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Los sobornos en los que participó Luis Bedoya

Según la justicia norteamericana, el exdirigente del fútbol colombiano pidió y ofreció plata para ceder los derechos de transmisión de la Copa Libertadores y la Copa América.

Redacción Judicial
03 de diciembre de 2015 - 10:26 p. m.
Luis Bedoya, expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol. Foto: Luis Ángel / El Espectador
Luis Bedoya, expresidente de la Federación Colombiana de Fútbol. Foto: Luis Ángel / El Espectador
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Para las autoridades norteamericanas es claro que el exdirigente del fútbol colombiano y uno de los hombres más poderosos de la Conmebol, Luis Bedoya, participó en el pago de sobornos para direccionar los contratos de derechos de trasmisión de dos grandes eventos deportivos en Suramérica: la Copa Libertadores y la Copa América. Y ya no queda duda de que así fue: Bedoya aceptó cargos. (Lea el indictment de la acusación contra Luis Bedoya en inglés)

Según la acusación que radicó la justicia de Estados Unidos contra Bedoya, entre 2007 y 2015 el exdirigente recibió junto a otros directivos de la Conmebol sobornos para garantizar que los derechos de marketing del torneo quedaran en manos de una compañía determinada. El objetivo de las empresas que pagaban las coimas era obtener, mantener y renovar los contratos de los derechos de la Copa Libertadores. Los pagos se habrían realizado a través de entidades financieras localizadas en Estados Unidos y otros países.

El segundo caso en el que se vio envuelto quien dirigió la Federación Colombiana de Fútbol durante nueve años fue el pago de sobornos que hicieron los dueños de la empresa Datisa para quedarse con los derechos de transmisión de la Copa América en las ediciones 2015, 2019 y 2023, al igual que las edición especial, la Copa Centenario, que se realizará en 2016. El contrato por US$317.5 millones entre Datisa y la Conmebol se firmó el 25 de mayo de 2013.

Según los registros de las autoridades estadounidenses, Bedoya conspiró con los dueños de Datisa: el brasilero Jose Hawilla (propietario de Traffic Group), el argentino Alejandro Burzaco (presidente de Torneos y Competencias, TyC) y Hugo y Mariano Jinkis, padre e hijo (dueños de Full Play). Durante 2010 y 2015, el brasilero y los tres argentinos les habrían pagado a algunos dirigentes de la Conmebol sobornos para quedarse con los contratos de derechos de transmisión y marketing deportivo de la Copa América. En la acusación de los Estados Unidos no se hace referencia a la suma que se le pagó a Bedoya y compañía.

El esquema de sobornos en la Copa América, establece la acusación de EE.UU., se hizo a través de Datisa, la cual fue creada en 2013 por los socios de sobornos de Bedoya: José Hawilla, Alejandro Burzaco y Hugo y Mariano Jinkis. Esa empresa, de hecho, nació de una pelea: Traffic Group, la empresa de Jose Hawilla, tenía los derechos de transmisión de la Copa América 2015 y la Conmebol se los quitó para entregárselos a Full Play, de los Jinkis. La resolución fue crear Datisa y todos hacerse a las ganancias que dejaba ese torneo de fútbol.

Para Estados Unidos, la participación de Bedoya comenzó en 2007. Según la acusación, los canales utilizados para recibir y realizar los millonarios pagos fueron a través de cuentas financieras en EE.UU. Por eso, la justicia de EE.UU. considera que Bedoya se involucró en actividades de fraude, soborno y lavado de activos. Los cargos que aceptó fueron fraude en transferencia bancaria y conspiración de soborno.

En la acusación, las autoridades de Estados Unidos consideraron que Bedoya y el resto de implicados (15 directivos más de la Concacaf y la Conmebol) abusaron de sus posiciones de confianza para violar sus deberes como dirigentes de la FIFA, al punto que se diseñaron esquemas para prevenir que sus conductas ilegales fueran descubiertas y pudieran continuar sin ningún problema.

Para tal fin, estos implicados en el escándalo denominado “Fifagate” utilizaron servicios de consultoría y otro tipo de contratos para darle visos de legalidad al pago de sobornos; recurrieron a banqueros, asesores financieros y negociantes de divisas para facilitar los pagos; nóminas y cuentas bancarias en paraísos fiscales y jurisdicciones con reserva bancaria; crearon compañías de papel; compraron bienes y otros activos físicos en el exterior; usaron cajas de seguridad; realizaron transacciones financieras para evadir los reportes de divisas; evadieron impuestos; y obstruyeron la justicia.

Para los estadounidenses, el impacto negativo que ocasionaron las actividades de Bedoya y sus conspiradores fue de tal magnitud que comprometieron la reputación de la FIFA y privaron de los beneficios de los derechos de trasmisión a las Confederaciones y Federaciones que tenían programas de desarrollo que dependían de esos soportes financieros. Agregaron que el pago de soborno generó efectos anticompetitivos que distorsionaron el mercado comercial asociado al fútbol y mermaron la posibilidad de otras compañías para entrar a competir por los contratos de derechos de trasmisión y marketing.

Por Redacción Judicial

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