Teniendo en cuenta la buena temporada que está haciendo, hay medios y aficionados en Colombia que reclaman su presencia en la selección.
Ya pude disfrutar de esa experiencia inolvidable y me dejó un sabor de boca especial. Quiero repetir, pero no es una cosa que esté en mis manos. Nosotros nos debemos a nuestros clubes, y lo importante es el día a día aquí, en Girona. Intentar estar bien físicamente, intentar hacer nuestro trabajo diario de la mejor manera posible e intentar competir cada semana. Esta es la única manera de acercarse de nuevo a las puertas de la selección. Todos los profesionales soñamos con jugar algo tan bonito como un Mundial, pero no depende de mí.
Estar en Rusia el próximo verano sería un sueño, ¿no?.
Sí. Un Mundial es de las cosas más grandes a las que puede optar un futbolista. Y es un objetivo personal que esta ahí, en paralelo con lo que trabajamos en el Girona diariamente. Me levanto todos los días para mejorar e intentar hacerlo lo mejor posible. Quiero llamar a esa puerta con fuerza para ponerle las cosas un poquito difíciles a quien tiene que decidir.
En el Girona hay cuatro jugadores con opciones de ir al Mundial: Cristhian Stuani, Yassine Bounou, Larry Kayode y usted. Es una prueba más de la evolución del club.
Sin duda. El crecimiento del Girona va de la mano del de sus componentes. Sin olvidar que venimos de Segunda división, hay que ser ambiciosos. Y si, en línea con la inercia de crecimiento que lleva el club, las individualidades se pueden ver favorecidas. Ver que Bono y que Stuani, que son asiduos con sus selecciones, están clasificados por el Mundial te hace sentir orgulloso de ellos. Y te alegras, porque que haya mundialistas es una recompensa para todo el grupo. Es un sinónimo de que el trabajo se está haciendo bien.