Karpov y Kasparov, otra vez frente a frente
Desde este lunes se enfrentan en Valencia, España, los dos jugadores que cambiaron la historia del ajedrez. Encontramos en Bogotá a la nueva generación del deporte ciencia y al único colombiano que le sacó un empate a Karpov.
Nelson Fredy Padilla
Estos dos caballeros se sentarán a la mesa, tablero y reloj de por medio; peones, caballos, torres y alfiles en posición, y volverá a suceder como lo describió Borges en Ajedrez: “Sobre lo negro y blanco del camino/ buscan y libran su batalla armada”. Son Anatoly Karpov y Gary Kasparov que se autodefinen en extremos opuestos. Los dos ex soviéticos y astutos, pero el primero frío, calculador, defensivo, y el segundo impulsivo, agresivo, rebelde.
El sicoanálisis surgió de un cara a cara de 500 horas para definir cinco campeonatos mundiales en 144 juegos que partieron en dos la historia del ajedrez moderno. El primero fue anulado por “agotamiento físico y sicológico” después de cinco meses y 48 partidas. La disputa deportiva empezó hace 25 años en Moscú y sólo diez años después Kasparov pudo destronar a Karpov. Las estadísticas hablan de 21 triunfos para Gary, 19 para Anatoly y 104 empates.
En seguida pasaron al plano personal e ideológico, a una declaratoria mutua de odio que en los últimos tiempos trascendió al ámbito político: Karpov se mantuvo como férreo defensor del régimen ruso desde la época de la Guerra Fría y Kasparov se convirtió en símbolo de la perestroika, hoy es líder del principal movimiento opositor del gobierno de Vladimir Putin.
En la convulsionada Rusia actual a nadie se le ocurriría juntarlos. Sin embargo, del antagonismo político surgió la idea de revivir su duelo deportivo. Kasparov estuvo preso por protestar en la calle contra “la dictadura de Putin” y Karpov intentó visitarlo en los calabozos de la policía. “Fue un gesto de respeto, no de amistad”, explicó. Kasparov estuvo de acuerdo y recordó: “Somos opuestos, como el fuego y el hielo”.
Donde se arriesgaron a capitalizar esta mezcla perfecta para un show internacional fue en Valencia, la histórica ciudad española en la que se consolidaron las reglas del deporte ciencia en el siglo XV. Desde mañana y hasta el viernes la batalla K-K se librará en la monumental ‘Ciudad de las Artes y las Ciencias’. Las 12 partidas serán transmitidas en directo a todo el mundo a través de televisión, radio e internet. El árbitro será el holandés Geurt Gijssen, el más famoso del deporte y quien ya les dirigió dos partidas.
¡Tablas con Karpov!
En Colombia el evento será seguido por los 7.000 mil ajedrecistas registrados ante la Federación y, tal vez, por los cientos de miles que practican en clubes, colegios, parques, cafés o en casa. En el céntrico club Sicoopweb de Bogotá, los mejores jugadores del país están listos para disfrutar de una semana muy especial. Allí encontramos a José Orlando Ruiz Jasbon, el único colombiano que no cayó derrotado ante Karpov.
Corría julio de 1971 y formaba parte de la selección Colombia que participó en el Campeonato Mundial Universitario en Mayagüez, Puerto Rico. La estrella del momento ya era Anatoly Karpov, un jovencito flaco, tímido, pelilacio, dientón, que se había convertido a los 15 años de edad en el Gran Maestro más joven de la Unión Soviética y luego en campeón mundial juvenil. Para rematar, acababa de participar como invitado en un campeonato sénior en el que derrotó a los grandes maestros de Europa.
