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Desde que se implementó el sistema de ascenso y descenso en el fútbol profesional colombiano, en 1991, el Atlético Bucaramanga ha sido uno de los clubes que más le ha coqueteado a uno y a otro.
Lamentablemente, los resultados deportivos del club santandereano no han estado a la altura de la tradición y el prestigio de la región, pues su equipo de fútbol se acostumbró a estar en los sitios de retaguardia.
Su primera temporada en el profesionalismo fue la de 1949, cuando finalizó en la undécima casilla. Por dificultades económicas, a mitad del campeonato de 1953, se retiró y apenas regresó en 1956.
En la década del 60 ocupó dos veces el tercer lugar, pero la falta de organización obligó a sus dirigentes a alquilarle la casilla al Real Cartagena para la campaña de 1971.
Estas estadísticas poco alentadoras hicieron que los hinchas búcaros se acostumbraran a participar, pero no ser protagonistas. Sin embargo, desde 1991, cuando se implementó el descenso, su angustia se incrementó.
El problema ya no era quedar últimos, sino perder la categoría. Pero fiel a su tradición, el Bucaramanga siguió en la cola y se fue a la B a finales de 1994, precisamente después de un partido en Pereira.
Pero tuvo tan buena suerte, que lo hizo justo en la temporada en la que se adecuó el calendario del torneo, por lo que su paso por la B duró apenas cuatro meses. De la mano de Hugo Gallego, Bucaramanga superó a Lanceros de Boyacá en el remodelado estadio Alfonso López y regresó a la A.
El título en el ascenso le sirvió como revulsivo a la institución, que volvió con todo y en 1997 logró el subtítulo, luego de perder la final ante el América de Cali. Esa campaña, bajo la dirección del técnico antioqueño Carlos Mario Hoyos, es hasta ahora la mejor campaña de la historia del conjunto leopardo.
El sueño duró poco y el nuevo siglo comenzó con el mismo Bucaramanga de siempre, un club mal manejado por sus directivos, casi olvidado por las autoridades de la región y con un apoyo popular muy acorde a sus discretos resultados. En 2001, cuando fue dirigido por Gabriel Jaime Barrabás Gómez y Jorge Luis Pinto, quedó último, pero se salvó milagrosamente
de descender porque la Dimayor decidió incrementar el número de equipos en la primera división, de 16 a 18. Por eso jugó en Cartagena un triangular ante Cúcuta y Unión Magdalena, para definir dos equipos que irían a la A. Bajo la batuta de Alexis García en ese minitorneo superó a los motilones en la definición por penaltis, pues Unión había logrado el primer cupo.
Por eso, el último lugar que ocupó en el torneo que finalizó el domingo, no puede condenar solamente al actual cuerpo técnico y al grupo de jugadores. Más bien es el resultado de constantes errores y equivocaciones que se cometieron durante varias temporadas.
Hoy, sin embargo, ya no hay tiempo de llorar. Lo único seguro para el club santandereano, sumido en una profunda crisis económica, es que en 2009 participará en el torneo de la Primera B, en el que tendrá que mostrar una nueva cara si quiere recuperar la categoría.
“La tristeza es inmensa, hicimos lo que pudimos, pero no nos alcanzó para salvar la categoría. Le pido perdón a toda la afición del Bucaramanga”, señaló con lágrimas en los ojos el juvenil volante Sherman Cárdenas, quien se formó en las divisiones menores del club santandereano.
De su futuro, no habló, pero seguramente será transferido, al igual que otros jugadores como Édinsson Pinzón, Breyner Bonilla, Félix Micolta y Marino González, quienes podrían representar unos buenos ingresos para la institución.
Las dos experiencias previas del Bucaramanga en la B fueron muy cortas. Una duró cuatro meses y la otra menos de uno. Ahora, sin embargo, deberá reestructurarse deportiva y administrativamente para que su paso por la división de ascenso dure apenas un año. Si no lo hace, se puede quedar allí para siempre.
Envigado sigue en la cuerda floja
El hecho de que en las dos ocasiones anteriores en las que se ha disputado la promoción hayan ganado los equipos de la A, no garantiza que Envigado tenga asegurado su cupo en la primera división para 2009.
Haber quedado penúltimo en la tabla del descenso obliga al equipo naranja a un doble enfrentamiento con el perdedor de la gran final de la Primera B, que aún no está definido y podría ser Rionegro, Valledupar o Real Cartagena.
En la promoción de 2006, el Huila se impuso sobre Valledupar, mientras que en la del año pasado el Deportivo Pereira derrotó a Academia Fútbol Club.
Los dos partidos de la promoción se realizarán los sábados 6 y 13 de diciembre.