Incomprendido por muchos, valorado por pocos: el método Osorio

Hace dos semanas, Osorio se despedía de México en medio de cánticos: "¡Fuera Osorio, fuera Osorio!". Hoy debutó en el Mundial ganándole al campeón del mundo. El hombre que cambió las posibilidades por probabilidades.

Thomas Blanco Lineros- Moscú
17 de junio de 2018 - 05:03 p. m.
Como pocas veces, Juan Carlos Osorio celebró emocionado la histórica victoria de México sobre Alemania, en Moscú. / Getty Images
Como pocas veces, Juan Carlos Osorio celebró emocionado la histórica victoria de México sobre Alemania, en Moscú. / Getty Images
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-Papá, venga, sé que usted no es güevón, ¿de verdad cree que le puede ganar a Alemania?, le pregunta elocuentemente Juan Sebastián a su padre, Juan Carlos Osorio.

-Mijo, le voy a enseñar algo para su vida: hay una gran diferencia entre posibilidades y probabilidades. Si usted no anda en moto, no tiene posibilidades de tener un accidente. Si un día, por cuestiones de la vida, un amigo lo invita a montar y le dice que sí, usted ha cambiado sus posibilidades por sus probabilidades.

-Usted siempre con sus complejidades, papá.

Trabajo, trabajo, trabajo. Las tres palabras que definen a Juan Carlos Osorio, un hombre que duró 198 días planeando el partido de hoy ante Alemania en su estreno mundialista. Sabía que el primer encuentro por lo general traza el rumbo del resto de la Copa del Mundo. Y México acaba de dar la primera gran sorpresa de Rusia 2018 venciendo al actual campeón del mundo. 

Porque los aztecas en el papel no tenían ninguna posibilidad de vencerlos. Ahora, con el trabajo de Osorio han cambiado esa pálida carta que tenían por la de las probabilidades. Así a muchos en México les cueste aceptarlo. Alguien que ha llegado con una filosofía distinta a un país ultranacionalista. Que se siente potencia mundial sin tener a un jugador referente en algún equipo importante en las grandes ligas de Europa.

Repetir, repetir, repetir, el verbo que más le agrada al risaraldense de 57 años. Sabe que los jugadores no aprenden con las palabras, sino con las acciones. Por eso recrea escenarios reales de juego en sus prácticas para que los suyos entrenen comportamientos y los inserten en su memoria operativa. En otras palabras, en su inconsciente que funciona como una USB. Una, dos, tres, muchas veces. 

“La mayor causa de muertes en la vida es la falta de humildad”, una de las frases que más le seducen a Juan Carlos Osorio. Siglo pasado: Guerra de Vietnam. Los estadounidenses llegaron con sus vehículos y armadura de última tecnología a matarse ante los modestos vietnamitas de ropa rasgada y armas de segunda. Los norteamericanos no estudiaron el terreno, aterrizaron confiados a una guerra que creían sencilla y se fueron dos décadas después cargando sobre sus hombros uno de los fracasos más grandes de su historia. Ese precedente ha trazado la vida profesional y personal del timonel colombiano. México llegó a Rusia con humildad.

“El Mundial no lo gana el mejor equipo, lo gana el que mejor juega en equipo”, le dice a su hijo. ¿Qué su selección tiene muchas limitaciones? Lo sabe más que nadie. Y el camino que ha dibujado para sacar la mejor versión de sus pupilos ha sido llevar el cuadro mejor preparado atléticamente del certamen. ¿Para qué? Para tener probabilidades.

Hay una diferencia abismal entre condición física y condición atlética. La primera es la resistencia a la fatiga; la segunda, la capacidad de realizar acciones explosivas. Juan Carlos ha vislumbrado que esas son las que cambian el rumbo de los partidos: remates, centros, enganches, entradas, piques, atajadas.

Con el apoyo de la Federación Mexicana de Fútbol creó una plataforma - intranet- en la que cada jugador de la selección entraba con su respectivo código y tenía sus informes de nutrición, datos y un plan de acondicionamiento específico que fue medible, alcanzable y temporal. El objetivo: que cada futbolista llegara a la cúspide de su condición atlética. Cambiando posibilidades por probabilidades.

Y su plan giró en fortalecer las fibras IIB, que se fatigan más rápido, pero que son las que potencian los movimientos explosivos.

Lo que sí ha tenido resistencia ha sido la voluntad del colombiano. “¡Fuera Osorio, fuera Osorio!”, los gritos que resonaron en la despedida de México hoy hace dos semanas del inicio del Mundial. Las aguas estaban turbias. Sus rotaciones, el blanco predilecto de los periodistas y aficionados mexicanos. Porque en los 49 partidos que había dirigido, había utilizado 49 alineaciones diferentes. Sin embargo, hace muchos años los "manitos" no se clasificaban con ese margen de ventaja a una Copa del Mundo. El colombiano ha ganado 32 partidos, empatado diez y perdido siete. Sus logros han sido minimizados y sus derrotas amplificadas.

Al final del día a quien tiene que convencer Juan Carlos Osorio de su filosofía no es a los periodistas o a los 127 millones de mexicanos, es a los jugadores. Y ellos lo apoyan a muerte. ¿Va a ser historia? Nadie lo sabe. De lo que sí es consciente es que ha cambiado sus posibilidades por sus probabilidades en el grupo de la muerte de la Copa del Mundo.

-Entonces, claro que sí creo que podemos ganarles, ¡güevón!

-¡Vamos que vamos, papá!

Thomas Blanco Lineros- @thomblalin

Por Thomas Blanco Lineros- Moscú

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