“Lo había conocido días antes y apostamos un dólar jugando ping-pong. Aunque mi inglés era básico, me pareció amable. Ya cuando anunciaron la partida me alegré mucho de poder jugar contra él, pero desde el día anterior sabía que iba a perder. Nos dimos la mano y ya frente al tablero sí era totalmente frío y metódico, típico alumno de la escuela del ex campeón mundial Botvinnik, seguidor de Furman y de Capablanca. Yo tenía las blancas y él las negras. Hice una apertura siciliana cerrada, me atacó por el flanco dama y me copó, pero contraataqué y le gané una ficha clave. Luego de una hora y media de juego, se paró y me dijo algo que no entendí. Le pregunté al juez puertorriqueño y me explicó que Karpov me estaba ofreciendo tablas. Como era mi obligación, fui y consulté con el capitán del equipo, que era Norberto Velandia. Él agrandó los ojos y gritó: ¡Arránquele la mano! Fue el único medio punto que les ganamos a los rusos, al final los campeones”. La partida figura en los libros y en las páginas de internet que resumen la historia deportiva de Karpov.
Ruiz, de 56 años y nacido en Bucaramanga, fue subcampeón nacional y se dedicó al ajedrez como directivo de la Federación y presidente de la Unión Internacional de Ajedrez en las Escuelas, movimiento promovido por Karpov, con quien mantuvo amistad epistolar.
La nueva generación
Colombianos influidos por los K-K son muchos. Es muy raro el hogar donde no haya un tablero. Personajes de la vida nacional, como el ex alcalde de Medellín Luis Pérez, fueron miembros de selección Colombia y otros, como el ex ministro Jorge Mario Eastman, formaron parte de las directivas de la Federación Colombiana. Dirigentes como José Alejandro Cortés, presidente del grupo empresarial Bolívar, son jugadores consagrados. Unos 120 aficionados participan de “los jueves de ajedrez” en Bogotá, en el nuevo Centro Cultural Gabriel García Márquez —otra mente ajedrezada que inmortalizó la partida entre Paul Badura Skoda y el maestro internacional colombiano Boris de Greiff—.
Pero es en los clubes de barrio donde el gusto por el ajedrez se resiste a ceder ante deportes más mediáticos. En la capital del país hay uno muy tradicional llamado Kasparov, donde se reviven los grandes encuentros del jugador ruso. El club Sicoopwep, de la Liga de Ajedrez de Bogotá, es el punto de encuentro de los mejores jugadores del momento, quienes el miércoles pasado lanzaron una maestría en ajedrez de un año y medio, creada sólo para que ellos mejoren su nivel. Al frente del evento están el hombre que le empató a Karpov, el presidente de la Liga de Bogotá, Jaime Pardo, el entrenador Andrés Rojas y el metodólogo del Instituto de Recreación y Deporte José Antonio Ortiz.
Encontramos allí a los maestros internacionales Alejandro Acosta, Daniel Tapias y David Arenas, los maestros Fide (Federación Internacional de Ajedrez) Carlos Ramírez -quien acaba de ganar medalla de oro en el Panamericano de Brasil, donde por equipos Colombia quedó en quinto lugar-; Julio Espinoza, profesor cubano que se radicó en Colombia desde hace diez años; Álvaro García, Juan David Becerra y Joshua Ruiz, de sólo 12 años de edad. Ellos forman parte de los 675 colombianos con ranking internacional, herederos de los maestros internacionales Alonso Zapata, quien fue subcampeón mundial sub-20 y ahora es el entrenador de la selección de Puerto Rico; Gildardo García, quien enseña en Estados Unidos, y Jaime Cuartas, quien juega con el equipo profesional de Moncada en Cataluña, España. Allá también juega y enseña la maestra internacional barranquillera Isolina Majul.
Camino a convertirse en maestros van Álder Escobar, risaraldense ex campeón nacional; Sergio Barrientos, valluno ex campeón panamericano, y Andrés Gallego, de Antioquia. A nivel femenino se habla de Nadia Ortiz, tolimense becada en Estados Unidos; Melisa Castrillón y Laura Salazar, de Antioquia, y Paula Rodríguez, de Cundinamarca, campeona panamericana en 2008 y quinta del mundo en categoría sub-12.
En esta casa de la zona industrial de Bogotá también funciona una escuela infantil para ganadores de campeonatos distritales. La carrera a la que aspiran niños excepcionales como Jacqueline Salcedo, de 10 años, es ganar los puntos suficientes para ascender en el escalafón así: maestro nacional, candidato a maestro internacional, maestro Fide, maestro internacional y gran maestro, cima a la que llegan los 30 mejores del mundo con puntajes superiores a 2.700. Alonso Zapata llegó a 2.564. Hace poco el cubano Alexis Cabrera logró la norma de gran maestro —para lo cual debe derrotar a tres de ese nivel— jugando por Colombia.
