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De 'Chontico' a 'Profe Chonto'

Al igual que otros legendarios de la selección en los 80 y 90, Luis Fernando Herrera crece en la dirección técnica, conduciendo a Equidad por segundo año en el Olaya.

Fabián M. Rozo Castiblanco
29 de diciembre de 2009 - 01:57 a. m.

Si no fuese porque los visos blancos empiezan a apoderarse de su cabeza y la corona ya visible parece darle paso a la calvicie, pasaría perfectamente por jugador activo. De hecho, todos los martes y viernes en el centro de alto rendimiento de SaludCoop, al norte de la capital colombiana, se le ve de cortos y oxígeno aún le sobra para proyectarse una y otra vez en la cancha.

El diminuto biotipo y sus rodillas un tanto juntas, sellos inconfundibles de Luis Fernando Herrera Arango, permanecen intactos en el que fuera el indiscutido lateral derecho de una generación que hizo historia en la selección de Colombia y quien una vez se despidió de la actividad, se fue a vivir a Estados Unidos desde 1999 hasta comienzos de abril del año pasado, cuando regresó al país.

Ni siquiera en la nación norteamericana pudo desprenderse de la pelota, porque continuó “vinculado al fútbol, trabajando con equipos en Nueva York y Miami, y luego con la escuela propia, la Chonto Soccer Academy, la cual funciona en Florida”.

A los 80 niños inscritos actualmente intenta transmitirles “algo de lo que vivió como jugador”. Y es que en sus 18 años como futbolista profesional, maestros le sobraron y hoy recuerda especialmente a “Luis Alfonso Marroquín, Julio Comesaña, Cuca Aceros, al doctor Gabriel Ochoa Uribe, Francisco Maturana, Hernán Darío Gómez, Juan José Peláez y Víctor Luna”, de quienes extrajo “lo más positivo en lo profesional y personal para aplicarlo en esta nueva etapa como entrenador”.

Nunca jugó en Bogotá, pero ahora se radicó en la capital porque “la tierra siempre llama y me hizo regresar el proyecto de Equidad para dirigir sus fuerzas básicas, incluyendo la C, que es la categoría más cercana al equipo profesional”. La invitación se la hizo Alexis García, con quien “compartimos muchos años en Nacional, en la selección y ahora me doy el lujo de aprender al lado suyo porque ve muy bien el fútbol y, para la muestra, lo hecho desde que se puso al frente de esta institución”.

Al estar de nuevo juntos rememoran los momentos gloriosos vividos en Nacional y la selección, pero sobre todo sus inicios, porque al dirigir a los aseguradores por segundo año consecutivo en el Hexagonal del Olaya, Chonto retrocede en el tiempo para acordarse del Maestro jugando en los torneos aficionados de algunos barrios de Medellín, como Buenos Aires y Santa Lucía.

Tampoco olvida que con “las selecciones desde el 87 hasta la eliminatoria del 98 fueron más las alegrías que las tristezas”. Y si toca quedarse con algunas en particular, no duda en elegir “el 5-0 sobre Argentina en Buenos Aires” y “las clasificaciones a los mundiales de Italia 90 y Estados Unidos 94”.

Y ahora que se añoran esos momentos, Herrera compara esa época con la actual y concluye que “antes era más complicado para el jugador joven salir al profesionalismo, porque había más espacio para los extranjeros y la mayoría era de primer nivel, en cambio a los muchachos hoy se les brindan más oportunidades”.

Él se las ofrece al suroriente de la capital a un “grupo joven que trajimos, porque el mayor tiene 20 años, así que esta es una linda escuela, lo asumo así porque uno aprende de todos estos muchachos, con quienes esperamos pelear el título”.

De eso ha dado fe en las tres primeras fechas de la ‘Copa Amistad del Sur’ con el liderato, respaldado por un invicto y la mejor producción colectiva del torneo, que se explica “en algo que es prioridad en Equidad, jugar bien al fútbol, así se maneja desde la primera categoría hasta la profesional, aunque como lo dice el propio Alexis, cuando se debe meter o tirarla a la tribuna, no hay que pensarlo”.

Por ahora le asiste a García en compañía de Carlos Panelo Valencia, pero su “meta es dirigir en primera, aunque no tengo afán alguno y estoy haciendo el curso en una gran institución que tiene claras sus políticas gracias a una organización que debe ser modelo en el país para los demás”.

Le llegará su momento, como ocurrió con Leonel Álvarez, otro amigo de las canchas que empieza a trasladar sus gestas al banquillo... “Me alegró mucho por Leo, porque con merecimientos de sobra logró el título. En el segundo semestre fue el mejor y con un antecedente importante, de ser el colero en el Apertura, fue el mejor del otro torneo y él tuvo mucho que ver en ese cambio del Medellín”.

Hubiese querido estar en la capital antioqueña para felicitar al técnico campeón, pero la responsabilidad lo mantuvo en Bogotá, donde va a completar dos años, tiempo suficiente para cambiar de opinión, porque “cuando venía con Nacional o la selección, decía, qué pereza ese frío, pero ahora que vivo acá he conocido una ciudad grande, desarrollada y con muchas opciones para estar a gusto, así que antes que amañado, me encuentro feliz y dichoso”.

Y el júbilo podría aumentar si da la vuelta olímpica en el Olaya en enero próximo, porque sería el primer logro del Profe Chonto, quien sigue arrancando cariño entre la afición como cuando tenía la amarilla puesta, esa que todavía lo extraña porque pasan los años sin aparecer alguien siquiera similar en la tricolor.

Por eso, a los que quieran sucederle, les recomienda “preparación física, técnica y mental, porque esa posición obliga a hacer muchos trayectos largos, ya que primero se debe pensar en marcar y luego en sacar al equipo por el costado”.

Una enseñanza para aquellos que han intentado o  intentan reemplazar al memorable número 4 que ya no hace tantas proyecciones como antes. Ahora prefiere buscarlas a través de las nuevas generaciones de Equidad.

Por Fabián M. Rozo Castiblanco

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