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La primera fecha es difícil. Hay algo en ese primer partido, en la tensión del debut, que la hace compleja, impredecible. Otros adjetivos servirían para calificarla: dura, intensa, definitiva.
“Jodida”, dice Hubert Bodhert, técnico del Real Cartagena.
El estreno de su equipo en el torneo finalización fue en Barranquilla, en el estadio Metropolitano. El 3 a 0 final fue claro: tres llegadas, tres goles.
Más allá de confirmar una paternidad, el triunfo tenía un significado especial: por primera vez en su historia, el club estaba 30 puntos por encima del descenso.
“Queda uno tranquilo”, afirma el estratega. “El tema de mantener la categoría está saldado y ahora queremos lograr algo importante”, advierte Bodhert, cuyo equipo llega con seis puntos a la cuarta jornada del campeonato.
Hay una historia detrás. Todo comenzó, probablemente, cuando un alemán llegó a Urabá, a principios del siglo XX. “Mi bisabuelo vino para trabajar en las minas y llegó a Chocó”, apunta. “Mi papá es de Quibdó, pero se crió en Medellín, y recorrió el país hasta que se quedó en Cartagena”.
Nadie en su familia tenía que ver con el fútbol. La única cercanía era la de Hubert, que jugaba en las calles, a pie descalzo, con piedras en vez de arcos. A los diez años, un profesor lo eligió para formar parte del equipo del instituto Abolsure.
“Nos entregaron uniforme de una vez”, recuerda.
Tras los primeros torneos, Bodhert formaría parte de la selección Bolívar, con la que ganaría el primer título nacional para el departamento. Vendría después una etapa profesional: su paso por el Real Cartagena, en la primera C, y por El Cóndor, en la capital del país. La vuelta a Cartagena marcaría su retiro.
Sin embargo, todo lo mejor estaba por llegar. Un dirigente lo invitó a dar unas charlas en la escuela de fútbol Cartagena de Indias. “Sentí una empatía, una satisfacción de ver que lo que tú enseñas lo captan rápido los muchachos”, rememora. Poco después, ese mismo dirigente lo llamaría para trabajar en inferiores. Y hubo, entonces, dos grandes efectos: sus dirigidos tomaron la costumbre de ser campeones departamentales y Bodhert mismo sintió que estaba descubriendo una vocación. “Empecé a percibir que era lo mío”, admite.
Con la visibilidad de los resultados, Carlos Salazar, entonces presidente del Real Cartagena, lo eligió para dirigir una de las categorías menores de Expreso Rojo. Vinieron también las capacitaciones: en principio a Barranquilla y después a Bogotá, Cali y Medellín. Bodhert ascendía categorías, ganaba títulos departamentales y comenzaba a salir a nivel nacional. A los muchachos los entrenaba por las tardes y en las mañanas asistía a las prácticas de Víctor González Scott, que en aquel momento tenía a cargo la primera B. “Me fui formando”, explica.
Bodhert estrenó el Torneo Nacional de Fútbol Interclubes, de juveniles, ganándolo con Expreso Rojo. Con la crisis económica, esos mismos jugadores debieron asumir el campeonato del ascenso, pues el cuadro no tenía cómo sostener la nómina que antes lo afrontaba. Para el entrenador, el reto fue otra gran oportunidad. “El equipo comenzó a dar cosas importantes, a jugar bien, a mostrar aspectos interesantes”, sostiene. Al segundo año en la B, recibió una llamada para ser asistente técnico del Real Cartagena.
Antes, y tal vez desafiando la cronología, Bodhert ya había dirigido en la Primera División. Fue en el año 2006. Real Cartagena visitaba a Nacional y, ante la salida de Álvaro Gómez, los directivos le pidieron el favor de dirigir al equipo. La confianza quedaría intacta. Luego del descenso en 2007, sería elegido como técnico del equipo mayor. “Me dijeron que terminara los partidos y me pusieron una condición para dejarme: si ganaba 7 de los 15 puntos que faltan, usted se queda con el equipo”. El cuadro heroico haría 12.
Lo próximo sería ascender, a finales de 2008, y construir un proceso. Con tres años al frente del equipo, el cartagenero siente que puede aspirar a más. “Queremos entrar a las finales”, confirma. Este sábado, cuando reciban a Once Caldas, Bodhert y los suyos buscarán seguir moldeando ese sueño.
La fecha continúa este sábado
Luego del empate 1-1 entre Envigado y América, este sábado continúa la cuarta fecha del Torneo Finalización con el partido que disputarán Equidad e Itagüí, en el Metropolitano de Techo. La jornada del día se completa con el enfrentamiento entre Quindío y Huila, en el que los ‘Opitas’ buscarán romper una racha de ocho partidos sin ganar como visitante. Atractivo resulta el choque entre Nacional y Santa Fe, en Medellín, pues el equipo verdolaga espera ratificar su superioridad como local ante el cuadro cardenal. Real Cartagena buscará seguir haciéndose fuerte ante el Once Caldas, en la Heroica y Cali espera recuperarse cuando reciba al Boyacá Chicó, que ya lleva tres fechas sin ganar.