Jorge Eliécer Julio Rocha
Obtuvo como aficionado el cupo para representar a Colombia en unos Juegos Olímpicos.
El Espectador
En 1969 nació en El Retén-Magdalena el que sería otro de los ilustres boxeadores de Colombia. Jorge Elicer Julio Rocha. Años enteros de trabajo en los gimnasio más exigentes de la costa, lo llevaron a convertirse pronto en una prometedora figura, hasta el punto de obtener como aficionado el cupo para representar a su país en unos Juegos Olímpicos.
A los 19 años tenía la responsabilidad de respoderle con una buena actuación a la delegación nacional en Seúl y hacer recordar las hazañas de los viejos Clemente Rojas, Alfonso Pérez y Hellmuth Bellingrodt, los únicos medallistas olímpicos Colombianos.
La inolvidable gesta de Eliécer Julio en Seúl comenzó a escribirse con una decisión dividida, que sin embargo, lo dejó como ganador ante el filipino Philip Ormillosa. Luego llegaron sus victorias ante Felipe Nieves, de Puerto Rico, René Breitbatyh, de Alemania Oriental y Katsuyuki Matsushima, de Japón. El 28 de septiembre, Julio enfrentó la oportunidad de su vida ante el búlgaro Alexander Hristov. Si ganaba, ingresaría a la historia como el único pegador colombiano en haber obtenido una medalla de plata olímpica, y lucharía por la de oro. Si no, tendría que conformarse con la de bronce, que era bastante, pero no suficiente para su ambición y capacidad.
La pelea fue complicada desde el comienzo. El búlgaro no le permitía a Julio mayores libertades, pero tampoco era contundente. Al final, los dos púgiles celebraron anticipadamente su victoria. Cuando los jueces determinaron que el triunfador había sido Hristov, 3-2, el público y el periodismo colombiano estallaron en una gigantesca protesta en forma de chiflidos. Eliécer Julio se retiró a su esquina a tratar de comprender por qué el fallo lo había perjudicado.
"Ganamos tres de los cuatro asaltos. Los tres primeros fueron rounds. El cuarto sí fue asalto", escribió el periodistas José Clopatofski enviado especial del Diario El Tiempo. Una vez finalizado el combate, las calles de las principales ciudades colombianas se abarrotaron de indignados fanáticos que no entendían cómo le habían podido arrebatar la victoria a Julio de aquella manera tan descarada. Pero ya no había nada que hacer, Julio se resigno con su medalla de bronce y pasó a la historia como el tercer boxeador colombiano en obtener esa misma distinción.
Después de Seúl 88, El Retén, Magdalena, celebraría muchas victorias más de su hijo predilecto. En el 89, Julio se volvió profesional, y tres años más tarde, el 9 de octubre de 1992, obtuvo el cetro mundial del peso gallo, al vencer por decisión unánime al norteamericano Eddie Cook en la Plaza de Toros Cartagena de Indias.
La alegría le duró apenas un año a este hombre nacido para boxear y pulido en los mejores gimnasio de Colombia. Jorge Eliécer dejó la actividad deportiva con un record de 49 peleas, 44 ganadas por la vía rápida y solo 5 derrotas. A los 24 años se dedicó a su vida familiar como desde 1972 los hacían Clemente Rojas y Alfonso Pérez, los otros dos medallistas olímpicos de nuestro país.
En 1969 nació en El Retén-Magdalena el que sería otro de los ilustres boxeadores de Colombia. Jorge Elicer Julio Rocha. Años enteros de trabajo en los gimnasio más exigentes de la costa, lo llevaron a convertirse pronto en una prometedora figura, hasta el punto de obtener como aficionado el cupo para representar a su país en unos Juegos Olímpicos.
A los 19 años tenía la responsabilidad de respoderle con una buena actuación a la delegación nacional en Seúl y hacer recordar las hazañas de los viejos Clemente Rojas, Alfonso Pérez y Hellmuth Bellingrodt, los únicos medallistas olímpicos Colombianos.
La inolvidable gesta de Eliécer Julio en Seúl comenzó a escribirse con una decisión dividida, que sin embargo, lo dejó como ganador ante el filipino Philip Ormillosa. Luego llegaron sus victorias ante Felipe Nieves, de Puerto Rico, René Breitbatyh, de Alemania Oriental y Katsuyuki Matsushima, de Japón. El 28 de septiembre, Julio enfrentó la oportunidad de su vida ante el búlgaro Alexander Hristov. Si ganaba, ingresaría a la historia como el único pegador colombiano en haber obtenido una medalla de plata olímpica, y lucharía por la de oro. Si no, tendría que conformarse con la de bronce, que era bastante, pero no suficiente para su ambición y capacidad.
La pelea fue complicada desde el comienzo. El búlgaro no le permitía a Julio mayores libertades, pero tampoco era contundente. Al final, los dos púgiles celebraron anticipadamente su victoria. Cuando los jueces determinaron que el triunfador había sido Hristov, 3-2, el público y el periodismo colombiano estallaron en una gigantesca protesta en forma de chiflidos. Eliécer Julio se retiró a su esquina a tratar de comprender por qué el fallo lo había perjudicado.
"Ganamos tres de los cuatro asaltos. Los tres primeros fueron rounds. El cuarto sí fue asalto", escribió el periodistas José Clopatofski enviado especial del Diario El Tiempo. Una vez finalizado el combate, las calles de las principales ciudades colombianas se abarrotaron de indignados fanáticos que no entendían cómo le habían podido arrebatar la victoria a Julio de aquella manera tan descarada. Pero ya no había nada que hacer, Julio se resigno con su medalla de bronce y pasó a la historia como el tercer boxeador colombiano en obtener esa misma distinción.
Después de Seúl 88, El Retén, Magdalena, celebraría muchas victorias más de su hijo predilecto. En el 89, Julio se volvió profesional, y tres años más tarde, el 9 de octubre de 1992, obtuvo el cetro mundial del peso gallo, al vencer por decisión unánime al norteamericano Eddie Cook en la Plaza de Toros Cartagena de Indias.
La alegría le duró apenas un año a este hombre nacido para boxear y pulido en los mejores gimnasio de Colombia. Jorge Eliécer dejó la actividad deportiva con un record de 49 peleas, 44 ganadas por la vía rápida y solo 5 derrotas. A los 24 años se dedicó a su vida familiar como desde 1972 los hacían Clemente Rojas y Alfonso Pérez, los otros dos medallistas olímpicos de nuestro país.