Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Todos los fanáticos del fútbol recuerdan el 17 de julio del 2017 como el día en el que Francesco Totti puso fin a su carrera. Todos recuerdan su larga cabellera, sus medias cortas, sus exhalaciones, sus gritos y sus toques al balón, discretos y tiernos. El trato que le dio a la pelota, siempre cándido y respetuoso, fue sinónimo por muchos años de lealtad y honor, igual que su decisión de jugar en un solo club toda su carrera, de principio a fin.
En el fondo, todos querían ser como él, inmunes a la presión de los medios y del dinero. Todos los futbolistas y todos los niños y niñas que lo miraban desde sus casas y se quedaban sin aliento con cada pase filtrado, y con cada intento fallido de la A.S. Roma por llevarlo a un estado de eterna gloria y plenitud. Todos querían imitarlo, pero pocos pudieron acercarse a su condición de héroe, pocos hombres y mujeres fueron capaces de permanecer imperturbables ante las ofertas sempiternas de lujos y fama.
”En la vida, nunca digas nunca”, dijo Totti a Sportitalia con una sonrisa socarrona en los labios. “Hay algunos jugadores en el pasado que han vuelto a jugar después de unos años de haberse retirado”, agregó, con aspecto meditabundo. Francesco lleva retirado un par de años y su aspecto no es malo, pero él mismo acepta que, aunque reconoce que el regreso es posible, todo depende de dónde jugará. El nivel que tienen las grandes ligas de Europa es, sin duda, más exigente que el que puede tener la liga de Estados Unidos o la liga de Arabia, pero estas, no le seducen.
Lo tiene claro, él solo volvería a jugar si hubiera una oportunidad de hacerlo en su país; pero, eso sí, hay equipos a los que jamás iría. A la Lazio, por ejemplo, enemigo acérrimo dela Roma, “ni siquiera le tomaría la llamada”.
”Hay equipos de la Serie A que me han llamado y, lo reconozco, me han puesto a pensar en esta locura”, afirmó Francesco con aire ceremonial. “Con el nivel actual de la Serie A, podría seguir teniendo un papel importante en el campo. En dos o tres meses podría jugar entre media hora y veinte minutos (...) Necesitaría entrenar muy bien”, acotó, con un tono menos serio, para restarle un poco de importancia al asunto. Francesco Totti tiene 48 años y sigue asegurando que la decisión de dejar a la A.S. Roma en 2017 no fue decisión suya. Sigue exponiendo, con cero pudor, la herida que le causó el retiro obligatorio, como si se hubiera tratado de una amenaza o una condena a la que se vio forzado por amor a un club que al final no le correspondió con la misma moneda; asegurando incluso una vez, que, si fuera su representante, en el pasado, no se habría recomendado fichar por ese equipo.
De volver a jugar fútbol profesional, Il Capitano, seguiría los pasos de grandes futbolistas que hicieron lo mismo en el pasado. Como cuando Paul Scholes volvió al Manchester United a ganar la Premier League con Sir Alex Fergusson, por última vez, para luego retirarse juntos de forma definitiva. O como cuando Arjen Robben volvió para jugar con el equipo de su infancia, o como Johan Cruyff, que se retiró a los 31 años, pero volvió a los 37 a jugar con el Róterdam de la Eredivisie, para conseguir el título de liga tras una década de sequía.
🚴🏻⚽🏀 ¿Lo último en deportes?: Todo lo que debe saber del deporte mundial está en El Espectador