Todos, niños y adultos, no se perderán una sola movida del duelo Karpov-Kasparov. Los llamados jugadores posicionales están con Karpov, el hombre que ha ganado más campeonatos, por el que se creó para la enseñanza de este deporte el adjetivo karpoviano que, en palabras de Kasparov, “es la estrategia de estrangulación del adversario, metódica y silenciosa, como la de una pitón”. El grupo de los tácticos está con Kasparov, porque rompió todos los esquemas clásicos, porque en 1985 causó un cisma mundial al promover la creación de una nueva federación internacional, porque en 1996, siendo campeón mundial, conquistó a los jugadores modernos al aceptar el reto de enfrentarse a la computadora de IBM Deep Blue, a la que derrotó 4 a 2. Un año después, el superordenador lo derrotó 3,5 a 2,5. IBM no quiso darle la revancha.
Estos dos hombres son tan importantes para el ajedrez como Spassky y Fisher, quienes no sólo enfrentaban al oponente, sino al fantasma de la Guerra Fría. Mentes prodigiosas: Karpov es un especialista en economía política nacido hace 58 años en los montes Urales, ex congresista, ex presidente del Fondo Internacional para la Paz, ex presidente de la Comisión para los Damnificados de Chernobyl y alterna su respaldo al gobierno de Vladimir Putin con campañas humanitarias a favor de la niñez con Unicef. Su libro Karpov, el camino de la voluntad fue declarado best-seller en 2006.
Kasparov, de 46 años y natural de Azerbaiyán, no se queda atrás en materia geopolítica y por eso es una de las cabezas del partido opositor Nueva Rusia. En Colombia demostró sus capacidades intelectuales como conferencista de Expogestión 2005 y durante una charla con el presidente Álvaro Uribe en la que le explicó “la teoría de la persistencia” y por qué condena las dictaduras. Acaba de lanzar en España el libro El ajedrez como modelo de vida y más que a una victoria de Karpov le teme a un jaque mate de los servicios secretos de Putin.
En Valencia la expectativa es grande y enviados especiales de 300 medios de comunicación de todo el mundo esperan por los contrincantes. Kasparov prefirió prepararse en su casa de Croacia y sólo llegará hoy a España. Karpov arribó a la capital valenciana desde el 12 de septiembre y primero se ocupó de que su eterno rival no se hospedara en el mediterráneo Hotel Palau de la Mar.
Los dos son deportistas muy cultos, lectores juiciosos de novelistas ajedrezados como Nabokov (La defensa de Luzhin), aunque prefieren a Lermontov, el poeta del Cáucaso, aquel que escribió estos versos en La despedida, perfectos para cuando el gran duelo ajedrecístico termine en Valencia: “¡Adiós! Nunca más nos encontraremos ni nos daremos la mano nunca más”.
Un deporte inspirado en un poema
Según el historiador español José Antonio Garzón, en esta bella ciudad española se elaboró en el siglo XV el documento en el que se creó la dama o reina, pieza clave del juego, cuya función se describió por primera vez en el poema 'Schachs d’amor', de 1475, inspirado en Isabel la Católica. El otro texto fundador del deporte es el 'Llibre del jochs partitis del schachs', obra del segorbino Francesch Vicent, que habría servido para dar clases a Lucrecia Borgia. En todo caso, Valencia quiere convertirse en la ‘Cuna del Ajedrez Moderno’. Este lunes se abrirá el evento con dos simultáneas de dos horas de Karpov y Kasparov contra jugadores invitados de todo el mundo. El martes a las 7 de la noche, hora española, será el primer enfrentamiento directo entre ellos a través de un sistema de juego rápido, que los dos primeros días será en partidas de 25 minuos y el último día de cinco minutos. Todo un show de destreza mental. De manera paralela al evento deportivo, en el Palacio de las Artes y las Ciencias habrá exposiciones y conferencias.
