Uruguay, sin su garra charrúa quedó eliminada del Mundial de Rusia 2018
La selección suramericana perdió este viernes 2-0 ante Francia en los cuartos de final del Mundial de Rusia 2018 y quedó eliminada. Su estilo no se vio en el campo de juego del estadio Nizhni Novgorod.
Luis Guillermo Montenegro - Enviado especial a Rusia
“¡Orientales, la Patria, o la tumba! ¡Libertad, o con gloria morir! Es el voto que el alma pronuncia, ¡Y que heroicos sabremos cumplir!”
Esta es la última estrofa del himno de Uruguay. Por naturaleza, los rioplatenses son gente entregada a sus labores, que desde la cuna les han enseñado a que cuando se emprende un proyecto es una obligación terminarlo o por lo menos intentarlo, dejando hasta la vida misma. Este viernes, en el estadio Nyzhni Novgorod, en el juego ante Francia por los cuartos de final del Mundial de Rusia 2018, los dirigidos por Óscar Washington Tabárez, perdieron 2-0 porque negociaron lo que parecía imposible en un uruguayo: la actitud. Su garra charrúa. (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
Faltaban 10 minutos para el final y algunos de sus jugadores lloraban de la impotencia en el campo de juego, pero al mismo tiempo no les salía nada bien en la cancha. Las imprecisiones apagaron la garra y la voluntad se esfumó tan rápido como el ambiente de fiesta que se sentía en los primeros minutos de juego por los cánticos de la tribuna. El colorido de uruguayo, franceses y de los miles de rusos, que fueron mayoría y estuvieron a favor de los suramericanos, tomaron protagonismo.
El partido fue tan aburrido que ni siquiera había ganas para hacer la ola. La gente estaba dispersa y en la cancha los jugadores lo sentían. El gol de Raphael Varane levantó de sus sillas a una minoría, los franceses, que no fueron más de dos mil. Claro que fue ese tanto el que derrumbó las ilusiones uruguayas, pues esa anotación fue marcada en un momento determinante, a pocos minutos del final del primer tiempo. (Lea: Las costumbres uruguayas del jugador francés Antoine Griezmann)
Sin Edinson Cavani, que no pudo jugar por una lesión muscular, los celestes estuvieron muy lejos del nivel que mostraron en los octavos de final, cuando eliminaron a Portugal con dos tantos del delantero del PSG de Francia. Su relevo fue Christian Stuani, sin embargo, tuvo una mala tarde, pues sólo hizo un remate al arco. Luis Suárez tampoco apareció. Se dedicó más a buscar luchas personales con los franceses, que a motivar a sus propios compañeros. El delantero del Barcelona no tuvo ni un solo remate al arco. Es más, tampoco alguno desviado. Su único aporte en el partido, según las estadísticas oficiales de la FIFA, fueron las tres faltas que recibió cerca del área y que generaron opciones de pelota quieta, vía por la cual los charrúas siempre han sido fuertes, con hombres que van muy bien al cabezazo como Diego Godín o José María Giménez.
Si el ánimo estaba abajo, lo que los terminó de derrumbar fue el regalo del arquero Fernando Muslera, tras un débil remate de Antoine Griezmann, el cual rozó con las manos y dejó pasar para el 2-0 final. El Charrúa francés, como se está destacando a Griezmann por sus costumbres uruguayas, no celebró el gol. Quizá por respeto a sus amigos del equipo rival, con quienes comparte en el Atleti, o tal vez por pena con Muslera, quien al final de la derrota fue uno de los más afectados. (Le puede interesar: En modo Neymar: la simulación de Mbappé que molestó a los uruguayos)
El estadio, ubicado al borde del río Volga, el más extenso de Rusia, está decorado con los colores uruguayos: entre tonalidades de azul y blanco. El techo, con estos mismos colores, y el sol que brilló en el cielo, eran el escenario perfecto para que los suramericanos, al mirar arriba, vieran su bandera misma. Esa que los motiva y que les recuerda el pequeño país del que vienen y que está rodeado de gente con gran corazón. “No tenemos nada para reprocharnos. Somos un equipo, todos dimos el máximo en los partidos y en la preparación. Yo solo tengo palabras de agradecimientos con mis compañeros”, dijo el capitán Diego Godín, con lágrimas rodando sobre sus pómulos.
Francia, África en la Copa.
Un dato curioso del equipo francés, semifinalista de la Copa del Mundo de Rusia 2018, es que 14 de los 23 futbolistas que integran el equipo son de ascendencia africana, por lo que se podría decir, que aunque no hay ningún equipo del continente negro en este certamen, este país europeo los representa. (Lea: Tabárez recuperó la grandeza de la selección de Uruguay)Kimpembe, es de Congo; Umtití y Mbappé de Camerún; Pogba, de Guinea; Dembelé y Mendy de Senegal; Tolisso, de Togo; Kanté, de Malí; Matuidi, de Congo; Nzonzi y Mandanda, de Congo; Rami y Fekir, de Marruecos; y Sidibé, de Portugal. El duelo por un cupo a la final será el próximo Martes, desde la 1:00 p.m., por el Gol Caracol, en el estadio de San Petersburgo. Van por su segundo Mundial, tras ganar en 1998, en casa.
