Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Si hay alguien que hoy tiene el corazón literalmente dividido por la definición del ascenso entre América y el Quindío, es Jorge Bermúdez. Nació en Armenia, debutó a los 17 años con el equipo cuyabro y su padre, Jorge Enrique, fue profesional con la camiseta quindiana. Pero, además, El Patrón jugó con la camiseta del cuadro americano, fue campeón y, en 2010, también fue su técnico. Más dividido no puede estar.
Retirado de las canchas desde 2008, no sin antes ganarlo todo con el Boca Juniors –equipo del que fue capitán–, Bermúdez se ha convertido en uno de los comentaristas estrellas de la cadena Espn. Su fluidez y su forma directa de decir las cosas han hecho que la de El Patrón sea una voz autoriza cuando de fútbol se trata. (Lea: Los partidos para el recuerdo del América)
¿Cómo va a hacer hoy cuando, a las 3:15 p.m., América y Quindío definan el ascenso? ¿A quién le va a hacer fuerza?
Tengo un sentimiento ambiguo, porque uno tiene corazón rojo, pero también historia con el Quindío. Soy de esa tierra, me crié ahí. Para mí, la peor noticia fue cuando vi que los dos habían quedado en el mismo grupo, y sabía que esto podía ocurrir, pero indiscutiblemente los pesos son diferentes y creo que el América ha hecho todo el esfuerzo necesario para ascender, desde lo deportivo y lo administrativo. Ahora todo depende de un partido, que se va a jugar en el Pascual frente a 40 mil personas. Y por eso creo que la primera opción la tiene el América. Pero debe saber controlar la presión de forma positiva. (Vea los técnicos históricos del América)
Pero el Quindío llega con un punto más, con el empate asciende...
Claro, y además no tiene presión, porque su máximo dirigente le ha hecho perder el sentido de pertenencia a un equipo de la tierra, que era un referente. Puede tener el panorama más despejado, pero si América canaliza toda esa energía positiva que lo rodea y juega bien, debería ganar. (Lea: La presión la tiene América)
Claro, después de cinco tortuosos años ya es hora de que el América ascienda...
Pero eso no depende de los años ni de la historia. Depende de la organización y de la infraestructura del club. Los equipos no descienden solos, ni por los técnicos, ni por lo jugadores. Los clubes descienden por las administraciones, por la manera ridícula de manejarlos. Porque se vuelven tiendas de barrio. Entonces, cuando viene la catástrofe es que se dan cuenta de lo que dejaron de hacer. Ahora, todo cambió en el América con las nuevas directivas, porque se hicieron las cosas bien, se invirtió fuertemente y se les cumple a los jugadores.
Usted en el 2010 fue técnico del América y tiene conocimiento de causa para afirmar esto...
Vi de todo, de lo poco y mucho que había. Que los jugadores tenían nueve meses sin recibir sueldo, que sus esposas no podían ir al médico porque no les pagaban la seguridad social. Somos muy crueles a la hora de emitir juicios, cuando no nos metemos en la camisa del protagonista. América, por lo deportivo y por la historia, nunca debió descender, pero se convirtió en una empresa ordinaria e incumplida, donde las obligaciones no existían, donde el futbolista creía que ganaba de camiseta y eso hace mucho rato dejó de ser verdad.
¿Cómo recuerda el América en el que usted jugó?
Era una institución gloriosa, que se armaba para ser campeona, para ganar la Libertadores y con el respaldo siempre de 40 mil personas en el Pascual. Pero eso no se pudo volver a ver porque desgraciadamente el equipo cayó en manos de gente que no entendía lo que era el fútbol y que lo llevó hasta el fondo.
¿Es decir, hay que resaltar la labor del presidente Tulio Gómez?
Totalmente. Yo reconozco también que el esfuerzo de Oreste Sangiovanny fue importante, pero no le alcanzó. Y Tulio armó un equipo para ascender y trajo los jugadores que necesitaba, guiados por Hernán Torres. Eso no garantiza nada, pero desde la organización, los objetivos se acercan o se alejan.
Pero, si América sube a la A, ¿tiene la responsabilidad de ser protagonista?
No tengo ninguna duda de que América con la estructura que tiene hoy, en el momento en que ascienda va a ser protagonista del fútbol colombiano. Pasa a ser un equipo de la B a pelear título en la A, porque está diseñado para serlo, porque conozco la mentalidad de los dirigentes, del entrenador, porque es una consecuencia normal de hacer las cosas bien.
Y el técnico idóneo era Hernán Torres...
