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"Los tenía guardados para la final"

El volante del Inter de Porto Alegre, quien anotó los tres goles ante Portugal habla sobre el título del Mundial Sub-20.

Juan Diego Ramírez Carvajal
21 de agosto de 2011 - 08:57 p. m.
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El gol le había sido esquivo a Óscar dos Santos Emboaba Júnior durante el Mundial Sub-20. Injustamente, porque su fino estilo, sus pases milimétricos, sus gambetas y su pegada de larga distancia, habían permitido los tantos de Henríque, Dudu, Coutinho y compañía.

En los hoteles, en los entrenamientos, en la ruedas de prensa “todos me preguntaban cuándo vas a hacer un gol, cuándo vas a hacer un gol. Todos sabían que había hecho buenos juegos pero que no podía anotar”, dice Óscar.

Pero el estadio El Campín de Bogotá quedará en su retina. Siempre recordará que un 20 de agosto en ese campo, en un hecho inédito, marcó tres tantos en una final y ante un portero (Mika) que hasta ese tiro libre que permitió abrir el marcador, no había sido vulnerado.

“Los tenía guardados para la final (risas). Estoy feliz porque obligué a la prórroga, cuando perdíamos a poco del final. Y evité la tanda de penaltis”, confiesa el cordial Óscar, todavía con esa risa de niño bueno, bien peinado. Con unos audífonos gigantes conectados a su ipad que cargaba debajo del brazo junto a un libro titulado El fútbol se lee.

Sí que lo hace, pese a que el tercer gol haya sido fortuito, un regalo de Dios para él, y de él para su esposa, quien lo acompañó durante todo el torneo. “Yo tiré un centro y nunca pensé que entraba. Eso sólo te pasa una vez en la vida y por eso estoy tan feliz. Esto se lo dedico a mi esposa”, aseguró.

Y añadió entre risas: “Me he ganado un Oscar”. No sólo lo piensa el talentoso volante de 1,80 metros de estatura y 66 kilogramos de peso, sino también sus compañeros. Henríque, por ejemplo, goleador del Mundial con cinco tantos y ganador del Balón de Oro dice creer que Óscar “merecía esta distinción tanto como yo. Ha dado muchos pases de gol, y ha marcado los tantos de la final, es algo que no está al alcance de cualquiera”, afirmó el sonriente número 19 del mini Scratch.

Su elegancia ha despertado el interés de equipos como el PSG francés, y del mismo Barcelona de España. Los ojeadores catalanes han seguido sus pasos desde que el ambidiestro nacido en Americana (9 de septiembre de 1991) participó a sus 15 años en la Nike Cup en Inglaterra.

Óscar inició su carrera futbolística en 2004 en el União Barbarense y de allí partió a las divisiones menores del Sao Paulo. Aquel chico imberbe asistía al Morumbí a los partidos del equipo profesional y no dejaba de parpadear cuando tomaba el balón Kaká, quien se convertiría después en su espejo y ejemplo. En su país, todos lo comparan con el 8 del Real Madrid, mientras él, un enemigo de las comparaciones, trata de construir su propio estilo e historia en el Internacional de Porto Alegre, club al que fue transferido cuando promediaba 2010.

Allí también brilla en el medio campo junto al argentino Andrés D’Alessandro, quien incluso le dio consejos antes de venir a Colombia: “Me dijo que era un torneo difícil pero que confiaba en mí”. Ahora él puede regresar y contarle al 10 albiceleste su experiencia: “No me esperaba tanto de este país. Estuvieron excelentes el público, los estadios, los hoteles, el trato. Este Mundial le viene bien a este país”, confesó.

Si que le cae bien el Mundial, pero a Brasil, ya ávido de títulos internacionales tras los fracasos en el Mundial de Sudáfrica y en la reciente Copa América de Argentina. “Era un año difícil para el país después de esas decepciones. Por eso este título nos dará un impulso de cara a 2014. Por ahora nosotros vamos por los Olímpicos”, concluyó.

Por Juan Diego Ramírez Carvajal

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