El historiador italiano Alessandro Sanvito disertará sobre “El profesor de ajedrez español en la corte de Lucrecia Borgia” y el arqueólogo suizo Ulrich Schädler hablará de “El Libro de los Juegos de Alfonso X el Sabio”.
Estos dos caballeros se sentarán a la mesa, tablero y reloj de por medio; peones, caballos, torres y alfiles en posición, y volverá a suceder como lo describió Borges en Ajedrez: “Sobre lo negro y blanco del camino/ buscan y libran su batalla armada”. Son Anatoly Karpov y Gary Kasparov que se autodefinen en extremos opuestos. Los dos ex soviéticos y astutos, pero el primero frío, calculador, defensivo, y el segundo impulsivo, agresivo, rebelde.
El sicoanálisis surgió de un cara a cara de 500 horas para definir cinco campeonatos mundiales en 144 juegos que partieron en dos la historia del ajedrez moderno. El primero fue anulado por “agotamiento físico y sicológico” después de cinco meses y 48 partidas. La disputa deportiva empezó hace 25 años en Moscú y sólo diez años después Kasparov pudo destronar a Karpov. Las estadísticas hablan de 21 triunfos para Gary, 19 para Anatoly y 104 empates.
En seguida pasaron al plano personal e ideológico, a una declaratoria mutua de odio que en los últimos tiempos trascendió al ámbito político: Karpov se mantuvo como férreo defensor del régimen ruso desde la época de la Guerra Fría y Kasparov se convirtió en símbolo de la perestroika, hoy es líder del principal movimiento opositor del gobierno de Vladimir Putin.
En la convulsionada Rusia actual a nadie se le ocurriría juntarlos. Sin embargo, del antagonismo político surgió la idea de revivir su duelo deportivo. Kasparov estuvo preso por protestar en la calle contra “la dictadura de Putin” y Karpov intentó visitarlo en los calabozos de la policía. “Fue un gesto de respeto, no de amistad”, explicó. Kasparov estuvo de acuerdo y recordó: “Somos opuestos, como el fuego y el hielo”.
Donde se arriesgaron a capitalizar esta mezcla perfecta para un show internacional fue en Valencia, la histórica ciudad española en la que se consolidaron las reglas del deporte ciencia en el siglo XV. Desde mañana y hasta el viernes la batalla K-K se librará en la monumental ‘Ciudad de las Artes y las Ciencias’. Las 12 partidas serán transmitidas en directo a todo el mundo a través de televisión, radio e internet. El árbitro será el holandés Geurt Gijssen, el más famoso del deporte y quien ya les dirigió dos partidas.
¡Tablas con Karpov!
En Colombia el evento será seguido por los 7.000 mil ajedrecistas registrados ante la Federación y, tal vez, por los cientos de miles que practican en clubes, colegios, parques, cafés o en casa. En el céntrico club Sicoopweb de Bogotá, los mejores jugadores del país están listos para disfrutar de una semana muy especial. Allí encontramos a José Orlando Ruiz Jasbon, el único colombiano que no cayó derrotado ante Karpov.
Corría julio de 1971 y formaba parte de la selección Colombia que participó en el Campeonato Mundial Universitario en Mayagüez, Puerto Rico. La estrella del momento ya era Anatoly Karpov, un jovencito flaco, tímido, pelilacio, dientón, que se había convertido a los 15 años de edad en el Gran Maestro más joven de la Unión Soviética y luego en campeón mundial juvenil. Para rematar, acababa de participar como invitado en un campeonato sénior en el que derrotó a los grandes maestros de Europa.
“Lo había conocido días antes y apostamos un dólar jugando ping-pong. Aunque mi inglés era básico, me pareció amable. Ya cuando anunciaron la partida me alegré mucho de poder jugar contra él, pero desde el día anterior sabía que iba a perder. Nos dimos la mano y ya frente al tablero sí era totalmente frío y metódico, típico alumno de la escuela del ex campeón mundial Botvinnik, seguidor de Furman y de Capablanca. Yo tenía las blancas y él las negras. Hice una apertura siciliana cerrada, me atacó por el flanco dama y me copó, pero contraataqué y le gané una ficha clave. Luego de una hora y media de juego, se paró y me dijo algo que no entendí. Le pregunté al juez puertorriqueño y me explicó que Karpov me estaba ofreciendo tablas. Como era mi obligación, fui y consulté con el capitán del equipo, que era Norberto Velandia. Él agrandó los ojos y gritó: ¡Arránquele la mano! Fue el único medio punto que les ganamos a los rusos, al final los campeones”. La partida figura en los libros y en las páginas de internet que resumen la historia deportiva de Karpov.