“¡Orientales, la Patria, o la tumba! ¡Libertad, o con gloria morir! Es el voto que el alma pronuncia, ¡Y que heroicos sabremos cumplir!”
Esta es la última estrofa del himno de Uruguay. Por naturaleza, los rioplatenses son gente entregada a sus labores, que desde la cuna les han enseñado a que cuando se emprende un proyecto es una obligación terminarlo o por lo menos intentarlo, dejando hasta la vida misma. Este viernes, en el estadio Nyzhni Novgorod, en el juego ante Francia por los cuartos de final del Mundial de Rusia 2018, los dirigidos por Óscar Washington Tabárez, perdieron 2-0 porque negociaron lo que parecía imposible en un uruguayo: la actitud. Su garra charrúa. (Vea aquí nuestro especial del Mundial de Rusia 2018)
Faltaban 10 minutos para el final y algunos de sus jugadores lloraban de la impotencia en el campo de juego, pero al mismo tiempo no les salía nada bien en la cancha. Las imprecisiones apagaron la garra y la voluntad se esfumó tan rápido como el ambiente de fiesta que se sentía en los primeros minutos de juego por los cánticos de la tribuna. El colorido de uruguayo, franceses y de los miles de rusos, que fueron mayoría y estuvieron a favor de los suramericanos, tomaron protagonismo.
El partido fue tan aburrido que ni siquiera había ganas para hacer la ola. La gente estaba dispersa y en la cancha los jugadores lo sentían. El gol de Raphael Varane levantó de sus sillas a una minoría, los franceses, que no fueron más de dos mil. Claro que fue ese tanto el que derrumbó las ilusiones uruguayas, pues esa anotación fue marcada en un momento determinante, a pocos minutos del final del primer tiempo. (Lea: Las costumbres uruguayas del jugador francés Antoine Griezmann)
Sin Edinson Cavani, que no pudo jugar por una lesión muscular, los celestes estuvieron muy lejos del nivel que mostraron en los octavos de final, cuando eliminaron a Portugal con dos tantos del delantero del PSG de Francia. Su relevo fue Christian Stuani, sin embargo, tuvo una mala tarde, pues sólo hizo un remate al arco. Luis Suárez tampoco apareció. Se dedicó más a buscar luchas personales con los franceses, que a motivar a sus propios compañeros. El delantero del Barcelona no tuvo ni un solo remate al arco. Es más, tampoco alguno desviado. Su único aporte en el partido, según las estadísticas oficiales de la FIFA, fueron las tres faltas que recibió cerca del área y que generaron opciones de pelota quieta, vía por la cual los charrúas siempre han sido fuertes, con hombres que van muy bien al cabezazo como Diego Godín o José María Giménez.
Si el ánimo estaba abajo, lo que los terminó de derrumbar fue el regalo del arquero Fernando Muslera, tras un débil remate de Antoine Griezmann, el cual rozó con las manos y dejó pasar para el 2-0 final. El Charrúa francés, como se está destacando a Griezmann por sus costumbres uruguayas, no celebró el gol. Quizá por respeto a sus amigos del equipo rival, con quienes comparte en el Atleti, o tal vez por pena con Muslera, quien al final de la derrota fue uno de los más afectados. (Le puede interesar: En modo Neymar: la simulación de Mbappé que molestó a los uruguayos)
El estadio, ubicado al borde del río Volga, el más extenso de Rusia, está decorado con los colores uruguayos: entre tonalidades de azul y blanco. El techo, con estos mismos colores, y el sol que brilló en el cielo, eran el escenario perfecto para que los suramericanos, al mirar arriba, vieran su bandera misma. Esa que los motiva y que les recuerda el pequeño país del que vienen y que está rodeado de gente con gran corazón. “No tenemos nada para reprocharnos. Somos un equipo, todos dimos el máximo en los partidos y en la preparación. Yo solo tengo palabras de agradecimientos con mis compañeros”, dijo el capitán Diego Godín, con lágrimas rodando sobre sus pómulos.
Francia, África en la Copa.
Un dato curioso del equipo francés, semifinalista de la Copa del Mundo de Rusia 2018, es que 14 de los 23 futbolistas que integran el equipo son de ascendencia africana, por lo que se podría decir, que aunque no hay ningún equipo del continente negro en este certamen, este país europeo los representa. (Lea: Tabárez recuperó la grandeza de la selección de Uruguay)Kimpembe, es de Congo; Umtití y Mbappé de Camerún; Pogba, de Guinea; Dembelé y Mendy de Senegal; Tolisso, de Togo; Kanté, de Malí; Matuidi, de Congo; Nzonzi y Mandanda, de Congo; Rami y Fekir, de Marruecos; y Sidibé, de Portugal. El duelo por un cupo a la final será el próximo Martes, desde la 1:00 p.m., por el Gol Caracol, en el estadio de San Petersburgo. Van por su segundo Mundial, tras ganar en 1998, en casa.