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La séptima estrella del Atlético Júnior quedó marcada con el sello de los penaltis. Desde los 12 metros comenzó a remontar la serie que perdió 2-0 ante Chicó y desde esa misma distancia se impuso en la definición contra Millonarios, en la semifinal.
El domingo pasado, cuando nuevamente estaba abajo en el marcador, comenzó la cuenta para ganarle al Once Caldas en Barranquilla. Y este miércoles, en Manizales, conquistó el título al marcar los cuatro cobros en el desempate contra los locales, que desperdiciaron dos remates.
El conjunto tiburón, además, por fin superó al Caldas en una final, tras las derrotas que sufrió en 2003 y 2009, una como visitante y otra en casa.
La serie entre los dos mejores equipos del semestre fue intensa, emocionante y arduamente disputada. La escasa ventaja que consiguió el Júnior en el Metropolitano no era garantía de título. Así como para el Once cerrar en su estadio no significaba asegurar la celebración.
Este miércoles el Once marcó primero, al cierre de la etapa inicial, cuando Júnior cometió una desconcentración en marca, permitió que Mario González tirara un centro corto y John Pajoy venciera al arquero Sebastián Viera.
Los visitantes reaccionaron en el complemento e intentaron proponer un poco más. Una genialidad de Giovanni Hernández le permitió a Carlos Bacca igualar el marcador y llegar a 12 goles en el torneo, que lo acreditan como el máximo cañonero por segunda vez, pues había ganado ese galardón en el primer semestre de 2010.
Pero aún no había nada escrito. Once Caldas quemó sus últimos cartuchos y el técnico Pompilio Páez envió a la cancha al paraguayo Guillermo Beltrán, quien casi la mete en sus dos primeras apariciones.
La tercera fue la vencida, recogió un centro de Ayron del Valle y de potente golpe de cabeza decretó el 2-1, que obligaba a la definición por penaltis.
Cansados de tanto correr y después de un par de atajadas espectaculares de Viera, ambos equipos se resignaron a irse a la lotería de los 12 metros. Caldas, confiado en la experiencia de Juan Carlos Henao. Y Júnior, con la ilusión de que la brillante noche del golero uruguayo se prolongara.
El árbitro Wílmer Roldán, de discreta actuación, aunque en realidad los grandes errores fueron de sus auxiliares, Mauricio Camargo y Humberto Clavijo, decretó el final y la tensión se tomó a los hinchas albos y rojiblancos.
El 10 barranquillero fue el primero en patear, su remate pegó en el travesaño y entró. Lo celebró con el alma, pues sabía lo que significaba.
También acertó el paraguayo Jorge Daniel Núñez, el mejor jugador del Once en el cierre del torneo. John Valencia la mandó al fondo, pero el remate de John Pajoy, el goleador caldense, se quedó en las manos de Viera. La séptima comenzaba a brillar.
Sherman Cárdenas la metió, al igual que Ayron del Valle y Luis Páez. Hasta que Beltrán, héroe minutos antes, fue villano y mandó el balón al vertical.
Entonces comenzó la celebración en la Costa Caribe y en todo el país, porque difícil no haber escuchado a un hincha juniorista gritando campeón, como en 1977, 1980, 1993, 1995, 2004 y 2010.
Los locales se quedaron con el consuelo de haber sido los mejores del semestre con 40 puntos y del año, con 79, que lo llevarán a la Copa Libertadores de 2012, con Júnior y Nacional.
Equidad, que no juega hace un mes, este miércoles también ganó, pues el título rojiblanco le permitió quedarse con un cupo a la Copa Sudamericana.