Ruiz, de 56 años y nacido en Bucaramanga, fue subcampeón nacional y se dedicó al ajedrez como directivo de la Federación y presidente de la Unión Internacional de Ajedrez en las Escuelas, movimiento promovido por Karpov, con quien mantuvo amistad epistolar.
La nueva generación
Colombianos influidos por los K-K son muchos. Es muy raro el hogar donde no haya un tablero. Personajes de la vida nacional, como el ex alcalde de Medellín Luis Pérez, fueron miembros de selección Colombia y otros, como el ex ministro Jorge Mario Eastman, formaron parte de las directivas de la Federación Colombiana. Dirigentes como José Alejandro Cortés, presidente del grupo empresarial Bolívar, son jugadores consagrados. Unos 120 aficionados participan de “los jueves de ajedrez” en Bogotá, en el nuevo Centro Cultural Gabriel García Márquez —otra mente ajedrezada que inmortalizó la partida entre Paul Badura Skoda y el maestro internacional colombiano Boris de Greiff—.
Pero es en los clubes de barrio donde el gusto por el ajedrez se resiste a ceder ante deportes más mediáticos. En la capital del país hay uno muy tradicional llamado Kasparov, donde se reviven los grandes encuentros del jugador ruso. El club Sicoopwep, de la Liga de Ajedrez de Bogotá, es el punto de encuentro de los mejores jugadores del momento, quienes el miércoles pasado lanzaron una maestría en ajedrez de un año y medio, creada sólo para que ellos mejoren su nivel. Al frente del evento están el hombre que le empató a Karpov, el presidente de la Liga de Bogotá, Jaime Pardo, el entrenador Andrés Rojas y el metodólogo del Instituto de Recreación y Deporte José Antonio Ortiz.
Encontramos allí a los maestros internacionales Alejandro Acosta, Daniel Tapias y David Arenas, los maestros Fide (Federación Internacional de Ajedrez) Carlos Ramírez -quien acaba de ganar medalla de oro en el Panamericano de Brasil, donde por equipos Colombia quedó en quinto lugar-; Julio Espinoza, profesor cubano que se radicó en Colombia desde hace diez años; Álvaro García, Juan David Becerra y Joshua Ruiz, de sólo 12 años de edad. Ellos forman parte de los 675 colombianos con ranking internacional, herederos de los maestros internacionales Alonso Zapata, quien fue subcampeón mundial sub-20 y ahora es el entrenador de la selección de Puerto Rico; Gildardo García, quien enseña en Estados Unidos, y Jaime Cuartas, quien juega con el equipo profesional de Moncada en Cataluña, España. Allá también juega y enseña la maestra internacional barranquillera Isolina Majul.
Camino a convertirse en maestros van Álder Escobar, risaraldense ex campeón nacional; Sergio Barrientos, valluno ex campeón panamericano, y Andrés Gallego, de Antioquia. A nivel femenino se habla de Nadia Ortiz, tolimense becada en Estados Unidos; Melisa Castrillón y Laura Salazar, de Antioquia, y Paula Rodríguez, de Cundinamarca, campeona panamericana en 2008 y quinta del mundo en categoría sub-12.
En esta casa de la zona industrial de Bogotá también funciona una escuela infantil para ganadores de campeonatos distritales. La carrera a la que aspiran niños excepcionales como Jacqueline Salcedo, de 10 años, es ganar los puntos suficientes para ascender en el escalafón así: maestro nacional, candidato a maestro internacional, maestro Fide, maestro internacional y gran maestro, cima a la que llegan los 30 mejores del mundo con puntajes superiores a 2.700. Alonso Zapata llegó a 2.564. Hace poco el cubano Alexis Cabrera logró la norma de gran maestro —para lo cual debe derrotar a tres de ese nivel— jugando por Colombia.
