Los ocho oros de Phelps
Había ganado seis preseas doradas y dos de bronce en Atenas, hace cuatro años. Superó a Mark ZSpitz, quien logró siete títulos en las justas de Munich 1972.
Luis Guillermo Ordóñez Olano
Probablemente ningún deportista pueda superar en el futuro la hazaña que consiguió en agosto pasado el estadounidense Michael Phelps en el Cubo de Agua, complejo acuático en el que se realizaron las pruebas de natación de los Juegos Olímpicos de Pekín.
En apenas una semana, el Tiburón de Baltimore conquistó ocho medallas de oro e impuso siete récords mundiales y uno olímpico, superando así los siete títulos que había logrado su compatriota Mark Spitz en las justas de Múnich 1972.
Y es que antes del comienzo de los Juegos el objetivo de Phelps parecía imposible, especialmente por la cantidad de competencias, clasificatorias y finales, que debía afrontar en tan pocos días y ante tantos rivales de categoría, muchos de ellos concentrados en una sola prueba.
Pero la mentalidad y la preparación del norteamericano eran excepcionales y desde su primer ingreso a la piscina demostró que tenía cómo lograrlo. En un entrenamiento que realizó el 9 de agosto le dijo a El Espectador que perder no estaba en sus pronósticos. “Soy un pez que vive fuera del agua y dentro de ella siento que puedo controlar todas las situaciones”.
Y con absoluta facilidad ganó su primer oro el 10 de agosto. Fue en los 400 metros combinados, en los que les ganó casi por tres segundos al húngaro Laszlo Cseh y al estadounidense Ryan Lochte. Ese domingo, Phelps paró los cronómetros en 4:03:84 y apenas sonrió para la foto cuando pasó a recibir la medalla dorada, mientras en la tribuna los cinco miembros del equipo colombiano de natación (Carolina Colorado, Érika Stewart, Camilo Becerra, Ómar Pinzón y Julio Galofre) apostaban si el norteamericano lograría o no imponerse en las ocho pruebas en las que participaría.
Al otro día Phelps demostró que no es de otro planeta. En la final del relevo libre de 4x100 el equipo francés parecía tener ganada la medalla de oro hasta que el cuarto relevista de los norteamericanos, Jason Lezak, alcanzó y sobrepasó a Alain Bernard en los último 100 metros. El grito enfurecido de Phelps celebrando el triunfo y los abrazos a sus compañeros evidenciaron que sintió que su sueño no se haría realidad.
Pero después de la tormenta retornó la calma. Michael se impuso en los 200 metros libres, los 200 mariposa, el relevo 4x200 metros libres y los 200 combinados. A medida que el estadounidense iba sumando medallas, el precio de las boletas a los alrededores del Cubo de Agua se incrementaba.
De hecho, las entradas de cortesía para periodistas, deportistas e invitados especiales también comenzaron a escasear.
Hasta que llegó la final de los 100 metros mariposa, la más dramática de la Olimpiada, la séptima con Phelps como protagonista. El nadador, de 23 años, sólo pudo superar a Milorad Cavic por una centésima y tan cerrada fue la llegada y la percepción que tuvieron la mayoría de los espectadores, que el equipo de Serbia presentó una reclamación en contra del resultado. Ésta fue rechazada, pues un análisis electrónico comprobó que Phelps tocó primero la pared, aunque un empate, que pocas veces se da en natación, hubiera significado otorgar dos medallas de oro.
Con siete preseas colgadas en su cuello, el Tiburón de Baltimore ya era el deportista más laureado en la historia de los Juegos Olímpicos modernos. Pero para cumplir su meta debía ganar una más, la del relevo combinado 4x100. Y para presenciar ese momento histórico mucha gente pagó más de 3.000 dólares en la reventa. Ni la lluvia que cayó toda la mañana sobre Pekín impidió que 17 mil personas llenaran el impresionante escenario multicolor para ver en vivo la última carrera de su ídolo, mientras miles de millones de espectadores la seguían en todo el mundo.
A las 11:45 de la mañana, hora local (10:45 p.m. del sábado en Colombia), Aaron Peirsol saltó al agua e hizo los primeros 100 metros en estilo espalda. Lo siguió Brendan Hansen, especialista en pecho. Y después Phelps, quien nadó los 100 mariposa más rápidos en la historia de esa prueba. Jason Lezak remató en libre para que su equipo superara por medio segundo a Australia.
“Los récords están para quebrarlos y cualquiera que se lo proponga puede hacerlo”, dijo Michael al final de la prueba mientras recibía la ovación de casi todos sus colegas que participaron en los Juegos. Luego caminó hacia la tribuna de honor y abrazó a su madre Deborah y sus hermanas Whitney y Hilary, quienes lucían más emocionadas que él.
Una semana bastó para que Phelps lograra una de las hazañas más espectaculares de la historia, pero seguramente pasarán muchos años antes de que alguien se acerque siquiera a esa impresionante cifra de ocho medallas de oro ganadas en una Olimpiada.
El más ganador de la historia
Con apenas 23 años de edad, Michael Phelps es el deportista que mayor cantidad de títulos olímpicos posee, desde 1896, cuando se realizaron los primeros Juegos de la era moderna.
El estadounidense ganó seis oros y dos bronces en Atenas 2004, que sumados a los ocho oros de Pekín, lo convierten en el mejor atleta olímpico de la historia.
La gimnasta rusa Larissa Latynina, consiguió 18 medallas entre 1956 en Melbourne y 1964 en Tokio, pero solamente nueve de ellas fueron doradas.
