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Desde el pasado 9 de noviembre, cuando Luis Bedoya Giraldo renunció a la presidencia de la Federación Colombiana de Fútbol argumentando motivos estrictamente personales, el fantasma del Fifagate empezó a rondarlo con fuerza. Los rumores habían surgido desde que se capturaron en Suiza a siete dirigentes del más alto nivel de la FIFA por cargos de corrupción, el pasado 27 de mayo. Y aumentaron cuando salió de Colfútbol y apareció con un abogado en Nueva York. Pero ahora es irrefutable: la Fiscalía de Estados Unidos confirmó ayer que Bedoya se declaró culpable.
Fraude en transferencia bancaria y conspiración de soborno: esos son los cargos por los cuales Luis Bedoya, el hombre que estuvo al frente de Colfútbol nueve años, admitió su responsabilidad. Así se conoció en una rueda de prensa que tuvo lugar ayer en Washington D. C., protagonizada por la fiscal general de Estados Unidos, Loretta Lynch, en compañía del director del FBI, James Comey, y el fiscal del Distrito Este de Nueva York, Robert Capers. Con esa rueda de prensa se supo que la justicia estadounidense había acusado a 16 exdirectivos más de la FIFA, incluido Bedoya, los cuales se comprometieron a devolver US $40 millones a las autoridades de EE.UU.
“No contentos con secuestrar el deporte más popular del mundo por décadas con ganancias ilícitas, estos acusados trataron de institucionalizar su corrupción para asegurarse de que podían vivir de ella, no por el bien del juego, sino para su propio engrandecimiento personal y el aumento de su riqueza”, dijo la fiscal Lynch. “El mensaje debe quedar claro para todos los culpables que permanecen en las sombras, con la esperanza de evadir nuestra investigación. No se van a escapar”. Sobre Bedoya, en particular, el fiscal Roberts señaló: “Se acercó a nosotros a asumir su culpa”.
De esta manera, trascendió que Luis Bedoya aceptó cargos ante la justicia de Estados Unidos el 12 de noviembre pasado. Es decir, tres días después de su renuncia a Colfútbol. Como parte de su acuerdo, el exdirigente deportivo de 56 años aceptó entregar todos los fondos que tiene depositados en una cuenta bancaria en Suiza, entre otros recursos. Según el indictment (acusación) de la justicia de EE. UU., Bedoya fue uno de los cómplices de los esquemas de sobornos que establecieron el brasileño José Hawilla, fundador y dueño de Traffic Group, y los argentinos Alejandro Burzaco, expresidente de Torneos y Competencias (Tyc) y Hugo y Mariano Jinkis, padre e hijo, y exdirectores de Full Play.
En resumen, lo que Bedoya, Hawilla, Burzaco y los Jinkis hicieron fue promover sobornos a directivos de la FIFA para garantizar los derechos de transmisión y de marketing de eventos como la Copa Libertadores y la Copa América. En el primer caso, según el indictment, entre 2007 y 2015 Luis Bedoya y directivos de la Conmebol solicitaron y recibieron sobornos de empresas de marketing deportivo, las cuales pagaban para garantizar que les cedieran los derechos de la Copa Libertadores. En el caso Copa América, entre 2010 y 2015, solicitaron y recibieron sobornos por los derechos de marketing de las ediciones 2015, 2019, 2023 y la edición especial Centenario.
De acuerdo con el indicment, ciertas personas, aunque Bedoya y otros de los involucrados también le ayudaron a la FIFA en su propósito principal –la promoción del fútbol en el mundo–, “el acusado (Bedoya) y sus co-conspiradores la corrompieron al involucrarse en actividades delictivas, incluido fraude, soborno y lavado de activos, en búsqueda de ganancias personales y comerciales (...). El acusado también participó en la corrupción de la empresa (FIFA) al conspirar y ayudar a sus co-conspiradores a abusar de sus posiciones de confianza y a violar sus deberes fiduciarios”.
Así prosigue la acusación de la justicia de Estados Unidos: “Para impulsar sus fines corruptos, el acusado (Bedoya) y sus co-conspiradores se ayudaron y protegieron mutuamente. Desarrollaron conductas diseñadas para prevenir la detección de sus actividades ilegales, para cubrir la ubicación de tales actividades y para promover su continuidad”. Según el documento revelado ayer por el Departamento de Justicia de EE. UU., la conspiración incluyó el uso de acuerdos de servicios de consultoría y otros tipos de contratos para crear una apariencia de legitimidad sobre los pagos ilícitos.
De igual manera, Bedoya y sus co-conspiradores recurrieron al uso de mecanismos como intermediarios de confianza, banqueros, asesores financieros y negociantes de divisas para hacer y facilitar los pagos ilícitos, creación y uso de compañías de papel, nóminas y cuentas bancarias en paraísos fiscales y jurisdicciones con reserva bancaria, compra de propiedades y bienes, cuentas ocultas en el exterior, transacciones financieras para evadir reportes de divisas, evasión de impuestos y obstrucción de la justicia. Información y evidencias que contradicen las palabras que Luis Bedoya Giraldo expresó el 1° de junio de este año, cuando el Fifagate apenas empezaba: “Aquí no hay nada oculto”.