Todos, niños y adultos, no se perderán una sola movida del duelo Karpov-Kasparov. Los llamados jugadores posicionales están con Karpov, el hombre que ha ganado más campeonatos, por el que se creó para la enseñanza de este deporte el adjetivo karpoviano que, en palabras de Kasparov, “es la estrategia de estrangulación del adversario, metódica y silenciosa, como la de una pitón”. El grupo de los tácticos está con Kasparov, porque rompió todos los esquemas clásicos, porque en 1985 causó un cisma mundial al promover la creación de una nueva federación internacional, porque en 1996, siendo campeón mundial, conquistó a los jugadores modernos al aceptar el reto de enfrentarse a la computadora de IBM Deep Blue, a la que derrotó 4 a 2. Un año después, el superordenador lo derrotó 3,5 a 2,5. IBM no quiso darle la revancha.
Estos dos hombres son tan importantes para el ajedrez como Spassky y Fisher, quienes no sólo enfrentaban al oponente, sino al fantasma de la Guerra Fría. Mentes prodigiosas: Karpov es un especialista en economía política nacido hace 58 años en los montes Urales, ex congresista, ex presidente del Fondo Internacional para la Paz, ex presidente de la Comisión para los Damnificados de Chernobyl y alterna su respaldo al gobierno de Vladimir Putin con campañas humanitarias a favor de la niñez con Unicef. Su libro Karpov, el camino de la voluntad fue declarado best-seller en 2006.
Kasparov, de 46 años y natural de Azerbaiyán, no se queda atrás en materia geopolítica y por eso es una de las cabezas del partido opositor Nueva Rusia. En Colombia demostró sus capacidades intelectuales como conferencista de Expogestión 2005 y durante una charla con el presidente Álvaro Uribe en la que le explicó “la teoría de la persistencia” y por qué condena las dictaduras. Acaba de lanzar en España el libro El ajedrez como modelo de vida y más que a una victoria de Karpov le teme a un jaque mate de los servicios secretos de Putin.
En Valencia la expectativa es grande y enviados especiales de 300 medios de comunicación de todo el mundo esperan por los contrincantes. Kasparov prefirió prepararse en su casa de Croacia y sólo llegará hoy a España. Karpov arribó a la capital valenciana desde el 12 de septiembre y primero se ocupó de que su eterno rival no se hospedara en el mediterráneo Hotel Palau de la Mar.
Los dos son deportistas muy cultos, lectores juiciosos de novelistas ajedrezados como Nabokov (La defensa de Luzhin), aunque prefieren a Lermontov, el poeta del Cáucaso, aquel que escribió estos versos en La despedida, perfectos para cuando el gran duelo ajedrecístico termine en Valencia: “¡Adiós! Nunca más nos encontraremos ni nos daremos la mano nunca más”.
Un deporte inspirado en un poema
Según el historiador español José Antonio Garzón, en esta bella ciudad española se elaboró en el siglo XV el documento en el que se creó la dama o reina, pieza clave del juego, cuya función se describió por primera vez en el poema 'Schachs d’amor', de 1475, inspirado en Isabel la Católica. El otro texto fundador del deporte es el 'Llibre del jochs partitis del schachs', obra del segorbino Francesch Vicent, que habría servido para dar clases a Lucrecia Borgia. En todo caso, Valencia quiere convertirse en la ‘Cuna del Ajedrez Moderno’. Este lunes se abrirá el evento con dos simultáneas de dos horas de Karpov y Kasparov contra jugadores invitados de todo el mundo. El martes a las 7 de la noche, hora española, será el primer enfrentamiento directo entre ellos a través de un sistema de juego rápido, que los dos primeros días será en partidas de 25 minuos y el último día de cinco minutos. Todo un show de destreza mental. De manera paralela al evento deportivo, en el Palacio de las Artes y las Ciencias habrá exposiciones y conferencias.
El historiador italiano Alessandro Sanvito disertará sobre “El profesor de ajedrez español en la corte de Lucrecia Borgia” y el arqueólogo suizo Ulrich Schädler hablará de “El Libro de los Juegos de Alfonso X el Sabio”.