Phelps ha impuesto 32 récords mundiales, siete de ellos aún vigentes, y está a uno de superar a su compatriota Mark Spitz, quien batió 33.
Probablemente ningún deportista pueda superar en el futuro la hazaña que consiguió en agosto pasado el estadounidense Michael Phelps en el Cubo de Agua, complejo acuático en el que se realizaron las pruebas de natación de los Juegos Olímpicos de Pekín.
En apenas una semana, el Tiburón de Baltimore conquistó ocho medallas de oro e impuso siete récords mundiales y uno olímpico, superando así los siete títulos que había logrado su compatriota Mark Spitz en las justas de Múnich 1972.
Y es que antes del comienzo de los Juegos el objetivo de Phelps parecía imposible, especialmente por la cantidad de competencias, clasificatorias y finales, que debía afrontar en tan pocos días y ante tantos rivales de categoría, muchos de ellos concentrados en una sola prueba.
Pero la mentalidad y la preparación del norteamericano eran excepcionales y desde su primer ingreso a la piscina demostró que tenía cómo lograrlo. En un entrenamiento que realizó el 9 de agosto le dijo a El Espectador que perder no estaba en sus pronósticos. “Soy un pez que vive fuera del agua y dentro de ella siento que puedo controlar todas las situaciones”.
Y con absoluta facilidad ganó su primer oro el 10 de agosto. Fue en los 400 metros combinados, en los que les ganó casi por tres segundos al húngaro Laszlo Cseh y al estadounidense Ryan Lochte. Ese domingo, Phelps paró los cronómetros en 4:03:84 y apenas sonrió para la foto cuando pasó a recibir la medalla dorada, mientras en la tribuna los cinco miembros del equipo colombiano de natación (Carolina Colorado, Érika Stewart, Camilo Becerra, Ómar Pinzón y Julio Galofre) apostaban si el norteamericano lograría o no imponerse en las ocho pruebas en las que participaría.
Al otro día Phelps demostró que no es de otro planeta. En la final del relevo libre de 4x100 el equipo francés parecía tener ganada la medalla de oro hasta que el cuarto relevista de los norteamericanos, Jason Lezak, alcanzó y sobrepasó a Alain Bernard en los último 100 metros. El grito enfurecido de Phelps celebrando el triunfo y los abrazos a sus compañeros evidenciaron que sintió que su sueño no se haría realidad.
Pero después de la tormenta retornó la calma. Michael se impuso en los 200 metros libres, los 200 mariposa, el relevo 4x200 metros libres y los 200 combinados. A medida que el estadounidense iba sumando medallas, el precio de las boletas a los alrededores del Cubo de Agua se incrementaba.
De hecho, las entradas de cortesía para periodistas, deportistas e invitados especiales también comenzaron a escasear.
Hasta que llegó la final de los 100 metros mariposa, la más dramática de la Olimpiada, la séptima con Phelps como protagonista. El nadador, de 23 años, sólo pudo superar a Milorad Cavic por una centésima y tan cerrada fue la llegada y la percepción que tuvieron la mayoría de los espectadores, que el equipo de Serbia presentó una reclamación en contra del resultado. Ésta fue rechazada, pues un análisis electrónico comprobó que Phelps tocó primero la pared, aunque un empate, que pocas veces se da en natación, hubiera significado otorgar dos medallas de oro.
Con siete preseas colgadas en su cuello, el Tiburón de Baltimore ya era el deportista más laureado en la historia de los Juegos Olímpicos modernos. Pero para cumplir su meta debía ganar una más, la del relevo combinado 4x100. Y para presenciar ese momento histórico mucha gente pagó más de 3.000 dólares en la reventa. Ni la lluvia que cayó toda la mañana sobre Pekín impidió que 17 mil personas llenaran el impresionante escenario multicolor para ver en vivo la última carrera de su ídolo, mientras miles de millones de espectadores la seguían en todo el mundo.
A las 11:45 de la mañana, hora local (10:45 p.m. del sábado en Colombia), Aaron Peirsol saltó al agua e hizo los primeros 100 metros en estilo espalda. Lo siguió Brendan Hansen, especialista en pecho. Y después Phelps, quien nadó los 100 mariposa más rápidos en la historia de esa prueba. Jason Lezak remató en libre para que su equipo superara por medio segundo a Australia.
“Los récords están para quebrarlos y cualquiera que se lo proponga puede hacerlo”, dijo Michael al final de la prueba mientras recibía la ovación de casi todos sus colegas que participaron en los Juegos. Luego caminó hacia la tribuna de honor y abrazó a su madre Deborah y sus hermanas Whitney y Hilary, quienes lucían más emocionadas que él.
Una semana bastó para que Phelps lograra una de las hazañas más espectaculares de la historia, pero seguramente pasarán muchos años antes de que alguien se acerque siquiera a esa impresionante cifra de ocho medallas de oro ganadas en una Olimpiada.
El más ganador de la historia
Con apenas 23 años de edad, Michael Phelps es el deportista que mayor cantidad de títulos olímpicos posee, desde 1896, cuando se realizaron los primeros Juegos de la era moderna.
El estadounidense ganó seis oros y dos bronces en Atenas 2004, que sumados a los ocho oros de Pekín, lo convierten en el mejor atleta olímpico de la historia.
La gimnasta rusa Larissa Latynina, consiguió 18 medallas entre 1956 en Melbourne y 1964 en Tokio, pero solamente nueve de ellas fueron doradas.
Phelps ha impuesto 32 récords mundiales, siete de ellos aún vigentes, y está a uno de superar a su compatriota Mark Spitz, quien batió 33.