De la mano de Hernán, y Hernán de la mano de gente que le cumpla. A veces en el fútbol moderno tendemos a darle demasiada relevancia al entrenador y a quitarle en otras ocasiones. El técnico es muy importante cuando guía los destinos deportivos de un club, pero más importante cuando los dirigentes le dan la posibilidad de armar planteles para cumplir. Y me parece que Hernán tiene los dos. Tiene la credibilidad para armar el plantel y ahora tiene la capacidad para asumir esa responsabilidad.
¿Es decir, que para usted la base del éxito de un equipo son los dirigentes?
Los equipos de fútbol exitosos en cualquier parte del mundo necesitan una estructura, una organización, tener claro su objetivo y ser manejados como una empresa. Las instituciones que quieran perdurar y ser viables económicamente, tienen que estar en esa idea, por eso es tan importante un proyecto deportivo y tener gente del fútbol adentro, porque es la manera de enlazar el pulso económico con la realidad deportiva de nuestro país.
¿Entonces el ejemplo ideal en Colombia es Atlético Nacional?
Es el ejemplo soñado. Ojalá todos los equipos colombianos tuvieran 60 millones de dólares para invertir, pero yo más que Nacional digo que el ejemplo es el Envigado, porque es un equipo en donde se invierte muy poco y se consigue mucho dinero. No puede aspirar a todos los títulos que tiene Nacional, porque no es un club con robustez económica. Pero yo me quedo con Envigado, por su organización, apoyo al talento colombiano y ambición de una estructura propia.
¿Y justamente eso no lo tiene el Quindío?
Ese equipo tiene un objetivo particular y es promover jugadores al extranjero o otros clubes para el aumentar el fortín económico de su máximo dirigente. El Quindío no tiene una meta clara en lo deportivo. Su máximo dueño o su único dueño, tiene un solo pensamiento: vender jugadores. Para él, eso está bien, pero está muy mal para los hinchas y para los futbolistas de la región que no encuentran un espacio porque todos los jugadores del equipo son del Valle o del Chocó. Entonces es ahí donde uno no puede compartir las políticas de una institución que otrora fue modelo en nuestra región.
Bueno, pero entonces, ¿hoy cómo va a ver el partido decisivo?
Voy a estar en mi casa, pidiéndole a Dios que gane el que haga los méritos deportivos. Yo creo que América tiene con qué, pero no puede jugar un mal partido y después estar llorando porque no ascendió. Lo mismo para el Quindío. Que gane el que mejor juegue. El marco es todo a favor del América. El equipo que debería sentirse inferior por el ambiente debería ser el Quindío, pero si sale y demuestra personalidad en la cancha, pues entonces que ascienda.
Cambio de tercio
Sería imperdonable no preguntarle por la actual situación de la selección de Colombia, que terminó el año sexta en las eliminatorias, por fuera del Mundial.
Hay una gran preocupación por la realidad de la selección, porque creo que hay una gran confusión técnica de parte de Pékerman y sus colaboradores. Y cuando hablo de confusión me refiero a los errores en las situaciones de lectura de los partidos. La selección no ha dejado de tener jugadores, pero sí ha dejado de tener la claridad de a qué jugar, ha dejado de tener seguridad a la hora de alinear y de darle continuidad a una idea. En los últimos partidos hemos empezado a cambiar futbolistas porque sí, porque jugaron bien un partido con su equipo. Y dejamos de lado la importancia de la continuidad. Las dudas vienen del técnico y desgraciadamente también ya entraron al equipo. Nos olvidamos de los jugadores importantes y empezamos a cambiar por cambiar. La preocupación después de este año es pensar a dónde fuimos a parar, qué pasó con el equipo que teníamos armado. Había futbolistas que estaban haciendo buenas presentaciones y pasaron a un segundo plano, nos llenamos de recién llegados a la selección. Y las dudas trajeron decisiones que no fueron las correctas.
¿Qué hacer?
Volver a generar credibilidad con los jugadores importantes y referentes. La clasificación al mundial no la vamos a conseguir jugando con convocados por primera vez. Tenemos que recurrir a aquellos con experiencia, volver a la idea que tuvo Pékerman cuando llegó, que fue la que adoptó el equipo. Yo creo que la única manera de que las cosas cambien es jugando mejor. No creo en los milagros, no podemos jugar por casualidad, tiene que regresar el equipo competitivo que aprovecha las características de los jugadores.
¿Esa misma confianza es la que le falta a James?
La no confianza de James con la selección no es porque no sienta la camiseta. Al contrario, la contrariedad y el fastidio de James son porque él quiere llegar a demostrar todo lo que no puede hacer en el Real Madrid. Como allá no juega, cuando viene a la selección no se encuentra cómodo. Yo sí podría llegar a aconsejarle a James que busque un camino de continuidad, porque sin ritmo no hay confianza ni lucidez futbolística. Pero él es el único capaz de decidir qué es lo que le conviene.